El uso de las luces de giro

Por Néstor Vidal*

El conocimiento de las normas de tránsito, por un lado, y la observancia o apego a las normas, por el otro, van configurando el modo en que nos manejamos en la vía pública, sea como conductores de automóviles, como peatones o ciclistas.

Las políticas públicas, con sus instrumentos normativos, son las ordenadoras del sistema y deben ser efectivas y eficaces a la hora de orientar las acciones o modificar los hábitos que atentan contra la seguridad vial. Asimismo, una ciudadanía responsable debe tener como objetivo la minimización de los accidentes viales y sus consecuencias. “Si puede evitarse no es un accidente” es una frase que nos interpela a todos los que formamos parte del tránsito en general.

Luces de giro

Un estudio realizado a finales del año 2023, donde se indagó a personas sobre la frecuencia del uso de las luces de giro para señalizar este: el 89,3% dijo usarlas siempre, el 5,5% casi siempre, el 2,7% no respondió, el 2,0% afirmó no utilizarlas nunca y el 0,5% que solo a veces. Si bien una amplia mayoría dijo utilizarlas siempre, cabe preguntarse por la posible existencia de un alto grado de respuestas tergiversadas, por parte de conductores que no reconocen el no uso de las luces de giro. Ello se verifica al ser consultados sobre cómo son utilizadas por los demás: en opinión de los conductores, solo el 12,1% las utiliza siempre, el 80,6% solo a veces y el 2% nunca.

Es decir, que como suele ocurrir, los conductores ven la irresponsabilidad en los demás, pero afirman actuar correctamente en su propio caso.

Luces y la lluvia

En tercer lugar, se consultó sobre si es correcto encender las luces de emergencias o balizas al conducir con lluvia; el 69,6% no lo consideró correcto, el 24,7% sí y el 3,3% no lo sabe. Se observa la existencia de mucha confusión respecto del uso de dichas luces.

El 90,4% de las personas afirmó tener mayor precaución al conducir con lluvia y el 7,3% solo tener un poco más de precaución, y el 73,2% dijo que cambian las velocidades máximas con lluvia, pero el 15% que las mismas se mantienen y el 11,2%, que depende de cuánto llueva.

Las respuestas vuelven a mostrar aún un regular nivel de conciencia con referencia a la peligrosidad de conducir con lluvia.  

Finalmente, y compartiendo algunos ítems como conductores, también tenemos poco apego a las normas de tránsito.

Hace poco se hizo un estudio del comportamiento de los automovilistas en las distintas rutas de la Argentina y se comprobó que lo que más ha prendido es el uso del cinturón de seguridad, después de varios años hay un cambio de actitud. Pero sigue siendo marginal el uso de este dispositivo en los ocupantes en las plazas traseras.

También se comprobó que cerca del 30% de los automovilistas conducen por las rutas manipulando el celular. Parece un dato menor, pero es un gran peligro. Lo mismo pasa en las ciudades, es una distracción muy importante. Además, llama mucho la atención en virtud de este estudio que los conductores tampoco están acostumbrados a señalizar el cambio de carril o la salida de una vía. Esto habla a las claras que las conductas viales no se han internalizado. Las reglas de tránsito en general, la gente no las respeta. Y eso hace que la incidencia de estos conductores en siniestros viales sea muy fuerte.

¿Se podría indicar que somos malos conductores?

Mucha gente entiende que el buen conductor es aquel que tiene habilidad para resolver una situación problemática y que el apego a las normas queda relegado entre las prioridades. Pero esto es al revés, el mejor conductor es aquel que respeta señales. El apego a las normas es lo primero.

¿Se puede mejorar esta situación?

Soy un convencido que se puede mejorar. Si bien muchos países argumentan el aumento en la complejidad del tránsito, al igual que Argentina, lo cierto es que aquellas naciones que están trabajando en estos temas han bajado la siniestralidad vial.

*“Centro de Investigación Forense y Tecnología del Tránsito”.