jueves 9 de mayo de 2024

Análisis

Patagonia versus Nación: un problema que se acarrea hace años

El sur únicamente pareciera importar cuando se vanaglorian banderas políticas y se festejan victorias, aclamadas y adoptadas como propias por los principales cabecillas de la capital.

domingo 03 de marzo de 2024
Patagonia versus Nación: un problema que se acarrea hace años
La Patagonia pareciera haber quedado en el desván de nuestro país a la hora de hablar de las reparticiones presupuestarias o de la productividad industrial. Foto: gentileza.
La Patagonia pareciera haber quedado en el desván de nuestro país a la hora de hablar de las reparticiones presupuestarias o de la productividad industrial. Foto: gentileza.
Por Tobías Fuentes

A raíz de los últimos acontecimientos a los que se enfrenta la sociedad argentina, se estipula nuevamente un aumento del precio de los combustibles, así como también del gas.

Esto, claro, es producto de las diversas maniobras que han llevado a cabo los gobiernos provinciales de la zona sur de nuestro país en respuesta a las medidas que quiso implementar el gobierno de la Nación al frenar los fondos que les correspondían a la provincia de Chubut de acuerdo con la actual ley de coparticipación.

A nadie debería de parecerle novedad, no solo la gran importancia que dichos fondos tienen para las provincias del interior, mucho más para aquellas que pertenecen a la constantemente bastardeada Patagonia argentina, zona que pareciera haber quedado en el desván de nuestro país a la hora de hablar de las reparticiones presupuestarias o de la productividad industrial. 

Y es que, a modo casi tragicómico, el sur únicamente pareciera importar cuando se vanaglorian banderas políticas y se festejan victorias, aclamadas y adoptadas como propias por los principales cabecillas de la capital.

Una clara muestra de este destrato son las declaraciones de la actual ministra de Seguridad y cara visible del PRO, Patricia Bullrich, al exclamar que “en Chubut no vive gente, hay un millón de guanacos” así como al acusar a la provincia de no explotar la industria minera, sabiendo que miles de chubutenses han tomado posturas claramente antagónicas en favor de la preservación del ambiente de su querida provincia.

Esta clase de destrato y desconocimiento parecieran ser propios de la idiosincrasia de nuestra clase política, que parece recordar únicamente al sur como un destino turístico y al interior como un criadero de vacas y campos de soja. Se olvidan de que el verdadero motor de nuestro país está más allá del Gran Buenos Aires, más allá de donde residen “las oficinas de dios”.

Tampoco debería de sorprender la postura que mantiene el actual gobierno de la Nación en relación con los fondos que han de repartirse, de acuerdo con la actual ley de coparticipación nacional.

Inclusive desde antes de lanzarse como candidato, el actual presidente, así como también distintos miembros de su plataforma, se han pronunciado tajantemente en contra de dicha normativa, alegando el resultado negativo que esta tiene para con las arcas nacionales.

Y es que es cierto, la ley de coparticipación tiene graves problemas, pero no porque esté mal planteada, sino porque los fondos están mal repartidos, porque provincias como Córdoba o Santa Cruz; no reciben ni la mitad de los fondos que se merecen. Provincias del interior tales como Río Negro, que han visto un fuerte desarrollo no únicamente en el sector económico, sino también en el educativo, lo han logrado en parte gracias a los pocos fondos que el Estado les ha dado el hecho de que ahora, quedarse y formarse profesionalmente en Río Negro no sea un sueño, sino una realidad; el tener nuestras universidades como baluarte es una victoria que no puede medirse enteramente en términos monetarios, cosa que pareciera ser inadmisible para el actual espacio político que rige a nuestro país.

Desde ya que este humilde servidor espera con ansias que este conflicto se resuelva de la mejor y más pacífica manera posible. No desconozco los logros que esta gestión ha conseguido en el corto plazo, desde ya que el superávit fiscal y la reducción inflacionaria son dos medallas que hace bien el gobierno en colgarse, pero no debemos pasar por alto el cómo y a costa de quiénes se consiguieron y es menester, aunque sea es el mío como rionegrino, como patagónico y como persona criada en el interior, defender los intereses de aquellos que durante años fueron (y fuimos) menospreciados por quienes en unos años vendrán a pedir limosnas.

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