jueves 18 de abril de 2024

Educación

En 2023 inaugurarían el primer edificio del campus de la UNRN

La piedra fundacional de la obra se colocó en 2013. Después de idas y vueltas, hay un pabellón paralizado y otro en construcción que esperan terminar en pocos meses.

martes 07 de diciembre de 2021
En 2023 inaugurarían el primer edificio del campus de la UNRN
La inversión de este edificio de 3600 mts es de $420.000.000. Fotos: Marcelo Martínez.
La inversión de este edificio de 3600 mts es de $420.000.000. Fotos: Marcelo Martínez.

Quizás, cuando comenzaron a dictar las clases de las primeras carreras que ofreció la Universidad Nacional de Río Negro, allá por 2009, ya se imaginaban poder contar en pocos años, con el edificio propio. Sin embargo, pasaría más de una década para que esto se concretara.

Cambios de gobierno, inflación, proyectos estancos y una pandemia, hicieron que las fechas se modificaran ampliamente, aunque ahora, esperan terminarlo a mediados de 2022 y para el ciclo lectivo 2023, ya dictar clases allí.

Si bien en principio, según relató el vicerrector de la Sede Andina Diego Aguiar en diálogo con ANB, el objetivo era instalar el campus en el oeste de la ciudad, una decisión del entonces intendente, Marcelo Cascón, trasladó el proyecto al este, precisamente a un predio de unas 25 hectáreas en el barrio Las Marías que pertenecía a la empresa Tan-Co y que fue cedido en 2010.

La inversión de la obra es de $420 millones. (Foto: Marcelo Martínez)

En febrero de 2013 se colocó la piedra fundacional de la obra. Se instaló un cartel anunciando el trabajo en el que se informaba sobre una inversión de unos 47 millones de pesos para la construcción del Pabellón I, que implicaba unos 7 mil metros cuadrados que se deberían finalizar en un plazo de 30 meses.

En marzo de 2015, a unos dos años del evento que marcaba un antes y un después en la institución, la obra se paralizó. Los cambios de gobiernos, de políticas, de gestión e incluso, la inflación que transformó la inversión inicial en una muchísimo mayor, hicieron que el edificio quedara paralizado con un avance de un 23% aproximadamente.

Desde el rectorado continuaron insistiendo para que se abriera nuevamente la licitación y se siguiera con la edificación, pero los resultados fueron nulos. Finalmente, tras arduos intentos, en mayo de 2017 se abrió la licitación para la construcción de la obra de la primera parte del Pabellón II, mientras tanto, el I continuaba paralizado.

El predio de 25 hectáreas está ubicado en el este. (Foto: Marcelo Martínez)

La nueva obra fue financiada por el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación, a través del Programa de Desarrollo de la Infraestructura Universitaria, con recursos del préstamo otorgado por la Corporación Andina de Fomento. El presupuesto inicial era de $136.480.910,44 con un plazo de ejecución de 660 días, aunque todas las cifras se modificaron con el paso del tiempo.

Para el diseño, se realizó un concurso de ideas a nivel nacional. El objetivo era encontrar el que mejor se acoplara a las condiciones climáticas y geográficas de la ciudad y resultó ganador el estudio bonaerense Flores Barreiro Albornoz.  El Pabellón II también consta de dos etapas, y en principio, se encaró la construcción de la parte I.

En noviembre de 2018, según explicó Jorge Bonals, arquitecto e inspector de la obra por parte de la UNRN, se comenzó a edificar el Pabellón II, que en algún momento, esperan, estará conectado al primer edificio que quedó sin finalizar.

La etapa I del Pabellón II tiene una superficie de 3600 metros. (Foto: Marcelo Martínez)

La actual construcción tiene una superficie de 3600 metros cuadrados, donde habrá 18 aulas, 3 laboratorios de física y química y un aula magna. “Actualmente, debido a la inflación y los cambios de precios, la inversión es de 420 millones de pesos”, indicó Aguiar mientras recorría la obra.

El edificio actualmente se encuentra con un 50% de avances aproximadamente y la fecha de finalización ronda a mediados de 2022. Luego, restará acomodar y acondicionar todo para que, en el ciclo lectivo 2023, los alumnos puedan estudiar allí.

La obra se mantuvo activa hasta el inicio de la pandemia y tras una pausa de casi un año, retomaron los trabajos. La capacidad del edificio es de entre 510 a 710 personas por turno, teniendo la posibilidad de ser utilizado en tres turnos.

La construcción busca hacer un uso eficiente de los recursos. (Foto: Marcelo Martínez)

La construcción apunta a un uso eficiente de los recursos naturales. Tal como explicó Esteban Pac, técnico asistente de la obra, se instalaron sistemas de calefacción y ventilación que permitirá ahorrar el consumo de gas, además de construirla con grandes ventanales hacia el oeste, para recibir luz durante todo el día.

