Festival de cine de Río Negro, lo que el viento se llevó
En una nota que escribí el año pasado al finalizar la tercera edición de "Río Negro Proyecta" (ver link), surgía una pregunta central: ¿seguirá el festival el año que viene?.
Casi todos los festivales menores cargan con esa incertidumbre durante los primeros cinco a diez años. Los factores son muchos y variados y año a año, hay festivales que dejan de existir, y otros que asoman por primera vez a este mundo cada vez más grande y competitivo que es el de los festivales de cine.
Hoy sabemos que el nuestro no tendrá edición 2012; el secretario de cultura de la provincia de Río Negro dijo que este año no va a ser posible; las causas según el funcionario son "estrictamente económicas". Del festival anterior, que realizó la administración anterior, quedaron dos ediciones en nuestra ciudad que recordaremos con cierta nostalgia de aquello que fue y ya no es; y también quedaron deudas; cuantiosas deudas.
Claro que esta deuda que ha dejado el gobierno anterior (que según el funcionario asciende a $500.000), es ínfima al lado de otras de mayor porte y con acreedores mucho mas necesitados; pero una deuda es una deuda y tienen tanto derecho a exigirla un director de cine ganador de un premio en efectivo, como los cientos de miles de rionegrinos a los que el gobierno anterior les dejó un pasivo considerable en salud, educación, vivienda y trabajo. Creo que en las circunstancias en las que se encuentra la provincia y principalmente Bariloche, es tal vez demasiado pedir que se asigne presupuesto para el festival, cuando hay necesidades urgentes que resolver.
Pasado ya casi un año desde la última edición, y teniendo en cuenta que queda ahora bastante tiempo para pensar en lo que vendrá, se hace imprescindible reflexionar sobre por qué y para qué, los rionegrinos queremos tener un festival de cine. La impronta que tuvo el evento en las ediciones anteriores (sobretodo en las dos últimas realizadas en Bariloche) fue la de un festival nacional que intentaba posicionarse tercero en orden de importancia, junto a los dos gigantes de la cinematografía argentina: el BAFICI y el de Mar del Plata.
¿Hay que seguir por el mismo camino?.
Para algunos miembros del ambiente audiovisual de nuestra provincia, el festival debiera ser un instrumento que refleje nuestra producción cinematográfica y no un muestrario de lo que se hace en Buenos Aires. Las críticas más furibundas de este sector se focalizan en que los premios obtenidos en las competencias del pasado festival, fueron en su mayoría para películas y/o cineastas de la capital del país, el lugar donde se produce la inmensa mayoría de films y otros productos audiovisuales. Sólo un proyecto rionegrino, obtuvo a través del concurso "A Rodar Río Negro" un premio consistente en dinero para el desarrollo del mismo (recordemos que éste concurso era sólo para habitantes de nuestra provincia).
Lo primero que hay que decir, es que si queremos un festival de jerarquía nacional, debemos aceptar que la mayoría de los films concursantes y los que pueblan otras secciones, serán (hasta que nuestro país no se federalice un poco) de Buenos Aires. Que la mayoría de los jurados y periodistas también fichan en la liga porteña y, lo más importante: nosotros todavía no tenemos una filmografía cuantiosa, lo que equivale a decir que tampoco disponemos de un porcentaje de producciones de calidad. En términos generales, a mayor producción, mayor posibilidades de tener un puñado de películas para competir en eventos de esta naturaleza. Esto sucede en todas las ciudades del interior que año a año realizan algún tipo de festival o encuentro de cine de carácter nacional.
Volviendo al tema de repensar y reflexionar sobre los errores cometidos y sobre los importantes aciertos que el evento tuvo, creo que debiéramos insistir en que el evento sea nacional o inclusive latinoamericano/iberoamericano. Nuestra ciudad está en condiciones hoy , por sus salas preparadas, su infraestructura turística, su conectividad y fundamentalmente por su nombre, de ser la sede de un festival de cine de renombre. Creo que sería un error hacerlo bianual (así lo mencionó como posibilidad el secretario de cultura de la provincia); los festivales de cine que cuentan y de los que se habla, siempre son anuales.
Pero, ¿quién lo organiza?
Éste fue otro de los puntos cuestionados por la gente del medio local; decían que fundamentalmente los programadores eran de Buenos Aires e invitaban a sus amigos. Nada más alejado de la realidad; obviamente que varios de los que vinieron como jurados y prensa, eran amigos de los programadores Roger Koza y Pablo Mazzola, pero eso es algo común e inherente entre personas que cumplen este tipo de funciones dentro de cualquier festival. Lo cierto es que en las dos ediciones, vino gente muy respetable dentro del ambiente cinematográfico argentino, gente de la cual se puede aprender si se tiene la humildad necesaria.
Pero también es cierto que hoy por hoy, hay gente en nuestra ciudad y en la provincia, que tranquilamente pueden tener funciones de mayor porte dentro de la compleja organización de un festival de cine. Hasta hoy, los locales cortaron tickets, colaboraron como asistentes de producción y poco más. Creo que hoy están dadas las condiciones para que el festival se programe, se produzca, se promocione y se difunda con gente de acá.
Por otro lado, creo que en pocos años Río Negro tendrá un corpus fílmico de consistencia; la existencia de dos escuelas de cine (una en Gral. Roca y la otra en El Bolsón) y una creciente producción audiovisual a partir de las políticas generadas por la nueva ley de medios, hacen predecir esto.
Es fundamental que el próximo festival tenga una fuerte impronta local en relación al fomento de nueva obra audiovisual autóctona. El anterior concurso "A Rodar Río Negro", tiene que transformarse en la herramienta para que de un año a otro, exista una película en el festival que haya sido realizada y producida en su mayoría, con el dinero del premio otorgado por el mismo.
Tan lejos, tan cerca.
Y si bien uno piensa que el año que viene si tendremos un festival, y que los locales que algo saben del tema sean alguna vez consultados por las autoridades, y al mismo tiempo, que esos locales piensen en el cine y en la ciudad/cine y no en ambiciones personales, y todos entendamos que un festival de cine es cultura, pero también es turismo y desarrollo, es importante comenzar a trabajar ya mismo. En octubre/noviembre debiera hacerse un primer lanzamiento del festival 2013 y mientras tanto pensar los lineamientos básicos desde lo artístico a los que se quiere aspirar.
Lamentablemente no tenemos la sana costumbre en nuestro país de generar políticas de estado que se perpetúen más allá de los cambios de color político. Por ello, es imprescindible que el futuro festival de cine de Río Negro, sea diseñado en pos de su factibilidad aún en momentos de crisis económicas; si no es así pasaremos inevitablemente por situaciones como las de este año, con la vergüenza de la palabra incumplida tanto para los de afuera como para los de adentro.
Mariano Benito