sábado 18 de mayo de 2024

Sabores únicos: el origen y la actualidad del chocolate barilochense

En el Día Internacional del Chocolate, un repaso por el presente y pasado del símbolo de la gastronomía de Bariloche. Informe de ANB.

viernes 13 de septiembre de 2019
Sabores únicos: el origen y la actualidad del chocolate barilochense

Por Nicolás Malpede

El chocolate es parte de la identidad de Bariloche. En la ciudad, son muchos los comercios y empresas que se dedican a fabricar este exquisito alimento que no para de cautivar a todos.

Muy pocos son los turistas que arriban a la localidad y que no se llevan en el bolso al menos una caja de chocolate. Es, sin dudas, la “estrella” de la gastronomía local.

Sabores. 

Las chocolaterías abundan en Bariloche, principalmente en la calle Mitre. A pocos metros del Centro Cívico, se pueden ver muchos locales con pintorescas fachadas que invitan a ingresar de inmediato para deleitar los paladares con sabrosos manjares. Los aromas, por supuesto, cautivan a cualquiera.

Es que en esta localidad se fabrican chocolates puros y artesanales. Son de los mejores del mundo gracias a los maestros reposteros y las recetas con las que cuentan las diversas marcas.

En 2007, la ciudad incorporó a sus atractivos turísticos el Museo del Chocolate. Se trata de un recorrido que muestra detalles sobre el proceso de fabricación artesanal, y la historia del cacao y el chocolate.

Rapanui fue creada en 1996. 

Desde 2012, se celebra la Fiesta del Chocolate durante la fecha de Pascuas, el evento más dulce de la región que convoca a miles de residentes y turistas.

En Mitre, despliegan la barra más larga del mundo. La de este año midió 200 metros y pesó dos toneladas del mejor chocolate. Fue elaborada por 150 maestros chocolateros de cada una de las principales fábricas locales.

La Fiesta del Chocolate es un éxito año tras año. 

En las primeras ediciones, además, fabricaron un huevo de pascua gigante en la plaza principal del Centro Cívico que supo quedarse con las miradas de todos. El último día del festejo, se rompía y repartían cientos de porciones entre los vecinos y visitantes.

En diciembre de 2014, el Congreso de la Nación declaró a Bariloche como la Capital Nacional del Chocolate, lo cual ayudó para continuar fortaleciendo la promoción de la actividad turística en la zona.

Los más chiquitos también se suman a la fabricación de la mega barra. 

“Lo que distingue a muchos de los chocolates de Bariloche es la materia prima. En nuestra empresa, utilizamos el mejor cacao, las mejores frutas, los mejores cereales, la mejor crema y la mejor leche. Siempre apuntamos a lograr una calidad máxima”, señaló a ANB Aldo Fenoglio, uno de los propietarios de Rapanui.

Felicidad y alegría, de la mano del chocolate. 

“Constantemente estamos perfeccionando nuestros productos. Es un proceso que nunca acaba. Buscamos innovar siempre”, añadió el empresario. 

Hace ya varios años, a su mercadería de excelente calidad, Rapanui le sumó un atractivo y sofisticado “packaging”.

Los "rapasaurios". 

Sobre este punto, Fenoglio hizo hincapié en la importancia de “comunicar” y “presentar” los chocolates. “A la hora de hacer un regalo, por ejemplo, es importante que el chocolate esté en una caja prolija y vistosa”, opinó.

Muñecos de nieve, otros de los atractivos de Rapanui. 

Por otra parte, el presidente de la Asociación de Chocolateros, Luis Brogger, señaló que a pesar de los incrementos en los precios que provocó el disparo del dólar tras las PASO, la temporada invernal “fue muy buena” en materia de ventas. Indicó a ANB que hubo una "constante afluencia" de turistas en los diferentes locales del rubro.

El público aguarda una porción de la barra XXL. 

El chocolate en rama

El chocolate en rama es una variedad muy buscada. Cada trozo de este tipo se asemeja al tronco de un árbol, lo cual le da un tinte especial y único.

