El turismo necesita definiciones

Por Juan Martín - Legislador de la Provincia de Río Negro

Ayer, Bariloche fue una vez más escenario de una marcha inédita, en la que trabajadores y empresarios del turismo se daban la mano para pedir lo mismo. No querían ningún subsidio, ningún privilegio, simplemente que los dejen trabajar.

Que todos los actores de una actividad se den la mano para solicitar, casi rogar, algo tan básico como poder ganarse el pan habla de la enorme gravedad de una situación a la que el Estado no da respuestas.

El turismo es el aire que respira la economía de Bariloche y la de toda la región Andina. Es el quinto sector generador de divisas para el país. Un suministro vital que está cortado hace seis meses y del cual no hay perspectivas a futuro.

Muy pocos sectores expusieron tan claramente sus demandas como el turístico, y a muy pocos se les brindaron respuestas tan alejadas de sus necesidades. Pidieron una ley de emergencia para su sector y les devolvieron simples diferimientos de impuestos que tendrán que pagar a futuro. Declararon a los políticos personas no gratas en sus establecimientos, mientras la Legislatura de Río Negro sigue sin querer debatir el proyecto de reducir un 30 por ciento los sueldos de funcionarios para asistir a PyMEs y comercios.

Los reclamos actuales del turismo son igual de claros: quieren saber qué va a pasar con la temporada de verano. Pero a diferencia de muchas actividades que sólo reclaman, el turismo trae propuestas.

El sector ya presentó sus diversos protocolos sanitarios para manejarse de manera segura. Incluso, el municipio de Bariloche tiene planes concretos para el regreso del turismo. Pero otras jurisdicciones y niveles del poder están en otra sintonía. El regreso de los vuelos internos aún es incierto y tanto desde el Gobierno Nacional como los de muchas provincias y municipios siguen optando por los derechos constitucionales a circular y a trabajar.

A seis meses del inicio de la cuarentena ya debemos sacar algunas conclusiones y darnos cuenta de lo que funciona y lo que no. Podemos también mirar lo que sucede en el resto del mundo y no para hacer análisis mentirosos sino para aprender.

En Europa la temporada estival se desarrolló en el marco de la nueva normalidad, con establecimientos abiertos y movimiento de pasajeros. Hoy, con una segunda ola de contagios los europeos ya entendieron que el virus llegó para quedarse y que hay que aprender a convivir con él.

La lógica indica que debería suceder lo mismo en la Argentina. El sistema sanitario ya tuvo tiempo para reforzarse y todos aprendimos a cuidarnos.

No podemos seguir como el primer día y, mucho menos, mantener sin definiciones a un sector del que dependen miles de familias de Río Negro y de todo el país.