Solamente una vasectomía cada 30 ligaduras de trompas se realiza en Río Negro

Por Gonzalo Contino

En los últimos años se registró un crecimiento en las intervenciones quirúrgicas para esterilización entre los varones; sin embargo, las cifras siguen mostrando una marcada diferencia entre las mujeres que se realizan este tipo de intervenciones comparado con los hombres.

A nivel provincial, se realizaron 880 ligaduras de trompas contra 28 vasectomías en establecimientos públicos durante 2018. Si esto lo llevamos a la zona andina, el número de intervenciones de este tipo en mujeres asciende a 229, mientras que en hombre fueron 20, es decir, casi todas las que se realizaron a nivel provincial.

Cabe destacar que de esas 20 intervenciones realizadas en la zona andina solamente 8 fueron en Bariloche, mientras que las restantes 12 se realizaron en El Bolsón

La vasectomía es una cirugía que se hace a nivel superficial en el escroto, con una incisión mínima con anestesia local  y es ambulatoria, es decir, el paciente no queda internado; mientras que la ligadura de trompas conlleva una anestesia general, abordaje abdominal, internación como mínimo de una noche y mayor posibilidad de complicaciones.

Si se toman los últimos 5 años como parámetro, la cantidad de intervenciones de este tipo en hombre creció, ya que en el año 2014 fueron nada más que 6 las vasectomías realizadas en los establecimientos de salud pública del territorio provincial, mientras que las ligaduras de trompas fueron 713.

En 2015, las vasectomías fueron 15, en 2016 se realizaron 19, y en 2017 se alcanzaron las 20 intervenciones anuales. En cuanto a intervenciones para esterilización de mujeres el punto más alto fue en 2017 con 929.

En qué consiste la cirugía

La vasectomía es una cirugía obstructiva en la cual se ligan los conductos deferentes, que son los que transportan los espermatozoides desde los testículos, donde se forman, hasta la próstata donde se van a mezclar con el líquido prostático para formar el bolo seminal.

Al obstruir el conducto, lo que se hace es impedir el paso de los espermatozoides. El semen se va a seguir formando, pero no va a recibirlos, por lo que va a ser un semen infértil.

Una vez realizada la intervención, la recuperación es rapidísima: en tres días puede retomar todas sus actividades normales, laborales, sociales, deportivas y sexuales.

Tabú y falta de información

Existen muchos mitos alrededor de esta intervención, desde cambios en la sexualidad hasta cambios físicos y hormonales, sin embargo son todos falsos.

“Hay un gran temor a los cambios físicos y sexuales. Plantean si la vasectomía engorda, si provoca alguna alteración en la erección, si tiene cambios en el deseo o en la eyaculación, pero es absolutamente falso”, señaló el jefe de Urología del hospital zonal de Bariloche además de diferenciar “esto no es una castración, sino que es una interrupción en la circulación de los espermatozoides, que de hecho se siguen formando igual, pero no se pueden evacuar”.

En relación a los cambios hormonales, informó que la parte hormonal de los testículos se sigue formando igual y teniendo en cuenta que las hormonas se distribuyen por sangre y no por este conducto “no hay ningún cambio físico o corporal”.

Desde el punto de vista sexual tampoco hay cambios orgánicos y las posibilidades de cambio son desde el punto de vista psicológico. “En la mayoría de los casos no hay cambios, se da una normosexualidad, es decir que se mantiene el comportamiento anterior a la intervención. Lo segundo que sucede en frecuencia es una hipersexualidad, porque el varón, al saber que no puede tener hijos, se relaja y disfruta más tranquilo de su sexualidad”. (ANB)