jueves 25 de abril de 2024

Carta de lector

Impuestos y Servicios, una reflexión personal sobre la miseria

Opinión de Alejandro Vaccari.

sábado 12 de marzo de 2022
Impuestos y Servicios, una reflexión personal sobre la miseria

Recuerdo que hace unos años un amigo me decía: “yo el agua no la pago, no se puede cobrar el agua, es una necesidad básica para las personas”…

Hoy pienso, que eso estaba bien, cuando en el pueblito había un aljibe, en el medio de la plaza, donde todos iban con su cubeta de madera a servirse el agua cada vez, y unos años más tarde quizá con una bomba de fundición  a manija, que había que accionar arriba y abajo para que suba el agua. Hoy día, aún detrás del agua corriente hay mucha gente trabajando, máquinas que bombean el agua, costos de energía, mantenimiento, filtros, análisis, clorado, muchas personas que trabajan y por tanto cobran sueldos… ¿Ud. Trabajaría gratis?... eso tendría que haberle preguntado a mi amigo…

Lo que unos no pagan, lo pagan otros… fin del cuento…

Todos deben pagar lo que consumen, los impuestos, las tasas y los servicios, claro los valores de los impuestos no tienen que ser desmedidos, y es claro también, la inflación no ayuda a sostener esto en el tiempo, o a pelear por valores y porcentajes más correctos, la inflación es tan alta, que cualquier ajuste se diluye rápidamente, nadie sabe exactamente donde está parado, ni el estado, ni el contribuyente.

No es correcto que haya tanta gente fuera del sistema viviendo del sistema, es literalmente una payasada, vivimos destrozando el sistema que pretendemos construir o mejorar.

La ignorancia solo suma miseria, el asistencialismo solo suma misería, la justificación de cada delito solo suma miseria, la justificación de que no se pueden cambiar las cosas, la inoperancia y la desidia solo suman miseria.

Si no hay bienestar y prosperidad, solo se pueden repartir migajas.

Y solo hay bienestar cuando florecen los emprendimientos personales y privados, cuando se le permite a la gente crecer, invertir y generar. Se necesita que las empresas y las personas crezcan económicamente…
Hay que volver a promover valores, en vez de sostener siempre los mismos vicios y errores.

La prosperidad por ejemplo, no es un pecado, y sin embargo ser próspero en Argentina estuvo siempre mal visto, y es abiertamente criticado; avalar esa forma de descalificación, solo fomenta en la gente el crecimiento de la envidia y el resentimiento, claro, en algún punto de la historia perdimos la idea de lo que es realmente el trabajo, el esfuerzo, la constancia, el mérito, la capacitación y la pericia…    Hay que volver a  promover la superación propia, motor fundamental del desarrollo humano.

El esfuerzo dignifica, porque el logro sin esfuerzo no guarda mérito, y las personas necesitan enormemente, aunque renieguen de ello, esforzarce y superarse, cada persona lo necesita, independientemente de su nivel y condición social, cada uno en su nivel y posibilidades lo necesita.

Y todas las personas tienen posibilidades, es claro que no son iguales, pero cada uno tiene sus posibilidades. En realidad es el desafío que la vida misma nos presenta a cada uno, sí, sé que el éxito es una palabra algo molesta y muy relativa, aunque quizá el verdadero éxito sea la capacidad que cada uno tiene de crecer consigo mismo, lo que cada uno “se debe” hacia sí mismo, pero bueno, ese ya es otro tema.

Eso hace luego, una sociedad fuerte, de gente verdaderamente libre, que se sostiene por sí misma, por su trabajo y esfuerzo, sea cual sea ese trabajo, y esa autonomía es la que dignifica, la que honra a una persona, lo que le hace sentir que vive en forma correcta, lo que la hace sentirse una persona de bien.

Considero que en algunos casos extremos se puede asistir, de acuerdo, pero cuando la realidad de una enorme parte de la población se vuelve extrema, es porque venimos haciendo las cosas “realmente mal”, y esto habría que asumirlo de una buena vez.

Es inútil fomentar la dependencia, crea una sociedad que solo multiplica la dependencia y aquí la ecuación no puede cerrar nunca… lo que unos no pagan lo pagan otros y si crece demasiado la cantidad de personas que no quieren o no pueden  pagar, se vuelve demasiado costoso para lo que pagan y el sistema va camino a la quiebra inevitable.

En vez de cuidar la vaca lechera, como me decía otro amigo, le sacamos más litros de leche de los que puede dar cada día, hasta que un mal día no hay más leche, porque el pozo se secó, o se hartó o se murió la vaca o el tambero, o simplemente la cosa ya no da para más, y cierra o se va, o se rinde al bando de la miseria.

¿Y ahí que hacemos?... ¿quién se hará cargo del gigante desmadre?...

 

Firma: Alejandro Vaccari.

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