viernes 26 de abril de 2024

A David lo mató el Estado

El chico de tan solo 13 años debería haber recibido un tratamiento interdisciplinario amplio. Una quita de patria potestad estaba en curso pero por dilaciones de la Justicia no se concretó y el niño volvió con su mamá, pese a que los informes remarcaban el riesgo que corría. Una familia quería cobijarlo y Desarrollo Social no lo permitió. El viernes fue hallado muerto, con un tiro en la espalda.

martes 11 de noviembre de 2014
El menor fue encontrado sin vida en la cantera municipal.
Foto: archivo.
Foto: archivo.

Por Nicolás Malpede

A la historia de David le encaja perfecto el título de la reconocida novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez: “Crónica de una muerte anunciada”. Y lo peor es que casos como el de este niño se multiplican y por ahora las respuestas del Estado para poner un freno a la situación, lejos de aparecer, brillan por su ausencia.

David perdió su vida el viernes pasado tras recibir un disparo en la espalda, a la altura del omóplato. Fue encontrado esa misma jornada en la cantera municipal. Tenía 13 años.

Su historia estuvo signada por un contexto de violencia extrema desde que nació, un ambiente que no eligió pero que lo acompañó hasta el último día. Era un típico caso de chico “institucionalizado”. Pasó por diferentes dispositivos de menores en los que, si todo funcionara bien, tendría que haber recibido contención y un tratamiento adecuado para su problemática.

En los últimos años estuvo en diversos espacios pertenecientes al Centro de Atención Integral de Niños y Adolescentes (CAINA) del Ministerio de Desarrollo Social de Río Negro. Poco se hizo para salvarlo. Ex trabajadores de la delegación local de esta cartera que siguieron su caso desde cerca e intentaron sacarlo a flote remarcaron a ANB que “las respuestas de las instituciones fueron inadecuadas y tardías”.

“A medida que fue transcurriendo el tiempo el problema de David se fue haciendo cada vez más complejo”, relataron.

Indicaron que el niño vivió en Bariloche hasta 2012, año en el que fue trasladado a un dispositivo para menores de Sierra Grande. Luego, deambuló por centros de atención integral de Roca, Fernández Oro y Cipolletti.

“Por su historia, no podía estar en Bariloche y sin embargo bajo la conducción de Esther Acuña (titular de la delegación local de Desarrollo Social de la Provincia, a principios de este año) entre marzo y abril lo trajeron a esta ciudad nuevamente e intentaron armar un ente de emergencia que no funcionó”, señaló una de las fuentes consultadas que se desempeñó en esta sede hasta hace unos meses atrás y que conoció a David. Sostuvo que “finalmente se lo entregaron a la madre y la historia lamentablemente terminó de la peor manera, como todos lo presagiábamos”.

Las fuentes con las que dialogó este medio aseguraron que existían diversos informes y notas que destacaban la complejidad del caso de David y daban cuenta del grave riesgo que corría su integridad si era devuelto a su hogar, con su familia. Sin embargo, a la luz de los hechos, Desarrollo Social omitió esta trascendental información.

“Frente a la imposibilidad de contenerlos en un CAINA, la salida más fácil fue entregarlo a su familia”, cuestionó una ex funcionaria de Desarrollo Social. “Fue un acto de irresponsabilidad absoluta, porque el chico quedó más desprotegido todavía. Era cantado que iba a aparecer muerto en una zanja”, señaló.

“Necesitaba un tratamiento abarcativo, con un abordaje interdisciplinario desde diferentes áreas que se sostenga en el tiempo”, entendió. “Debía ser abordado con psicólogos, asistentes sociales, psicopedagogos y psiquiatras porque era una caso extremo”, remarcó.

Este año, la familia de Alejandro Jaramillo, un ex empleado del Ministerio de Desarrollo Social, se ofreció a cobijar provisoriamente a David a través de la figura de “familia solidaria”. Otra alternativa que, quizás, hubiera ayudado a torcer el destino del pequeño y que el Estado dejó pasar.

“Había generado un vínculo, sabía que podía contenerlo y protegerlo. Cumpliendo mis funciones como operador, había viajado con él a Las Grutas de vacaciones y lo había acompañado en Viedma. Había preparado el lugar donde alojarlo. Todos estábamos ilusionados con su venida”, señaló Jaramillo en una carta difundida luego de conocerse el trágico deceso.

“El equipo profesional de Cipolletti rechazó a mi familia como familia solidaria y según explicaron, los motivos se debían al 'material ignífugo' que había en mi casa. Aunque David estaba de acuerdo en venir según me lo había expresado en forma reiterada telefónicamente desde Viedma, y se angustiaba por la demora en conceder el pedido de familia solidaria”, señaló. “Sin embargo, nadie lo escuchó y las exigencias requeridas en las evaluaciones de familias solidarias o adoptivas a veces, de carácter material, resultan casi absurdas”, cuestionó en la misiva.

Caminos alternativos al trágico final, existían. El Estado no permitió salvarle la vida a David. (ANB)

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