jueves 25 de abril de 2024

Esfuerzo, dedicación y trabajo: el taller San José Obrero inaugura su nuevo edificio

Durante años trabajaron para poder construir el lugar donde se dictan capacitaciones y se apunta a ofrecer oportunidades a los jóvenes barilochenses.

jueves 12 de marzo de 2020
Durante tres años trabajaron intensamente para lograr tener el edificio nuevo.
Foto: Marcelo Martínez.
Foto: Marcelo Martínez.

Por Claudia Olate

Quienes años atrás hayan conocido el lugar donde funciona el taller San José Obrero no darán crédito del cambio. El lugar parece otro pero la esencia está intacta: tener las puertas abiertas para que los jóvenes (y cada vez se suman más adultos también) de los barrios del Alto, puedan tener otra oportunidad, capacitarse, sentirse parte de una comunidad que los valora y que apuesta por ellos.

Durante tres años, las manos de los mismos chicos que son parte de esta organización que comenzó hace unos diez años, se pusieron en movimiento para darle forma al sueño de tener un lugar cálido, digno y donde dieran ganas de seguir. Este viernes es la inauguración formal de las nuevas instalaciones.

“Hubo veces que en invierno llovía adentro lo mismo que afuera”, recuerda Fernando Fernández Herrero, referente del taller. Es que en el pequeño salón no solo faltaba espacio, sino que las condiciones eran precarias, pero esto nunca desanimó al equipo que con donaciones, eventos para recaudar dinero y algunos aportes oficiales, logró cumplir la meta.

Este viernes será la inauguración oficial del edificio. (Foto: Marcelo Martínez)

Fernández Herrero dice que tiende a ir olvidando lo que queda atrás, pero “buscando fotos para la inauguración me acordé de dónde venimos. Hace un año teníamos que suspender talleres porque se nos inundaba el salón y hoy esto parece mentira”, remarca mirando a su alrededor, mientras Victoria, encargada del Taller de los Sueños, acomoda libros en el espacio destinado a la biblioteca de la institución.

“Me ha pasado que gente me pregunte ‘¿quién banca todo esto?’ y yo creo que es un misterio”, reflexiona entre risas. Es que si bien la institución cuenta con algunos aportes de la Municipalidad, los mismos están destinados a “becas” para los jóvenes que concurren a los talleres.

A la hora de la construcción hubo aportes de privados y ayuda de vecinos. “Hace un tiempo nos regalaron tres perfiles y no sabíamos qué hacer, pero al final terminamos haciendo una hermosa escalera con ese material que parecía inútil”, indica a modo de ejemplo de lo que hacen con las cosas que reciben.

En el lugar también funciona desde hace 8 años, el Taller de los Sueños. (Foto: Marcelo Martínez)

Desde el año pasado, el taller cuenta con el apoyo del municipio que otorga nueve becas con las que hacen magia. “Nosotros trabajamos con chicos que necesitan estar acá, pero también necesitan vivir y sin una ayuda económica eso se dificulta”, comenta y remarca en la urgencia de conseguir más aportes.

El taller que cuenta con el acompañamiento de la Institución Salesiana, brinda desde siempre, capacitaciones para los jóvenes y cada vez son más los adultos que se suman, pero también intenta ser un espacio para promover una idea de futuro. “Los chicos que llegan muchas veces dejaron los estudios, a veces tienen problemáticas sociales graves con las adicciones o la delincuencia y necesitan un lugar donde haya contención, pero es algo que va más allá de una charla o una capacitación de un encuentro semanal”, manifiesta Fernández Herrero haciendo hincapié en la necesidad de afecto y comprensión que tiene la mayoría de los jóvenes. “A veces es retarlos un poco, ponerle límites, abrazarlos”, resume.

“Este año decidimos ir más allá y empezamos con la Fábrica de futuro. El objetivo es que puedan ir más allá de las capacitaciones porque si capacitamos a 500 herreros, después, ¿dónde consiguen trabajo?” se pregunta y añade que “queremos que sean capaces de emprender, de generar su propio proyecto laboral. Cuando una persona tiene un trabajo digno y puede vivir, puede pensar en una familia, en un futuro y la familia es la única manera de recomponer la sociedad”.

A diario se preparan comidas para los chicos que asisten al taller. (Foto: Marcelo Martínez)

El nuevo edificio tiene una cocina amplia donde se preparan comidas a diario para que “los pibes puedan comer algo nutritivo y aprendan también”, tres aulas donde se brindará además acompañamiento pedagógico y una completa sala de música para incentivar la veta artística de los jóvenes.

Este año, habrá un taller de cocina que se dictará los miércoles por la mañana, cerámica que comenzará en abril y está destinado a mujeres, un curso de construcción de ecoestufas que se brindará la próxima semana y será el último en la ciudad. “Será de lunes a miércoles, todo el día, pero es ahora o nunca, ya no se va a dictar más”, manifestó Fernández Herrero.  Además, también habrá una capacitación de techista y estructuras de madera que durará tres meses y es dictado entre el Ministerio de Trabajo y la Uocra (Unión de Obreros de la Construcción de la República Argentina).

En el lugar también funciona el Taller de los Sueños, que apunta a los más pequeños con distintas actividades recreativas y culturales. En invierno, la organización cumplirá 8 años y cada vez son más los niños y niñas que se suman a la propuesta. Actualmente son unas 60 personas que se reparten entre los talleres de música, arte, baile o las clases de taekwondo, natación, esquí. También hay capacitaciones en cocina y panadería.

El edificio cuenta también con una sala de ensayo. (Foto: Marcelo Martínez)

“Esto funciona de boca en boca, vienen los nenes y después llegan con amigos, primos. Es un espacio para que puedan aprender, divertirse y sentirse contenidos”, expresa Victoria Sabatte.

Actualmente, una de las necesidades del lugar es contar con porteros, para facilitar y asegurar que todos puedan llegar en el momento en que lo deseen. “Nosotros tenemos laburo y familias, estamos acá todo el tiempo que podemos pero tener porteros nos ayudaría muchísimo, queremos que sea un lugar público, donde vengan a consultar a la biblioteca, a aprender, a sentirse acompañados”, remarca el hombre.

El esfuerzo es a diario, es mucho y a veces, cansa, pero quienes están al frente de esta institución no lo dudan ni un minuto. “A veces voy caminando y me encuentro con alguno de los pibes que pasó por acá, trabajando, con familia y ya está. Esa es la recompensa”, dice Fernández Herrero visiblemente emocionado. (ANB)

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