El origen de los apellidos

Por Néstor Vidal*

En el artículo de hoy, nos remontaremos hacia el pasado de la historia, para que el lector pueda imaginarse y asimilar el origen de su apellido. Si, hoy hablaremos del estudio de la onomástica que se ocupa de los nombres propios, básicamente en su contexto histórico y su origen etimológico.

Cuando el científico - genetista Luigui Luca Cavalli – Sforza, más conocido como simplemente “Lucas” quien estudiaba las generaciones de los humanos, el creía en el potencial de los genes y en conjunto con las culturas étnicas de la civilización se podría rastrear los orígenes de la humanidad y de los apellidos.

¿DE DÓNDE PROVIENEN LOS APELLIDOS?

En la antigüedad no existían los apellidos, tomemos en la Biblia por ejemplo a los personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, se los conocía por su nombre Abraham, Moisés, Pedro, Juan, Mateo, Jesús, María y José, no había tal cosa como Abraham Pérez, Mateo Delgado o José García. Pero cuidado hay que tener en cuenta que “Iscariote” no era el apellido del traidor Judas, ni Tadeo el del Santo, sino que eran “sobrenombres”, es decir “apodos”.

Con el tiempo las comunidades se poblaban cada vez más, surgiendo así dudas entre las personas como, por ejemplo, llévale este mensaje a Juan ¿cuál Juan? preguntaba el mensajero, pues Juan el del valle explicaban, para distinguirlo del otro Juan el del Monte.

En este caso los apellidos del Valle y del Monte tan comunes hoy en día surgieron como resultado del lugar donde vivían estas personas, esto se llaman “apellidos topónimos” porque la toponimia estudia la procedencia de los nombres propios de un lugar. En esa misma categoría están los apellidos Arroyo, Canales, Costa, Cuevas, Peña, Prado, Rivera, hacen referencia a algún accidente geográfico. Los apellidos como Ávila, Burgos, Logroño, Madrid, Toledo, los mismos provienen de una ciudad en España.

Los apellidos que se originan de alguna peculiaridad arquitectónica, se relacionaba a una persona si su antepasado vivía cerca de varias Torres o/a pasos de unas Fuentes o detrás de una Iglesia o al cruzar un Puente o era dueño de varios Palacios, ahora entiendes el porqué de los apellidos Torres, Fuentes, Iglesias, mientras que los apellidos sinónimos con la flora y la fauna quizás  tus antepasados criaban corderos, cosechaba Manzanas o tenía una finca de ganado, de ahí los apellidos Cordero, Manzanero y Toro.

Mientras que las personas que tenían oficios o profesiones en el pasado también han producido muchos de los apellidos, como labrador, pastor, monje herrero, criado o vaquero, pues ya sabes a qué se dedicaban sus antepasados.

Durante la edad media, otra manera de crear apellidos era a base de alguna característica física o un rasgo de su personalidad o de un estado civil, si no era casado entonces era soltero, si no era gordo era delgado, si no tenía cabello era calvo, si su pelo no era castaño, era rubio, sino era blanco era moreno, si tenía buen sentido del humor era alegre, si era educado era cortés, quizás la procedencia más curiosa es la de los apellidos que terminan en es como Rodríguez, Martínez, Giménez, González entre otros muchos que abundan entre nosotros los hispanos el origen es muy sencillo “EZ” significa hijo “de” por lo tanto si tu apellido es González es porque tuviste algún antepasado que era hijo de un Gonzalo, de la misma manera Rodríguez era hijo de Rodrigo, Martínez de Martín, Giménez de Gimeno, Sánchez de Sancho, Álvarez de Álvaro,  Benítez de Benito, Domínguez de Domingo, Hernández de Hernando, López de Lope, Ramírez de Ramiro Velázquez de Velasco y así por el estilo.  

Así mismo ocurre en otros idiomas como por ejemplo Johnsen es hijo de John en inglés, (John-son) MacArthur es hijo de Arthur en escocés, Martín es hijo de martín en italiano, es así como poco a poco durante la edad media comienzan a surgir los apellidos, la finalidad era pues diferenciar una persona.

Con el tiempo el origen de estos apellidos tomaron un carácter hereditario y pasaron de generación en generación con el propósito de identificar no sólo personas sino también a nuestras familias.

Finalmente, con este artículo, pretendo despertar de alguna manera la curiosidad en el lector, por conocer el origen de su apellido y que a su vez pueda transmitir ese conocimiento a sus hijos y a futuras generaciones.

*“Centro de Investigación Forense y Tecnología”.