El revestimiento del edificio está realizado con lana de roca, lo que asegura una excelente aislación, teniendo en cuenta que el lugar donde está ubicado además, es muy ventoso.

Doce años con clases a contraturno

Las primeras clases de la Universidad Nacional de Río Negro comenzaron en 2009. La institución fue pensada y creada para dar respuesta a la demanda estudiantil de la zona, que solo contaba con la oferta académica de la Universidad Nacional del Comahue y las instituciones privadas.

Desde entonces, las materias se dictaron en distintos edificios, la mayoría escuelas primarias que, a contraturno, oficiaban de aulas universitarias. Según recordó Juan Ignacio Ortiz, secretario de Programación de la Sede Andina de la UNRN, en un momento llegaron a tener 18 puntos diferentes donde se brindaban las materias de la veintena de carreras que ofrecía entre Bariloche y El Bolsón.

Con el tiempo, lograron tener edificios propios, lo que significó dejar algunos de los lugares donde los estudiantes concurrían a cursar. En 2018 inauguraron un amplio lugar en Anasagasti donde funciona un centro de investigación y los laboratorios de las carreras de Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones y aulas para el dictado de clases.

El edificio tiene un espacio para aulas, laboratorios y un amplio patio. (Foto: gentileza UNRN)

El edificio, ubicado en Anasagasti 1463, alberga una Cámara Anecoica, cuya utilización es clave para investigaciones en telecomunicaciones y para la potencial prestación de servicios tecnológicos en el campo de la compatibilidad electromagnética, algo que es requerido por diversas industrias. 

“Actualmente, la inversión en alquileres de todos los lugares en los que funciona la universidad, implica unos 13 millones de pesos anuales”, sostuvo Ortiz quien confió que la cifra se reducirá notablemente cuando esté en pleno funcionamiento el Pabellón II. El objetivo es dejar el edificio rentado ubicado en Tacuarí y las aulas que funcionan a contraturno en escuelas de la provincia.

Esto también significará un cambio para los estudiantes que actualmente, la mayoría solo cuenta con la opción de cursado nocturno, entre las 18 y las 22. Además, tanto el vicerrector como el secretario de programación, destacaron que también dará la posibilidad de que los estudiantes vivan la vida universitaria plena, con las características que implican tener un espacio propio y de referencia que le da un sentido de pertenencia a la institución.

¿Qué sucederá con el Pabellón I?

En marzo de 2015, cuando quedó detenida la obra de este primer edificio que se levantaba en el predio de 25 hectáreas, quedaron algunas incógnitas en el aire. Pasaron más de 3 años hasta que volvió el trabajo al futuro campus y se reactivó el proyecto. En el medio, el lugar lucía casi abandonado.

Tras la decisión de llamar a una nueva licitación para el Pabellón II, el por entonces rector de la universidad Juan Carlos del Bello, continuó las gestiones para avanzar con el primer edificio. “El siguió trabajando hasta el último momento por este proyecto”, remarcó Aguiar al recordar al referente más importante en la vida institucional de la universidad, quien falleció el 19 de julio de este año.

El Pabellón I llegó a un avance del 23% de la obra y allí quedó, pero las esperanzas no se agotaron. Si bien el enfoque está puesto ahora en terminar el edificio en marcha para dictar clases en 2023, no descartan que pronto haya novedades para la obra inconclusa.

El vicerrector informó que el campus será bautizado como Juan Carlos Del Bello. (Foto: Marcelo Martínez)

“Se tendrá que realizar otro llamado a licitación y se retomará la obra que luego será destinada al hospital-escuela donde se brindará la carrera de medicina”, detalló Aguiar. Aunque todavía no haya fechas concretas, el futuro edificio ya tiene destino.

La carrera de medicina fue otra de las iniciativas impulsadas por Del Bello y se anunció a mediados de año. Hace pocos días se realizó la presentación oficial y el 1 de diciembre abrieron las inscripciones. Acorde a lo informado, la carrera tendrá un cupo para 50 personas, ya que se apunta a una enseñanza que funcionará de manera casi personalizada.

En el pabellón que quedó paralizado esperan construir el hospital-escuela para la carrera de medicina. (Foto: Marcelo Martínez)

En la primera semana desde que abrieron las inscripciones, ya se anotaron más de 300 personas. Las clases comenzarán en marzo y en principio, se dictarán en centros de salud y en los edificios alquilados de la universidad, aunque esperan que en pocos años, puedan habilitar el flamante hospital-escuela del campus.

Recientemente, tras una reunión con el Consejo Superior de la universidad, se decidió que el campus llevará el nombre de su impulsor. Así, se bautizó al predio como Juan Carlos del Bello, alma máter de la institución.

La obra que empezó en 2013 con la piedra fundacional y tuvo tantos escollos en el medio, parece ser una realidad cada vez más cercana. Así, la joven universidad tendrá otra sede propia que además, será la más grande la institución. (ANB)

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