martes 30 de abril de 2024

Muerte de la pileta: desidia y falta de recursos

El natatorio es una decadente postal de la ciudad. El rol social que supo tener y los motivos de su triste final. El proyecto de una nueva pileta que no avanzó ni medio paso. Galería de fotos.

jueves 13 de julio de 2017
La peor foto.
Foto: Emiliano Rodríguez.
Foto: Emiliano Rodríguez.

Por Nicolás Malpede

Chapotean en el agua. Nadan, ríen, juegan, saltan, son felices. Otros, mientras tanto, tirados como lagartijas secan sus cuerpos sobre las calientes piedras lajas que hay alrededor del natatorio. Son cientos de chicos de diferentes barrios de la ciudad que disfrutan a pleno de la pileta municipal.

Este párrafo podría encajar justo para una crónica de un día de verano de hace unos cuantos años atrás, cuando el natatorio público estaba en condiciones y funcionaba. Era un espacio de recreación para muchos y cumplía un importante rol social. En el Alto, los chicos se reunían temprano y partían caminando hacia la Costanera con el fin de pasar una jornada de pileta. El valor del pase era simbólico y accesible. 

Hoy, la postal ya no es la misma. El escenario cambió, y mucho. El lugar está completamente destruido. Justo allí, donde en otra época reinaba la alegría y la diversión, hoy sólo hay abandono y desamparo.

Escombros por acá, escombros por allá (foto: Emiliano Rodríguez). 

Incluso, a fines de enero de este año, la municipalidad tomó la determinación de derrumbar las instalaciones que fueron los vestuarios y en donde durante varios meses de 2015 (de febrero a octubre) funcionó la Casa Educativa Terapéutica (CET) de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR). Los escombros aún lucen tirados y apilados a escasos metro de la costa del lago Nahuel Huapi, empeorando aún más la foto del lugar.

Una imagen que entristece (foto: Emiliano Rodríguez). 

La pileta fue inaugurada en la década del 60 y en 2011 cerró para siempre ante el peligro de derrumbe. La ciudad se quedó sin natatorio público.

Daniel Ljungberg, subsecretario de Deportes de la municipalidad, remarcó que “es lamentable” lo que pasó con este espacio de esparcimiento. Opinó que las causas principales fueron “la desidia estatal y la falta de inversiones”.

El estado de abandono es extremo (foto: Emiliano Rodríguez). 

“Yo trabajé como profesor y guardavidas en la pileta, y viví desde adentro el rol fundamental que cumplía”, sostuvo el funcionario, en diálogo con ANB. “Cientos de chicos de los barrios llenaban el natatorio todos los días y disfrutaban muchísimo”, añadió.

Tiempo después del cierre, el municipio recibió una propuesta de un privado para techar y climatizar la pileta, pero la iniciativa no prosperó.

La comuna, por su parte, efectuó diversos estudios en el lugar, que dieron como resultado que la inversión necesaria para reacondicionar las instalaciones era muy alta. “Había que gastar 10 millones de pesos, una cifra exorbitante”, recordó Ljungberg, quien asumió al frente de la Subsecretaría de Deportes en diciembre de 2015.

Desolación (foto: Emiliano Rodríguez). 

Por esos días, el flamante intendente, Gustavo Gennuso, reconoció sus intenciones de reparar la pileta, pero la refacción era muy elevada para las alicaídas arcas de la comuna. Luego, el incendio de la zona de vestuarios trajo un nuevo dolor de cabeza.

Ante la falta de recursos financieros, el gobierno municipal evaluó a principios de 2016 impulsar una campaña solidaria para que todos los vecinos aporten desde su lugar y así realizar las obras necesarias que permitan retomar la actividad en el sitio. Finalmente, la idea se esfumó como el agua por las grietas que luce lo que queda del natatorio.

Mugre por doquier (foto: Emiliano Rodríguez). 

La nueva pileta que nunca apareció

En diciembre de 2014, la en ese entonces intendenta María Eugenia Martini anunció la construcción de una pileta olímpica techada en el barrio El Maitén. Las obras demandarían una inversión de 8 millones de pesos que estarían dentro del Programa de Mejoramiento de Barrios (Promeba) III.

Muchos chicos del Alto tendrían un natatorio muy cerca de sus casas. Podrían aprender natación y disfrutar del agua. ¿Qué pasó con las obras? Nunca empezaron.

Actualmente, el municipio analiza la proyección de un centro recreativo deportivo en el predio, aunque aún no hay demasiados detalles.  Mientras tanto, el sitio continúa “adornando” la Costanera de Bariloche. (ANB)

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