viernes 26 de abril de 2024

"El Sanjo"

El Barrio: El lugar en el que la Teoría se une con la Práctica

Una mirada sobre la fundación San José Obrero, "la convergencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que hace".

sábado 29 de octubre de 2022
El Barrio: El lugar en el que la Teoría se une con la Práctica
Foto de Archivo - Marcelo Martínez
Foto de Archivo - Marcelo Martínez

*Por Nahuel Michalski

Si hay algo que emociona y estimula es poder ver el momento en que una gran idea es llevada a la práctica efectiva y concreta; el momento en que la teoría y la práctica se dan la mano. Esto, como todos sabemos, no es algo ni cotidiano ni regular; no se ve todos los días. Más bien podríamos decir que habitamos un mundo pleno de teoría e ideas, discursos y palabras, pero bastante escaso en lo que al pasaje a la práctica se refiere. Pues bien, hace dos semanas tuve la oportunidad de visitar la fundación San José Obrero, ubicada en el Barrio Nuestras Malvinas de la ciudad de San Carlos de Bariloche, y lo que con enorme placer y gusto ví allí es precisamente esto: la convergencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que hace.

Fernando, uno de los fundadores históricos de la institución, un laico que con mucha amabilidad y disposición me recibió y guió en la recorrida por el “sanjo”, fué contundente al respecto de lo que allí piensan y hacen tanto él como todo su gran equipo de trabajo: “nuestra idea es que acá venga el que quiera; las puertas están abiertas para todos y, además, vienen todos. Fíjate, el lugar está lleno de gente”. Cuando, en relación a esto, le pregunté por la administración, gestión y fondeo, me respondió con contundencia: “no me importa de dónde vengan los fondos, lo que me importa es que se usen para que los pibes coman, estudien y se preparen para conseguir trabajo”. Brutal. Nunca había escuchado tanta claridad de pensamiento y contundencia discursiva en una fundación de acción social. Diría aún más: la convicción espiritual de Fernando no sólo auna y mancomuna lo que piensa con lo que efectivamente hace, sino que incluso prioriza el hacer y sus resultados concretos frente al debate de ideas; un tal debate que, como todos ya sabemos, es en el que quedan entrampadas la mayor parte de las personas (docentes, especialistas, profesionales, militantes, funcionarios, trabajadores, etc) que hoy se perciben a sí mismas (quizás engañosamente) como “preocupadas por lo social, público y colectivo”. La actitud práctica de Fernando me hizo acordar, en este sentido, a la tesis de la acción política radical de la gran filósofa Hannah Arendt: primero hacer, después debatir. Hoy, lamentablemente, lo que mayormente se observa es lo contrario: la prioridad del debate y las ideas mientras los pibes ni comen, ni estudian ni consiguen trabajo.

Pero el “sanjo” es mucho más que buena voluntad y espíritu cristiano; es mucho más que el ingenuo (y a veces tibio o irresoluto) “jardín de amigos” de Epicuro. Como lo anticipé, y como lo observé empíricamente el día que fuí a habitar ese hermoso ámbito ético-político (diría Foucault) de organización, resultados concretos y prácticas efectivas, la fundación desborda por su gran gestión, espíritu de cuerpo, administración, inversión económica y proacción, operando territorialmente (in situ, en el centro de un territorio vulnerado) de manera cada vez más amplia y expansiva como una poderosa instancia institucional de convergencia, intersección y nucleamiento de diversas, múltiples y complejisimas problemáticas barriales que, en verdad, espejan y expresan en lo micro las problemáticas estructurales macro que padece la Argentina como país en general: pobreza, miseria, violencia, falta de trabajo, educación para privilegiados, decadencia cultural, un Estado ausente, economía para los amigos, corrupción e ineficacia institucional, abandono, despojo, irresolución, trata de personas, adicciones, juventudes rotas.

