Los tiempos se aceleran
Una visión sobre la situación económica que atraviesa el país desde la asunción del nuevo gobierno nacional.
La economía no arranca o va en cámara lenta, los brotes verdes todavía no se ven o si existen son tan pequeños y sectoriales que el Pueblo en general no los distinguen. La obra pública, el agro, las finanzas y la energía son los únicos sectores que hacen fuerza para que los brotes maduren, pero la realidad nos indica que si las PYMES generadoras del 80% del empleo en Argentina no son auxiliadas le será muy difícil al gobierno mostrar una economía en crecimiento.
El consumo sigue cayendo mes a mes, al igual que los niveles de producción industrial, esto es resultado de la política restrictiva de colocar un techo en las paritarias, que hace casi imposible que se mejoren los niveles en el poder adquisitivo de los salarios.
La inflación continua con buena salud, los mecanismos utilizados a la fecha por el gobierno para debilitarla no están rindiendo los resultados esperados, llámese: Altas tasas de interés, apertura de las importaciones, baja de salarios, etc.
Los aumentos en los precios de los servicios públicos y la puja distributiva para quedarse con la renta, más la emisión monetaria descontrolada y el alto déficit fiscal bombardean la posibilidad de bajar los guarismos inflacionarios.
¿Qué pasa que después de 17 meses de gobierno el país no encuentra el rumbo?
A simple vista se puede inferir que el gobierno de Cambiemos no tiene definido claramente cuál es su ideología económica y los objetivos a alcanzar, o como dirían las malas lenguas tiene un plan de negocios en lugar de uno económico.
Los tiempos se aceleran, los que venían a cambiar la política cometen los mismos errores que sus predecesores, especulan con las próximas legislativas para obtener un mayor números de legisladores y lograr un importante margen de sustentación, es por ello que postergaron los ajustes que son un secreto a voces para después de las elecciones.
No contaban con la implosión de Brasil que seguramente afectará considerablemente a la economía Argentina, una economía que en el último año se transformó en dependiente de los flujos de capitales golondrinas y de un endeudamiento crónico. ¿Qué pasará con el dólar? ¿qué sucederá con el sistema financiero? son algunas de las preguntas que nos debemos hacer de ahora en adelante.
Esperemos que la crisis desatada en Brasil no desnude a la Argentina como un país con una economía frágil y débil, roguemos que todo pase rápido y los coletazos de este conflicto no sean los ya vividos en otras épocas.