El chocolate en rama, siempre buscado por vecinos y turistas. 

¿Quién creó esta atractiva variedad? “Mi abuelo es el creador del chocolate en rama. Fue accidental (risas). Estaba fabricando chocolate y se le cayó pasta en la mesa. Inmediatamente quiso levantarla con una espátula y notó que el chocolate se arrugó de una manera singular, en forma de rama”, contó Aldo, orgulloso.

“Después de ese hecho casual, comenzó a buscar el modo ideal de fabricar este tipo de chocolate y enseguida lo encontró, porque era un obsesivo”, sostuvo.

La historia

El chocolate de Bariloche tiene su origen en Italia. Aldo Fenoglio e Inés Secco desembarcaron en la ciudad en 1948. Llegaron desde Torino alejándose de las consecuencias de las guerras en Europa.

"Tronador". 

Rápidamente instalaron la primera chocolatería artesanal de la localidad, llamada Tronador. Estaba ubicada en la calle San Martín 66. También ofrecía los servicios de cafetería y venta de masas finas.

Fenoglio era repostero y chocolatero. Arribó a la región con el sueño de todo inmigrante: crecer y salir adelante. Fue el autor de una tradición que hoy se mantiene a flor de piel.

Aldo Fenoglio, Inés Secco, Diego Fenoglio y Bruno Fenoglio. 

Antes de la segunda guerra mundial ya trabajaba en la creación de finas exquisiteces de chocolate artesanal que los habitantes de su ciudad degustaban a diario con singular aprecio.

Los "besos de Bariloche". 

Producían trufas, bombones y otras tantas delicias. Aldo era exigente y perfeccionista. Disfrutaba como pocas cosas ver a sus clientes contentos tras probar los distintos productos.

Conocía y sostenía a la perfección la tradición familiar de sus ancestros: la elaboración del chocolate artesanal. Este mandato fue transmitiéndose de generación en generación, y hoy está más vivo que nunca.

Tras varios años de gran éxito en el local de San Martín, la familia se trasladó a la esquina de Mitre y Villegas en los '60.

Durante un tiempo permaneció bajo el nombre “Tronador” y luego mutó a “Fenoglio”.

La empresa familiar creció rápidamente, los años pasaron y dos de los tres hijos de Aldo e Inés -Diego y Laura Fenoglio-, comenzaron a participar activamente en la elaboración del chocolate.

Foto de Torino, en 1938, una verdadera reliquia. 

Diego, con tan solo 18 años, mostraba un interés especial, con un perfil muy similar al de su padre. Así forjó el nuevo y renovado camino de esta tradición chocolatera.

Ambos hermanos cumplieron un ciclo sumamente fructífero. Finalmente, sus caminos tomaron rumbos distintos.

Leticia Fenoglio (a la izquierda) con su equipo de trabajo. 

Diego, con los conocimientos heredados, su valioso legado y la experiencia acumulada durante décadas, decidió fundar una nueva empresa chocolatera en la ciudad.

En 1996, siguiendo con la tradición Fenoglio, inauguró Rapanui Chocolates, en un local de elaboración y venta emplazado en Mitre al 202.

Rapanui, hoy. 

Así como Diego Fenoglio se integró a este mundo chocolatero junto a sus padres, también sus hijos, Leticia y Aldo Fenoglio, se sumaron al equipo de trabajo, para seguir con el legado familiar.

"Usamos un cacao de primer nivel", afirmó Aldo Fenoglio. 

En 2009 Rapanui lanzó una amplia variedad de helados artesanales y cremosos.

Bellas cajitas. 

En 2012, la marca llegó a Buenos Aires, donde comenzó a expandirse con locales por diferentes puntos estratégicos.

“Es gratificante saber que seguimos por un camino que iniciaron nuestros abuelos con tanta pasión, la misma con la que nosotros trabajamos cada día”, afirmó Aldo. (ANB) 

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