La botica del importado

La Argentina se transformó en la gran botica del importado. Como en décadas pasadas se levantaron las barreras aduaneras y comenzaron a ingresar sin cesar todo tipo de productos extranjeros para las delicias de las grandes cadenas de supermercados.

Desde mandarinas del Uruguay, pasando por manzanas y dulce de leche de Chile, cerdos de Dinamarca, frutillas de España, pollos, yerba,  batatas y calzados de Brasil, pasas de uva de la India, heladeras desde Polonia y Turquía, licuadoras de China, tomates de Italia, dulces de Francia, etc.,  etc., etc., ...

La apertura indiscriminada de las importaciones tiene como único objetivo disciplinar al mercado interno, buscando la baja en los precios relativos de toda la oferta de bienes para obtener una tasa de inflación reducida. No importa el costo social que puede provocar esta medida, el mercado se debe regular por sí mismo y como en la jungla sobrevivirá el más apto.

Como los argentinos somos más Papistas que el Papa aplicamos las teorías liberales al pie de la letra sin tener en cuenta las consecuencias nefastas que pueden  surgir contra la industria nacional y las economías regionales. Estados Unidos que es el abanderado del libre comercio. Suele serlo cuando debe exportar sus productos, pero se transforma en proteccionista cuando visualiza una amenaza por la importación de bienes que podrían afectar el trabajo de su población. Un claro ejemplo son los limones de Tucumán, el acero de Grupo Techint, las grúas de Pescarmona ( IMPSA), etc., que no ingresan tan fácilmente a EEUU.

Esta avalancha inusitada de productos importados es consecuencia de tener un tipo de cambio atrasado, aunque se devaluó al inicio de esta gestión un 50%. La inflación imperante a la fecha licuó dicho incremento, por lo tanto estamos igual o peor que el año pasado.

Desde el 2008 a la fecha el mundo está inmerso en una profunda crisis económica financiera. Los países tienen excedentes en stock de bienes por falta de consumo interno. Ese excedente tratan por todos los medios de colocarlo en el exterior de cualquier forma aún utilizando precios de dumping.

Dónde habrán quedado el "Vivir con lo Nuestro" de Aldo Ferrer o las teorías desarrollistas de Arturo Frondizi  de "Sustitución de Importaciones". Seguramente en algún baúl perdido. La apertura irrestricta de nuestra economía sin ninguna red de contención perjudicará enormemente a todas las PYMES que representan el 80% de la mano de obra ocupada de la industria y a las economías regionales que vienen golpeadas desde hace muchos años. 

Sin lugar a dudas una Nación no puede cerrarse al mundo, no puede clausurar su aduana. Debe intercambiar con los otros países bienes y servicios. A veces tendrá superávit y otras déficit en su balanza comercial. Lo que no debe permitir es que ese intercambio perjudique a sus trabajadores porque cuando importamos bienes estamos comprando mano de obra extranjera en detrimento de la local.

Se debería hacer un análisis pormenorizado de los "precios de transferencias" para evitar el dumping en los valores de los artículos importados para que la comparación con el costo local sea equitativa y no abusiva.