viernes 26 de abril de 2024

Travesía de las Cinco Lagunas: un recorrido por las montañas de Bariloche

Cinco días caminando por senderos alejados de la ciudad. Un recorrido cada vez más elegido por turistas y residentes.

sábado 23 de enero de 2021
Travesía de las Cinco Lagunas: un recorrido por las montañas de Bariloche

Por Claudia Olate

Bariloche fue siempre reconocido por sus paisajes, por la nieve durante el invierno y los hermosos y variados lagos para disfrutar en verano, pero también, desde hace ya varios años, el turismo de aventura se hace fuerte en la ciudad y en la región.

Opciones hay muchas: rafting, remadas en kayak, trekkings por senderos cada vez más concurridos y también, travesías por la montaña. De estas últimas, la de las Cinco Lagunas es una de las más conocidas y realizadas por turistas, residentes y vecinos de localidades aledañas. El tiempo variará de acuerdo a la condición física y objetivo de cada uno, pero suele ser de cinco días en total.

El camino para ascender a laguna Negra comienza en Colonia Suiza. 

Si bien se puede realizar en sentido contrario, lo más usual es comenzar por Laguna Negra. El recorrido es de unos 13 kilómetros desde Colonia Suiza hasta la laguna donde se puede pernoctar reservando previamente. Acampar tiene un costo de 250 pesos por persona y es requisito imprescindible del nuevo protocolo por Covid-19, hacer reservas previas para evitar aglomeraciones.

El camino a Laguna Negra, uno de los refugios más visitados de las montañas barilochenses, está perfectamente marcado. Luego de unas tres horas de caminata se cruzan dos arroyos, primero el Navidad y luego el Negro o Goye. Aquí el camino en forma de zig-zag se torna muy empinado, son los llamados “caracoles”.

Se puede hacer la primera noche en laguna Negra o continuar el sendero. El acampe tiene un costo de 250 pesos por persona.

A la hora de continuar el sendero, se debe bordear la laguna Negra por la margen derecha. Todavía hay tramos con nieve, por lo que hay que caminar con atención y cuidado. En  uno de los pasos incluso, hay una cuerda para facilitar el ascenso por la roca.

De a poco se asciende al filo de la montaña y se cruza el collado entre el cerro Negro  y el Bailey Willis desde donde, si el clima acompaña, hay una vista increíble al cerro Tronador. Luego comienza el descenso bastante pronunciado hasta cruzar el arroyo La Chata. Aquí también hay una pequeña zona para acampar, y muchos caminantes deciden llegar allí el primer día para acortar las distancias de los días siguientes.

El descenso desde el filo Bailey Willis es intenso pero la vista lo compensa. El siguiente punto de acampe se encuentra en el arroyo La Chata.

Sea cual sea la opción, desde allí hasta la laguna CAB el camino es siempre en subida, con el primer tramo dentro de un denso cañaveral. El recorrido no tiene más de 3 kilómetros pero el desnivel demanda tiempo. Actualmente, se debe bordear la laguna dentro del agua para llegar a la zona de acampe o continuar el recorrido, por lo que es recomendable llevar un calzado extra para recambio.

La segunda laguna de la travesía es la CAB y debido a la altura del agua, se debe vadear un tramo para llegar hasta la zona de acampe o el punto donde continúa el camino.

En el recorrido “tradicional” se pernocta en la laguna para continuar al día siguiente hasta la laguna Cretón, la jornada más exigente y larga de la travesía. Primero se debe ascender el cerro CAB, un tramo de pocos kilómetros pero con importante desnivel y zonas de grandes rocas.

Desde el filo, la vista es impactante y se puede ver a lo lejos, el Mallín del Mate Dulce, que forma parte de la línea divisoria de aguas y en él se origina el Arroyo Uhueco, que desemboca en el lago Nahuel Huapi y el Arroyo Claro, que desagua en el lago Mascardi. Habrá que atravesar este mallín para encarar el ascenso al cerro Cristal.

A medida que subimos por el cerro CAB, la vista se torna cada vez mejor. 

