viernes 29 de marzo de 2024

La fiebre del pescado

La nutricionista Elena Boggio repasa la "locura" por este alimento en vísperas de Semana Santa.

domingo 16 de abril de 2017
A romper con las costumbres ancestrales.
Imagen ilustrativa.
Imagen ilustrativa.

Tengo el hábito de por lo menos una vez a la semana ir a la pescadería a comprar, tanto para consumo propio como para hacer las viandas.

La semana previa a las Pascuas, previendo el movimiento que se produce en la pescadería, fui a abastecerme con varios días de anticipación para el consumo semanal.

El Jueves Santo salí al centro en la mañana y realmente superó mi capacidad de asombro ver las colas de gente en todas las pescaderías de la ciudad. Realmente no lo entiendo: ¿Alguien me puede explicar por qué tanta aficción por el pescado una vez al año? ¿Nos hace más sanos comer pescado una vez al año? ¿Nos hace mejores cristianos?

En los tiempos de Jesús, en Judea, el pescado era la comida habitual, el banquete, al que solo unos pocos podían acceder era el cordero. Desde la práctica religiosa lo que se busca es de privarse de grandes comilonas, hacer una abstinencia, un cuasi ayuno para lograr focalizar la energía en ver nuestro interior, en lograr encontrar dentro de cada uno la resurrección.

En la práctica cotidiana lamentablemente la energía se concentra en conseguir pescado y comer pescado. Ahora bien, saquemos de lado la práctica religiosa. Quizás hay gente que disfruta del ritual anual de perder horas en una cola para conseguir pescado y preparar una receta distinta año a año. Lo importante es que se tenga claro que ese mandato que se practica sin cuestionamientos es por costumbre y no que la respuesta sea: “Hay que comer pescado porque es Pascua y yo soy católico apostólico romano”. ¿Se entiende?

Es curioso el fenómeno que se da en las ventas de pescado en esta época. Quise ir a entrevistar al comerciante que me vende el pescado todas las semanas, pero por supuesto, luego del Viernes Santo todas las pescaderías el Sábado estaban cerradas. Eso afirmó más mis sospechas, que seguramente venden más en Semana Santa que en todo el año.

Yo les propongo algo distinto, rompamos con las costumbres ancestrales que no van acompañadas del movimiento religioso o espiritual que las inició. Nuestra meta debe ser que todos los días haya una pequeña resurrección, un nuevo nacer en nuestro espíritu. Un nuevo nacer para nuestra alimentación sería ir a la pescadería una vez a la semana por lo menos y no una vez al año. De este modo si estaremos más sanos, centrados y dispuestos a aceptar cambios para algo mejor cada vez. Busquemos recetas nuevas y modos de preparar la merluza, el atún, el pez gallo todas las semanas y no una vez al año.

El consumo de pescado no es una práctica popular en nuestras tierras, digamos que está bajo en el ranking. Sin embargo, es una fuente de proteínas baja en grasas saturadas. Nos aporta ácidos grasos esenciales, que no se encuentran en otros alimentos, los cuales tienen alto poder antiinflamatorio. Nos aporta no solo aminoácidos de calidad sino también minerales como iodo y fósforo en alta concentración. En los precios es igual o más económico que la carne vacuna (otro mito). Entonces ¿Por qué no consumir algo que es tan popular una vez al año todas las semanas? ¿Qué lo impide?

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