Así, responsabilizándose y haciéndose cargo por flagelos sociales que desbordan y exceden la capacidad resolutiva del Estado, el “sanjo” abre sus puertas a la diversidad y pluralidad étnica, ideológico-política, sexual y de género (“acá tenes peronistas, ateos, hijos de mapuches, gente trans, laburantes, cristianos, de todo”, me decía Fernando) sin poner filtro alguno y abrazando a todos por igual. Nadie queda afuera, ni siquiera los pacientes de Salud Mental de los que el “sanjo” también se hace cargo allí donde los hospitales públicos a veces no encuentran la fórmula más eficaz para su contención. Pacientes de Salud Mental que no sólo se encuentran integrados a las múltiples dinámicas cotidianas de alimentación (el “sanjo” tiene un comedor hermoso donde además todos los asistentes de la institución pueden asegurar raciones diarias de comida digna), formación educativa y trabajo en talleres especializados (costura, carpintería, mecánica automotriz, herrería, radio, informática, cocina, etc), sino que además cuentan con acompañamiento profesional psicológico. ¿Cuándo se ha visto mayor compromiso con el vínculo entre teoría y práctica? ¿Cuánto sirve esto de ejemplo a aquellos que opinan y debaten sin hacer? Porque, además, hay que decir esto: el “sanjo”, y esto me resultó ejemplar, es eficaz. Es decir, con muy poco es con lo que provee alimento, contención, educación, formación laboral, apoyo docente y psicológico y, todo esto, al interior de un edificio armado, equipado y bien constituido: “¿sabes lo que haría yo con los pibes si recibiera un poco más de fondos?, les doy de morfar tres veces por día y vendrían y se irían en remis”, aseguró indignado pero alegre Fernando.

 Fernando y su amplio equipo de trabajo, que incluye tanto a voluntarios como amigos, familia y profesionales diversos, son personas carismáticas, de esas que mientras meten las manos en lo más oscuro del sufrimiento social, sonríen y dicen “fijate, acá todos están contentos; no queremos transmitir mala onda, queremos mostrar que no todo es malo y trágico en el mundo, que se puede estar bien y tener esperanzas en un futuro prometedor”. Carisma, alegría, profundidad espiritual, altura teórica y coherencia práctica; inmejorable.

Me quedo entonces con esto. Mientras tantos funcionarios hablan de la necesaria acción social, en el “sanjo” se hace acción social. Mientras la clase media trabajadora, atolondrada y preocupada por mezquindades individualistas opina sobre la coyuntura pública, en el “sanjo” se responsabilizan por lo público. Mientras los especialistas y académicos “investigan” y “sugieren” acerca de lo que hay que hacer con el mundo, en el “sanjo” se hace mundo. Mientras los humanistas de escritorio semi-educados se compadecen e indignan por el flagelo social en redes sociales y medios de prensa, en el San José Obrero nadie se compadece de nadie sino que todos hacen juntos sin tratar a nadie como una víctima; sin ubicar a nadie en ese indigno lugar. Nadie rebaja a nadie, todos cooperan, se forman, se abrazan y reman hacia un norte común que los engloba y da sentido a sus prácticas cotidianas y territoriales.

Finalmente, Fernando me hizo acordar al filósofo Walter Benjamin; porque es una mezcla rara de idealismo y materialismo, de espíritu teologal y exigencia práctica: un socialista cristiano laico comprometido no sólo con la teoría sino, y sobre todo, con el devenir de las ideas en intervención real. Con lo cual, como todo buen socialista, y espero que su cristiandad también me lo disculpe, creo que Fernando me permitirá cerrar esta breve columna con la incólume y eterna cita de un pensador histórico al que todos, cada tanto, deberíamos recordar: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” K. Marx (Tesis sobre Feuerbach).

*Nahuel Michalski es licenciado y profesor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en el área de la filosofía política y el análisis cultural a partir de temáticas atinentes a la metafísica del poder, la construcción de subjetividad colectiva y la relación entre discurso y realidad. Ha dedicado los últimos años a la tarea docente, la investigación de grado y la divulgación de la filosofía a través de múltiples plataformas digitales, espacios de encuentro y medios de prensa con el fin de hacer de dicha disciplina un campo público de participación y construcción de ideas.

 

Su tarea es difundida a través de las redes Instagram Facebook donde se lo puede encontrar como Charlas de Filosofía.

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