Hacia el filo del cero hay sectores con nieve y hay que prestar especial atención. Una vez en el filo, la vista parece ser cada vez mejor, como si esto fuera posible. Abajo, se divisa la laguna Cretón y hace creer que en muy poco tiempo estaremos allí, ¡pero no! El descenso es uno de los tramos más difíciles ya que es muy abrupto y entre piedras sueltas, grandes rocas y tierra con poca adherencia.

La próxima laguna, que suele ser a la que se llega en el tercer día, es Cretón. Esta es la vista desde el filo del cerro Cristal.

Finalmente, al llegar a la laguna, vale la pena el esfuerzo. El agua invita a mojar los pies, y por qué no, darse un chapuzón si la temperatura lo amerita. La zona de acampe está al lado de la laguna, pero también hay algunos sectores donde armar la carpa entre las lengas, en caso de que haya viento o haga frío.

En este punto ya se siente el fin de la travesía cerca. Durante el recorrido se ven a otros caminantes con sus mochilas a cuestas, aunque no es mayor el contacto con desconocidos. El estar alejado por un par de días de la ciudad puede parecer raro, pero cuando se aproxima el retorno, dan ganas de continuar caminando por los filos infinitos que ofrecen las montañas.

El área de acampe se encuentra al borde de la laguna, donde además se pueden refrescar los pies después de un día arduo de caminata. 

Al día siguiente el recorrido es más que ameno. No hay grandes desniveles y si bien son varios kilómetros, el terreno lo hace fácil. A pocos minutos de salir de Cretón se llega a la laguna Azul, la cual observaremos desde lo alto porque el camino de descenso es largo y alejado. La vista invita a parar, contemplar, fotografiar y agradecer.

El cuarto día, tras abandonar laguna Cretón, se observa desde lo alto, la laguna Azul.

A unos minutos más de caminata cruzamos la laguna Jujuy. Hermosa, pequeña y calma, ofrece una imagen de espejo de la nieve que todavía la rodea. Desde lo alto se ve más bella aún. La marcha sigue hasta el filo del cerro Capitán, parada estratégica para descansar pero sobre todo, para dejarse embelesar por el Tronador imponente, que se siente cada vez más próximo.

 A pocos metros de laguna Azul se encuentra su par llamada Jujuy.

El camino desciende entre pequeñas flores de todos los colores y algún curso de agua, hasta llegar al Mallín de Ricardo, uno de los tramos más hermosos del último día. Verde, con arroyos y algunos espejitos de agua, parece el marco ideal para el cerro que en realidad es un viejo volcán inactivo.

Antes de llegar a laguna Ilón, se atraviesa el Mallín de Ricardo con imponentes vistas al cerro Tronador.

Después de un par de horas de marcha tranquila se deja ver la última laguna: Ilón. Parece que ya estamos ahí, pero todavía nos separan un par de kilómetros. El acampe en este lugar tiene un costo de 600 pesos y se puede armar la carpa en la playa de arena que bordea a la laguna o en el reparo del bosque, dependiendo el gusto y las condiciones climáticas, claro.

Acampar en laguna Ilón tiene un costo de 600 pesos por persona.

Una vez allí, es casi un recorrido obligado caminar los 4 kilómetros que separan a Ilón del famoso lugar conocido como la Mirada del Doctor. Al llegar, la vista es simplemente magnífica. Los enormes paredones de piedra con vegetación que caen en picada al azul profundo de las aguas parecen llevarnos a algún escenario de películas de fantasía, pero no, es acá, es verdadero y es de los lugares más lindos.

A cuatro kilómetros de laguna Ilón se encuentra la Mirada del Doctor, un lugar con las más hermosas vistas. 

La travesía finaliza al descender de laguna Ilón hacia Pampa Linda. El recorrido llega a su fin tras cinco días en la montaña, aprendiendo a caminar con mayor atención, con más cuidado, con todos los sentidos despiertos. Cinco días que claramente pueden ser menos o más, dependiendo las ganas y el estado físico de cada caminante, pero que dejan la maravillosa sensación que solo las montañas nos pueden regalar. (ANB)

 

 

 

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