sábado 27 de abril de 2024

Arte que sana

El hombre que tatúa a víctimas de violencia de género y pacientes con cáncer de mama

Diego Staropoli se dedica hace años a hacer tatuajes reconstructivos y pasó por Bariloche en medio de un viaje que pretende unir Ushuaia con Alaska.

lunes 24 de enero de 2022
El hombre que tatúa a víctimas de violencia de género y pacientes con cáncer de mama
Diego realizó tatuajes solidarios en Bariloche. Foto: Marcelo Martínez.
Diego realizó tatuajes solidarios en Bariloche. Foto: Marcelo Martínez.

Diego Staropoli empezó a tatuar siendo muy joven. A los 18 son sus primeros recuerdos con la tinta y solo dos años después, logró afianzarse y vivir de su pasión. Seguramente en ese entonces, no imaginaba que muchos años después, encabezaría un proyecto lleno de solidaridad, historias de lucha y valentía.

El hombre es de Buenos Aires. Hace más de 30 años que tatúa y hace unos ocho, comenzó con la idea de hacer tatuajes reconstructivos para personas con cáncer de mama. La iniciativa no fue casualidad. “Todas las mujeres de mi familia tuvieron cáncer mamario y de ahí pensé en esto”, relató a ANB minutos antes de uno de los tatuajes solidarios.

Desde ese entonces hasta ahora, más de 1700 personas pudieron tener una reconstrucción de aréola gracias al arte de Diego. Algunas de ellas,  las últimas, son barilochenses. Es que Diego y su compañera Elizabeth, emprendieron una aventura sobre ruedas junto a sus dos hijos, aventura con la cual pretenden unir Ushuaia con Alaska y que los trajo hasta Bariloche.

Cuando una persona sufre una mastectomía, queda solo la cicatriz en el pecho y muchas veces, eso genera un impacto negativo para las pacientes. Por esto, Diego pensó en reconstruir la aréola con tatuajes. El número de intervenciones realizadas, refleja que claramente su idea fue acertada.

Con el paso del tiempo, llevó su proyecto más allá y ahí fue cuando empezó con los “tatuajes sanadores”, hace dos años aproximadamente. Se trata de tapar cicatrices para mujeres que fueron víctimas de violencia de género o de accidentes que las dejaron con marcas de por vida.

Los tatuajes reconstructivos o sanadores son gratuitos y la demanda es altísima. Diego tiene dos locales en Buenos Aires y junto a la gente que trabaja con él, logra cumplir con los pedidos que aumentan constantemente.

“Es casi una marca que registramos”, indicó el hombre y añadió que “la mayoría de los casos son por episodios de violencia de género, pero hay de todo”. La diferencia entre estos tatuajes y las reconstrucciones post mastectomía, es el tiempo. Para tapar grandes cicatrices, Diego puede demorar hasta un año entre sesiones, en cambio los otros tatuajes se hacen en el día.

Al preguntarle cuáles casos lo impactaron más, recordó el de una mujer de casi 80 años que había sufrido un accidente laboral en el cual fue aplastada por un camión, lo que destruyó parte de su cuerpo. “Su brazo izquierdo había quedado hecho un estropajo, con marcas y partes más delgadas que otras”, recordó.

La mujer solicitó su ayuda y con increíbles diseños, Diego cubrió todo el brazo izquierdo. “Teresa es una mujer grande, no tenía ni un tatuaje. Recuerdo que la llevó su nieta. Fue muy especial”, rememoró.

Otro de los casos que quedó en su memoria es el de una mujer a la que se le incendió el departamento. “Logró sacar a sus hijos pero se desmayó en el interior antes de salir ella y su perro la arrastró hacia la salida y se le acostó encima para protegerla”, señaló. El fiel compañero murió pero logró salvarla. Ella quedó con la mayor parte de su cuerpo quemado, pero ahora los tatuajes de Diego tapan esas cicatrices.

El sábado llegó a Bariloche, como parte de su recorrido en el viaje que emprendió con su familia, pero también, con el compromiso de tatuar a pacientes de cáncer mamario. “Este es un viaje que pensé de chico, de toda la vida. Luego se unió mi compañera, con la que estamos hace32 años y ahora el viaje es en familia”, contó.

En la ciudad, estuvo en el gimnasio 4 y realizó varios tatuajes reconstructivos. La ruta seguirá hacia Neuquén, donde continuará con la labor solidaria y esperan luego, poder cruzar hacia Chile y seguir el recorrido por distintos países de Latinoamérica. Lo que la familia sabe con precisión, es que en cada destino, habrá tatuajes solidarios porque son parte de la vida de Diego.

Las historias son fuertes, como las personas que las padecieron y hoy logran contarlas. Enfermedades, accidentes, violencia por parte de sus parejas. Las experiencias son diferentes pero concluyen en lo mismo: la valentía de sus protagonistas y la solidaridad de un tatuador que quiso hacer algo diferente y ahora lo repetirá en cada lugar que recorran hasta llegar a Alaska. (ANB)

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