viernes 26 de abril de 2024

Aniversario

El Centro Cívico cumple 82 años sin inversión ni obras de mejora

Es quizás, el lugar más conocido de Bariloche a través de fotos y postales, pero también el que menos inversión recibe.

jueves 17 de marzo de 2022
El Centro Cívico cumple 82 años sin inversión ni obras de mejora
El Centro Cívico es patrimonio nacional pero no hay partidas económicas destinadas a su mantenimiento.
El Centro Cívico es patrimonio nacional pero no hay partidas económicas destinadas a su mantenimiento.

El 17 de marzo de 1940 se inauguraba el Centro Cívico. Una plaza moderna para su entonces, que reunía distintos edificios donde albergaría el corazón de Bariloche. Desde entonces, se convirtió en un ícono de la ciudad que sobrevive gracias a la calidad de sus materiales, porque la inversión es prácticamente nula.

La plaza principal de Bariloche fue pensada y diseñada por Ernesto de Estrada, un joven arquitecto que dejó su sello en otras obras de la ciudad. Exequiel Bustillo había comenzado tiempo antes, su interés por el crecimiento poblacional y político de la Patagonia. Integró a la Comisión de Parques Nacionales desde donde impulsó la ley de creación de los Parques Nacionales Argentinos.

Más tarde fue designado presidente del Directorio y fue en ese momento cuando Bustillo puso en marcha su visión del desarrollo de Bariloche. Así fue como comenzó con la idea de impulsar edificios y diseños planificados en la ciudad para instalar el palacio municipal, el correo y un edificio para la policía.

El reclamo por el estado de la plaza llegó a la Banca del vecino meses atrás.

El 1 de diciembre de 1937 comenzaron los trabajos que 16 meses después, estaban concluidos. Para ello, fue necesario el trabajo de más de 400 personas. La obra se realizó en hormigón armado con mampostería interior de ladrillo y bloque, fue luego revestido con maderas de ciprés y con piedra toba color verde que fue extraída del cerro Carbón. Las cubiertas de los techos fueron realizadas con pizarra negra, las carpinterías con marcos de incienso amarillo y hojas de roble y los pisos interiores con tablones de pinotea, mosaico granítico y piedra laja.

Cuando se finalizó la construcción se instaló, además, el reloj de la torre principal en el que dos veces por día se asoman dos figuras de madera:  El primer habitante, el poblador originario y luego el misionero, figura que homenajea a los jesuitas y franciscanos que recorrieron estas tierras. El reloj fue realizado por la marca Weule y fabricado en 1933. Entre 1940 y 1941 fue instalado en la plaza.

Otro de los edificios del Centro Cívico es el destinado al Museo de la Patagonia que ocupa el ala Este del complejo y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1987, al igual que el resto del conjunto edilicio. Hacia 1960 se ampliaron el edificio de la Aduana y la Policía y con los años fueron agregándose nuevas obras y espacios.

Falta de lajas, cordones rotos, jardines en mal estado, son algunos de los detalles del ícono de Bariloche.

Hoy, 82 años después, todo sigue igual. A diferencia de que el reloj no anda desde hace unos meses y ni siquiera eso ha podido ser arreglado. “El año pasado, Pepe Cibrián vino a la ciudad y habló del estado de abandono del Centro Cívico, tuvo que venir alguien de afuera para decirnos las cosas”, recordó Gonzalo de Estrada, hijo del arquitecto que creó el Centro Cívico y presidente de la biblioteca Sarmiento.

Esto motivó una presentación en el Concejo Deliberante, en el espacio denominado la banca del vecino. “El primer tema a tratar fue el mal estado de la plaza”, señaló De Estrada quien añadió que, desde hace unos años a esta parte, el uso del Centro Cívico se intensificó notablemente, con la realización de fiestas, actos y distintos eventos.

“El uso que se le ha dado, la constante llegada de grandes camiones, carpas que se arman y desarman, escenarios, sumado a la falta de dinero que se dedica a su mantenimiento, terminaron dejándolo en un estado lamentable”, consideró el hombre y añadió que es algo “interesante” que se realicen eventos en el lugar, aunque “deberían dejar un dinero destinado a la reparación de las cosas que se rompen en la plaza”.

Las paredes graffiteadas a metros de una comisaría y con cámaras de seguridad, son otra muestra del abandono.

Según explicó De Estrada, al tratarse de un monumento nacional, “el grueso del mantenimiento depende de la Comisión Nacional de Monumentos y Museos que se dedican a recorrer los lugares. La última vez que vinieron acá fue en 1996”.

A pesar de esto, los detalles a los que se refirió De Estrada son mínimos, “no habría que estar esperando partidas de afuera, porque si no todo se transforma en gestiones políticas”, consideró y agregó “hay que arreglar las veredas, las escaleras, los jardines. Faltan lajas, no es nada, pero faltan. Son cosas mínimas”.

A principios de febrero, además, se sumó un nuevo socavón en la plaza producto del drenaje del arroyo Sin Nombre, aunque los problemas comenzaron a mediados de diciembre cuando la tierra se “comió” al busto de Juan Manuel de Rosas.

En febrero, hubo un nuevo socavón producido por el arroyo Sin Nombre que atraviesa la plaza.

En este sentido, De Estrada sostuvo que “este tema no es una pavada, no se trata de arreglar un socavón y listo” y consideró necesaria la realización de estudios técnicos que permitan conocer cuál es el estado de las obras y del arroyo porque “si eso llega a pasar en otro punto de la plaza, en la calle, en alguna vereda, puede causar un accidente gravísimo”, manifestó.

Luego de los peores meses de la pandemia, se realizó la renovación de la pintura de los edificios del Centro Cívico, “pero fue solo el frente, las espaldas de los edificios dan vergüenza”, apuntó el presidente de la biblioteca. También se sumaba a esta obra, el soterramiento del cableado que no finalizó al 100% según sostuvo De Estrada.

En 2020 anunciaron el soterramiento del cableado del Centro Cívico, pero no se terminó al 100%.

Años atrás, la biblioteca Sarmiento encabezó una obra pionera en la plaza principal y colocaron un ascensor, modificaron el ingreso a la sala de lecturas y de teatro, todo con el objetivo de hacer del lugar, un espacio accesible para personas con movilidad reducida. A pesar de las mil y una gestiones que hicieron, la instalación fue posible gracias al aporte de un empresario local.

La iniciativa de la biblioteca no tuvo eco en otros edificios donde la accesibilidad es un tema pendiente. Además, la plaza principal de Bariloche tampoco cuenta con baños públicos y la mayoría de la gente termina utilizando los de la biblioteca cuando está abierta o, en su defecto, distintos rincones de la plaza que son prueba del abandono.

Los rincones del Centro Cívico terminan siendo utilizados como baños públicos o para arrojar residuos.

“No podemos seguir dejando que se caiga. Es un símbolo turístico de Río Negro, no puede ser que sea tierra de nadie, tiene que haber una apoyatura. Hay muchas dependencias que funcionan aquí, sería cuestión de coordinar. Hay materiales que después de 82 años han colapsado. Es hora de hacer algo”, sintetizó De Estrada. (ANB)

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