2022-08-09

Iniciativa

Hace 80 años, hubo una confitería en el Centro Cívico y quieren recuperar el espacio

Por Claudia Olate

Cuando Ernesto De Estrada diseñó el Centro Cívico, incluyó en sus salas, un lugar destinado a una confitería, donde se pudiera reunir la ciudad y disfrutar de la plaza que luego se convirtió en uno de los emblemas de Bariloche. El café en cuestión funcionó, pero solo durante algunos pocos años y hoy, un proyecto busca rescatar el concepto y crear un espacio de culturas.

El Centro Cívico fue inaugurado el 17 de marzo de 1940, cuando Bariloche era un pequeño pueblo en el que todos se conocían y el turismo recién comenzaba a formar parte de la economía local.

Ernesto de Estrada era por entonces, un joven arquitecto que dejó su sello en otras obras de la ciudad. Exequiel Bustillo había comenzado tiempo antes, su interés por el crecimiento poblacional y político de la Patagonia. Integró a la Comisión de Parques Nacionales desde donde impulsó la ley de creación de los Parques Nacionales Argentinos.

Más tarde fue designado presidente del Directorio y fue en ese momento cuando Bustillo puso en marcha su visión del desarrollo de Bariloche. Así fue como comenzó con la idea de impulsar edificios y diseños planificados en la ciudad para instalar el palacio municipal, el correo y un edificio para la Policía. Todo eso, se unificó en el diseño del Centro Cívico.

El diseño del Centro Cívico estuvo a cargo del arquitecto Ernesto De Estrada. Foto: gentileza.

Pero además, allí, en la plaza central que hoy recorre el mundo en postales, estaba la confitería Jockey Club, manejada por la familia Pfister, que funcionó por tres años aproximadamente. En el lugar, además de una confitería, existía un punto cultural, donde los clientes podían disfrutar de música en vivo.

“Hace un tiempo miraba el primer proyecto del Centro Cívico que se ubicaba donde actualmente está la iglesia Catedral y ya estaba previsto un espacio de actividad social para la comunidad”, señaló Gonzalo De Estrada, hijo del arquitecto que diseñó la plaza. Así, agregó que aparentemente, su padre “ya tenía en su cabeza agregarle algo cultural y cuando sale el proyecto final, no es casual que la confitería se ubicara en la parte con mejor vista al lago”.

En el proyecto original se contemplaba la creación de un espacio social. Foto: gentileza.

Muchos, muchos años después de eso, durante la pandemia, la biblioteca Sarmiento tuvo una radio a través de la cual se difundieron distintas entrevistas. Una de ellas, captó especialmente la atención de Graciela Novellino, reconocida cantante y gestora cultural de la ciudad.

La que hablaba era Joaquina “Quina” Chic, una mujer de 92 años de Bariloche que recordaba los años de infancia y adolescencia, cuando junto a su madre, concurría a tomar el té a la confitería del Centro Cívico, donde además de ver el lago en todo su esplendor, se deleitaba con la música en vivo que había en el lugar.

“Así fue como me enteré de este espacio y me quedó la curiosidad”, indicó Novellino en diálogo con ANB y recordó que, en paralelo, mientras investigaba un poco sobre los antecedentes de traslado de oficinas públicas que funcionaron en el Centro Cívico, encontró más información.

“En ese momento pensé, qué interesante sería reflotar el espíritu que pensó De Estrada, para tener un lugar que nos congregara como comunidad” relató y agregó que así fue cómo surgió la idea de “recuperar el lugar y que se convierta en un espacio de culturas, donde uno pueda realizar actividades y de paso, tomarse un café”.

Con los planos, descubrieron la existencia de una puerta que fue tapiada hace décadas. Foto: Marcelo Martínez.

De Estrada indicó que, cuando fue creada, la confitería se dio en concesión para que alguien más la administrara. Así fue como llegó Ernst Pfister al lugar, junto a su esposa Lisa y tres hijos. “Él fue quien la nombró Jockey Club, no tengo idea por qué, porque nada tenía que ver con el Centro Cívico”, recordó divertido, el presidente de la biblioteca Sarmiento.

Cuando Pfister encontró otro local ubicado sobre Mitre, trasladó allí la confitería y esa decisión significó el fin del café del Centro Cívico que luego, hasta se perdió de la memoria colectiva de la ciudad.

En la entrevista realizada a Joaquina Chic, la mujer recordó, con una memoria envidiable, que en los años en los que concurría a la confitería con su madre, había un artista encargado de musicalizar las tardes, conocido como “Eddie y su ritmo”.

Con estos datos y la información recabada, Novellino pudo contactarse con personas que vivieron en esos años, uno de ellos, Bubby, era uno de los hijos de Ernst Pfister. “Él vive en San Martín de los Andes y viajó a Bariloche para visitar la zona y contarme historias”, contó y añadió que “también pude hablar con el hijo del pianista que tocaba con Eddie y su ritmo, Buyi Duport. Pude entrevistar a personas íntimamente ligadas al lugar”.

El contacto con la familia Pfister, le brindó a Novellino además, la posibilidad de ver una fotografía de la fachada de la confitería. "Fue maravilloso porque hasta ese momento, solo teníamos los relatos, pero poder ver la imagen con el cartel de fondo, nos dio otra certeza de todo", sostuvo y añadió que actualmente, están en la búsqueda de posibles imágenes que haya del interior.

De esta manera, lograron al menos, recuperar parte de la historia de la confitería y conocer cómo funcionaba el lugar, cuál era el espíritu del espacio, quienes transitaban por allí.

“El tema es que descubrimos también, mirando los planos, que había una puerta que entraba y conectaba a la confitería, entrabas a un hall y bajabas a la confitería por una escalera”, apuntó De Estrada. El descubrimiento se realizó mirando los planos ya que la puerta, a simple vista, no está. “Alguien, en algún momento, decidió tapiarla”, detalló el hombre.

Con planos en mano, fueron a inspeccionar el lugar donde actualmente funciona el Tribunal de Contralor. Allí, encontraron que donde actualmente hay un placar, estaba la puerta que hace 82 años, conectaba la actual Sala Frey con el otro salón.  “Nos llevó a otra época”, manifestó De Estrada en relación al hallazgo ya que la puerta se conserva en perfecto estado, con las tachas características de la plaza y todo.

En el lugar actualmente funciona el Tribunal de Contralor. Foto. Marcelo Martínez. 

Cuando el Centro Cívico cambió el concepto y las dependencias públicas que allí funcionaban, fueron trasladadas, la sala Frey quedó destinada a un espacio artístico, aunque lamentablemente, la galería que, hace más de ocho décadas supo recibir a turistas y residentes que concurrían a tomar un café, ahora está llena de basura y es utilizada como baño.

“Me da mucha pena ver cómo está ahora”, remarcó De Estrada y detalló que “el espacio tiene una chimenea, es un lugarazo. Imaginate poder refuncionalizarlo, sería increíble”, consideró y añadió que “creo que puede ser un primer paso a esta cuestión de cambiar las funciones del Centro Cívico”.

El proyecto fue presentado ante el Ejecutivo municipal en dos ocasiones, pero todavía no hay respuestas al respecto. Novellino detalló que “la idea es preservar el inmueble, no alterar la fachada ni nada que comprometa lo edilicio. Necesitaríamos que esa oficina (Tribunal de Contralor) sea reubicada para poder refuncionalizar el espacio patrimonial y devolver el espíritu con el que fue creado”, finalizó. (ANB)

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