martes 16 de abril de 2024

Prevención

Avalanchas: qué son, cómo se miden y cuáles fueron las de mayor magnitud en la zona

A pesar de las pocas nevadas de este invierno, en Bariloche continúan trabajando en la prevención e información constante al respecto.

miércoles 28 de julio de 2021
Avalanchas: qué son, cómo se miden y cuáles fueron las de mayor magnitud en la zona
Fotos: Facebook Condiciones de Nieve en Montañas de Bariloche.
Fotos: Facebook Condiciones de Nieve en Montañas de Bariloche.

El incremento de las prácticas de esquí de travesía o trekking reavivó la preocupación de un grupo de expertos en Bariloche que se dedica a realizar boletines o reportes diarios sobre las avalanchas, el riesgo y la situación de la nieve en la montaña.

Así, el Centro de Información de Avalanchas retomó con su labor en 2020, en medio de la pandemia, debido a la gran cantidad de personas que comenzaron a introducirse en los deportes invernales en la montaña y que se sumaron a quienes ya los practicaban con frecuencia.

Además de este crecimiento exponencial de la actividad, la gran cantidad de nieve que cayó durante el invierno pasado hizo que sea fundamental contar con información precisa para una práctica segura de las actividades.

A través de la página web y en las redes sociales como Facebook o Instagram, recomiendan dónde ir y dónde no o qué factores deberán ser atendidos a la hora de salir a la montaña.

¿Qué es una avalancha?

Juan Pulliafito, integrante del staff que se dedica a los reportes diarios en Bariloche, explicó a ANB que se considera una avalancha a “cualquier tipo de deslizamiento de nieve en superficie que no siempre tiene consecuencias graves, ya que suele haber eventos menores”.

Cuando este tipo de movimientos son de tamaño mediano o grande, puede generar consecuencias fatales, como las que se han vivido a lo largo de los años en Bariloche. Para medir la magnitud, “hay una escala internacional que está relacionada con la probabilidad de que haya avalanchas y el tamaño de las mismas”, indicó Pulliafito.

A pesar de que no siempre se trate de eventos de gran tamaño, a la hora de practicar deportes en la montaña en época invernal, hasta uno pequeño puede generar accidentes ya que “quizás es un deslizamiento menor pero te hace perder estabilidad y eso puede desencadenar en lesiones, quebraduras o golpes fuertes”, manifestó este guía de montaña profesional.

Si bien este invierno la poca cantidad de nieve reduce la probabilidad de avalanchas, desde el CIAv redactan informes a diario, “y por protocolo, nunca se habla de probabilidad cero, ya que siempre se deben tener precauciones ”, sostuvo.

La cantidad de nieve es uno de los factores que influyen a la hora de que se produzca un deslizamiento en la montaña, aunque también hay otras condiciones como el tipo de pendiente ya que “cuando son mayores de 25º, las probabilidades son mucho mayores”, y también se debe tener en cuenta la temperatura, el viento, entre otras.

“Muchas veces pensamos que la nieve está apoyada sobre el suelo y que todo el manto es igual, pero por dentro los granitos, los miles y miles que están tocándose, sufren cambios constantemente y aquí es donde reside la magia”, contó con pasión por la montaña y añadió que “esos cambios con determinadas condiciones climáticas generan mayor estabilidad y disminuyen los peligros pero con otras condiciones incrementan mucho los riesgos”.

A la hora de medir los riesgos o probabilidades de avalanchas, el trabajo es meticuloso. “Con unas lupas y tarjetas especiales, realizamos un corte en la nieve en el que miramos qué tipo de granos hay a determinada profundidad y de eso dependerá si hay mayor estabilidad o son más propensos para avalanchas”, detalló Pulliafito.

En este sentido, señaló que “trabajamos con una clasificación que se utiliza en Canadá y Estados Unidos que establece nueve tipos estándares de avalanchas” y añadió que durante 2020, las nevadas intensas “nos generaron preocupación porque tuvimos mucha nieve en la parte baja y media de la montaña, aunque en la parte alta era promedio” y por esto decidieron retomar el proyecto de los reportes diarios.

“La idea es que de acá a un futuro inmediato incluso, podamos ofrecer la información necesaria para que la gente salga con conocimientos y se exponga a menos peligros”, remarcó.

Recientemente, desde el Centro de Información de Avalanchas trabajaron en conjunto con Parques Nacionales para incentivar la creación del registro de esquí de travesía. “También era una forma de que se reconozca la actividad y así, poder generar mayor concientización por parte del público que sale a practicarlo”.

