jueves 9 de mayo de 2024

Padel

"Jugar me llena el alma y el corazón"

A los 77 años, Rebeca Loncón disfruta al máximo entrenar, competir y divertirse al máximo junto a un deporte al que se unió hace casi 40 otoños.

viernes 05 de abril de 2024
"Jugar me llena el alma y el corazón"
Rebeca jugando, disfrutando. Muchos lindos momentos. Foto: José Luis Reybaud - gentileza familia Cánepa.
Rebeca jugando, disfrutando. Muchos lindos momentos. Foto: José Luis Reybaud - gentileza familia Cánepa.

Atendió el teléfono con una sonrisa y una calidez que ya muchos conocen en Bariloche. Hace 70 años llegó a la ciudad en la que encontró el amor, en la que armó una hermosa familia y en la sumó vocación y mucha pasiones, una de ellas es jugar al padel. Rebeca Loncón es pura energía, la contagia en el diálogo y la exhibe en cada entrenamiento, en cada encuentro y en cada torneo. Con 77 años disfruta y mucho junto a un deporte al que se sumó hace casi cuatro décadas. Pero detrás de la paleta y la pelota hay una hermosa historia de vida, una llena de esfuerzo y trabajo.

Rebeca nació el 20 de octubre de 1946, en Calbuco, en Chile, pero con apenas 7 años cruzó la cordillera y desde ese momento, Bariloche la adoptó. Y ella, claramente, se siente una barilochense más. Hoy disfruta de todo. Comparte hace 46 años su vida con Miguel Ángel Canepa (79) y sus "tesoros", sus hijas Carla, Patricia y Gabriela y sus tres nietos.

Hace unos días, su carisma, alegría y entrega, fueron noticia en un torneo de Semana Santa, jugando en pareja con Ana Luz Lubrini, alcanzando los octavos de final en Séptima Damas. Es que su edad, su juego y energía, como en cada certamen, llamaron la atención de los presentes y no faltaron las fotos, charlas, notas y hasta los partidos en cancha central, en modo de reconocimiento. Para Rebeca todo ello es hermoso aunque intenta escaparle. "Jugar en cancha central ya es mucho (risas). No quería estar ahí, pero bueno, la organización nos puso a jugar y hubo que hacerlo. Es lindo el respeto y reconocimiento de las chicas más jóvenes y la verdad es que el ambiente es hermoso", contó a ANB arrancando la charla por lo vivido hace muy poco.

     
       Rebeca en acción. Foto: José Luis Reybaud - gentileza familia Cánepa.

En la charla no faltó nada, pero la vida de Rebeca, más allá de su presente deportivo, se puede definir como una de dedicación, esfuerzo y trabajo, mucho trabajo. "Tuve y tengo una vida feliz y se construyó con esfuerzo y mucho trabajo. Terminé séptimo grado, no pude seguir estudiando lamentablemente, pero seguí avanzando. Trabajé mucho para poder tener un techo, darles la mejor educación posible a mis hijas, inculcarle valores y pudimos armar una hermosa familia. Hubo una etapa de mucha dedicación a mis hijas, estar cerca, la escuela, seguir y avanzar. Pero no descuidé aprender y sola pude diseñar, encontrar mucho en el tejido y llegar a tener mi propio negocio. Fueron hermosos años con el diseño de mi propia ropa, de poder tener desfiles y trabajar con ropa exclusiva. Todo lo pude desarrollar sola y disfrute tener mi primer negocio en lo que era la Galeria del Sol ", destacó quien conoció a Miguel Ángel a los 29 años cuando él era guía de turismo y fotógrafo.

"Jugar al pádel es un placer inexplicable, algo maravilloso”
La relación, una muy pasional, de Rebeca con el padel comenzó hace 38 años, hace casi cuatro décadas, pero no con ella. “Comenzó con Miguel Ángel y con mis hijas que por entonces tenían 6 y 8 años. Y la verdad es que el ambiente familiar me encantó. Toda era compartir, tomar mate, reírse, disfrutar. Todo se inició en el club Rackets, hoy desaparecido y en el que está, en el presente, el cámping Las Petunias. Y yo me enganché y no paré, salvo por la pandemia. Tenía 39 años cuándo arranqué y no paré. Y no voy parar siempre y cuando la salud acompañe. Pero para ello me preparo, hago ejercicio, entreno, me preparo a conciencia, con cuidado y mucha dedicación”, afirmó Rebeca.

Por supuesto que el objetivo es disfrutar y hacer deporte, pero también, en tantos años de actividad, hay logros, viajes, torneos y anécdotas por destacar. “Recuerdo un torneo Interprovincial, así se llamaban antes, en 2001 ganando el título en quinta damas junto a Andrea Lascay o el primer puesto en 2006 en quinta – sexta junto a Patricia Mogensen. Hay muchos lindos momentos, viajes hermosos. En unos días se jugará en Junin de Los Andes y ni podré ir, pero si en el siguiente en Villa La Angostura. ¿Qué significa para mí poder jugar con 77 años? Un placer grande, disfruto mucho, es maravilloso y hasta inexplicable lo que siento. Lo vivo con entusiasmo, me siento parte, me hacen sentir parte y me siento más joven (risas)”, afirmó Rebeca quien reparte los entrenamientos entre el cemento del Bariloche Voley Club y el sintético del club Nahuel.

La linda charla no puede obviar a la Rebeca jugadora y ella, sonrisa de poder medio, se define como se ve dentro de una cancha. “Lógico que me gusta competir, jugar, correr e ir por cada pelota. Me gusta perder jugando, dejando todo. Es un placer estar jugando un tie break o con un marcador apretado a favor o en contra. Creo que lo importa es pensar en que no hay edad para jugar y que todo depende de la constancia, la dedicación y el esfuerzo. Siempre hay tiempo y en mí caso, el padel es maravilloso”, agregó la jugadora local de mayor edad es estar en plena competencia.

Por supuesto que no puede faltar el grupo de entrenamiento y el mismo es el grupo local “Las de ayer y las de hoy”, un team con diferentes edades y contagiadas por el jugar y divertirse. “Hay chicas de 60 años, de 40 y más jóvenes. Ese grupo de hace sentir más joven y muy bien. Ahí coordinamos todo”, remarcó una dama que es muy querida en el ambiente de la ciudad y por supuesto, en el deportivo.

"Mamá es la cancha como en la vida, una luchadora incansable”
La charla con Rebeca es una de esas que no dan ganas de terminar y de las que dan material para más notas, pero también buscamos conocerla un poco más de otro lugar y que mejor que recurrir a Carla Cánepa, una de sus tres hijas, para seguir sabiendo más de esa gran diseñadora y apasionada jugadora.
“En Bariloche, mamá es muy querida porque es carismática, muy sociable y la conoce mucha gente. Creo que en el pádel halló un espacio que disfruta mucho, es su cable a tierra. Con su grupo arman los viajes, preparan los entrenamientos y ella vuelve feliz después de cada encuentro”, contó Carla al momento de mencionarla como jugadora.

Pero también llega el momento de hablar de “mamá” y por supuesto, para una hija, aparece la emoción. “Mamá es la cancha como en la vida, una luchadora incansable. Siempre estuvo para nosotras, siempre hizo todo lo posible para tener la mejor educación, nos mostró e inculcó valores. Siempre está predispuesta y siempre estuvo. Es una trabajadora de toda la vida”, es la definición de Carla quien también reside en suelo barilochense, como Patricia, mientras que Gabriela vive en Río Gallegos. (ANB)



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