Pulliafito sostuvo además, que no solo es mayor el riesgo durante el invierno para el que sale a caminar o practicar esquí de travesía, sino también a la hora de sufrir un accidente o eventualidad, quienes tienen que realizar los operativos de rescate se exponen a mayores esfuerzos y peligros.

“Si por ejemplo en verano, con condiciones normales, una persona sufre un accidente en el refugio Frey, se necesitan 8 o 10 personas para descenderla hasta Playa Muñoz. En invierno el número de rescatistas y horas de trabajo se duplica”, indicó.

Las avalanchas de mayor magnitud de los últimos años

En la página de internet a través de la cual difunden la información, los profesionales de la montaña también hicieron un recuento sobre los accidentes más graves y conocidos que hubo en las últimas décadas en la zona.

El primero que relatan ocurrió en 1994 en el cerro Tronador, cuando diez integrantes de un curso para guías de alta montaña fueron arrastrados por una avalancha de placa en el Filo de la Vieja. La nieve arrastró a ocho personas y sus propios compañeros lograron rescatar a cinco, pero hubo otros tres que quedaron sepultados en la montaña.

En 2000, el cerro Catedral estaba a cargo de la firma Robles. A principios de julio de aquel año, una avalancha de placa entre la zona de Punta Princesa y el cañadon de La Hoya, arrastró a dos operarios que trabajan en las máquinas pisanieves durante la madrugada.

En 2002, la ciudad se conmocionaba con uno de los episodios en la montaña más recordados: el 1 de septiembre, un grupo de nueve estudiantes del profesorado de Educación Física de la Universidad Nacional del Comahue.  El accidente ocurrió cuando uno de los grupos regresaba por la ladera norte del cerro Ventana. El grupo fue arrastrado por la nieve por más de 300 metros, hasta un cañadón con rocas, por sobre las cuales bajó el alud. La avalancha fue del tipo fusión, es decir nieve húmeda y muy pesada.

El 21 de septiembre de 2007, hubo dos eventos separados que se cobraron la vida de dos personas. Por un lado, un francés fue arrastrado en un sector fuera de pista del Segundo Lomo en el Cerro Catedral y en otro punto, un argentino desencadenó un alud de placa en un paso próximo al refugio del cerro López.

Una avalancha en aerosol se llevó el parador de montaña Las Nubes, en el cerro Catedral en 2008. Los 630 metros cuadrados de construcción fueron arrastrados más de 400 metros montaña abajo. La avalancha se produjo a la noche, cuando no había personas en el lugar.

En el mismo año, en 2008 en el cerro López, al sur de la torre El Dedo, un grupo de esquiadores entre los cuales había varios guías de alta montaña fue alcanzado por una avalancha activada por el último en bajar. En este caso no hubo víctimas, pero si muchos de ellos resultaron con lesiones.

También en 2008 un turista norteamericano fue sepultado por una placa de unos 100 metros de ancho y 50 cm de espesor en la zona de La Hoyita. La víctima fue rescatada rápidamente por sus propios compañeros, pues todos tenía sus ARVAS en funcionamiento.

En 2009, un guía de montaña caminaba por el filo del cerro Catedral en dirección al refugio Frey cuando fue alcanzado y arrastrado 800 metros hasta el fondo del valle del arroyo Rucaco por una avalancha de placa húmeda. Gracias al rápido operativo de rescate, salvó su vida aunque sufrió politraumatismos varios.

En agosto de 2010, una avalancha barrió con el refugio del cerro Cocinero, situado en el Parque Nacional Los Alerces. Ocurrió de noche, y arrastró consigo a 3 jóvenes que pernoctaban en el albergue. Los trabajos de rescate de las víctimas demandaron más de un mes, pues estaban sepultados bajo más de 5 metros de nieve. El refugio había sido construido 16 años antes.

El 27 de julio de 2020, debido a la acumulación de la nieve en pocos días en el cerro Catedral, se produjo una avalancha en el sector norte del centro de esquí, mientras personal del equipo de Patrulleros se trasladaba por ese sector realizando tareas de preparación previas a la apertura al público. Dos operarios fueron alcanzados y uno de ellos, el jefe de Patrulla Mario Ruiz, falleció mientras su compañero logró ser rescatado.

En septiembre de 2020 también, se produjo una avalancha en el centro invernal Baguales, ubicado a la altura del lago Guillelmo, entre Bariloche y El Bolsón en la que murió un hombre de 39 años que se encontraba realizando deportes invernales. (ANB)

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