sábado 20 de abril de 2024

Hacerse cargo. Una entrevista a Benjamín Ávila, director de Infancia Clandestina

Vino a Bariloche y a El Bolsón a dar seminarios sobre distintos aspectos de la realización audiovisual, invitado por el Programa Polos Audiovisuales-Nodo Andino y aprovechamos para hablar de cine, una pasión a la que le pone el cuerpo desde hace ya, más de veinte años de una prolífica carrera.

sábado 30 de noviembre de 2013
Hacerse cargo. Una entrevista a Benjamín Ávila, director de Infancia Clandestina
Infancia Clandestina
Infancia Clandestina

Su paso por la ciudad es fugaz e intenso. Unas treinta personas asisten al seminario que ocupa casi el cien por ciento de su estadía. Apenas tiene unos minutos para acercarse a una playa de la ciudad y estar en contacto con el agua del Nahuel Huapi. Los asistentes disfrutan mucho el seminario y Ávila también. Se nota que le gusta la charla, el debate y la discusión constructiva. Tiene unas muy claras ideas sobre el cine y gran parte del seminario versa sobre la diferencia entre ficción y documental. La gente se apasiona y creo que todos nos vamos con varias conclusiones.

Tengo la suerte y el privilegio de poder hablar más en extenso con Benjamín. Hablamos de Tucumán, su provincia, y sus recuerdos de chico. Del rugby y de sus pocas ganas de ir a vivir a Buenos Aires. De sus acercamientos a la fotografía y la actuación, para luego zambullirse en la UBA, en los inicios de la carrera de Imagen y Sonido y de su apasionado paso por las aulas en los primeros 90, y de su vuelta como profesor, algo que se le nota, disfruta y (vuelvo a utilizar esta palabra que es sinónimo de Ávila), apasiona.

Bar de estación de servicio, minutos antes de la segunda parte del seminario. Una charla sobre cine que podría haber seguido durante todo el día. Una conclusión: el amor a algo o a alguien se puede expresar con palabras, pero siempre son necesarias las acciones que confirmen lo dicho. Benjamín Ávila es de esas personas que aman al cine y definitivamente acciona mucho más que lo que habla.

MB:¿Todo cine es político?

BA: Considero que toda acción humana es política, pero me gusta poder dejar en claro esto inicialmente para decir que sí hay un cine político y también de otro tipo. Lo que si creo es que el cine tiene una responsabilidad social muy importante. Creo que de esa responsabilidad, a la hora de contar nuestra historia, tenemos que hacernos cargo. Y para ello hay que tener bien claro lo que uno quiere comunicar. Si hago una película y, de cien personas, noventa entendieron algo distinto de lo que yo quería comunicar, el problema es mío, del director.

MB: El cine basado en la historia argentina reciente, me refiero a los años de la última dictadura militar, ha recorrido un camino desde el inicio de la democracia hasta nuestros días. Luis Puenzo, fue el director de "La Historia Oficial" y es el productor de "Infancia Clandestina". ¿Cómo ves la evolución del cine comparando ambos títulos?

BA: mirá, LHO (La Historia Oficial) se estrenó en 1985, se filmó entre fines del 83 y principios del 84; el guion lo estaban haciendo en el 82. Y creo que la diferencia es que para mi hacer IC (Infancia Clandestina) fue muy fácil; yo no tuve problemas mas que personales, emocionales, de producción, de guita. En cambio LHO fue complicada, ya que sufrían reiteradas amenazas y hasta tuvieron que filmar gran parte del film, clandestinamente. Son cosas que nadie sabe y tiene que ver con un lugar de compromiso. Entiendo que en su momento se la criticó desde algunos organismos de derechos humanos porque consideraban que la película no decía todo lo que tenía que decir en ese momento; no desde Abuelas, porque para Abuelas fue una película extremadamente útil para poder abrir su tema al país y al mundo. Yo creo que el cine no es el responsable de contar el relato completo; una película no lo puede hacer; las que lo intentan, pecan de obvias, de subrayar lo evidente de lo que querés contar. Y eso le hace mal, al cine, a la película y al tema.

Benjamín cuenta que hay un guiño de IC a LHO, en una de sus escenas de animación donde aparece el personaje que hacía Hector Alterio; es más, existe la posibilidad que el niño de IC, sea hermano de la niña de LHO. Las edades de ambos cuadran perfectamente.

MB: La gente a veces dice: "...uh, otra vez una película sobre la dictadura...".

BA: por un lado, los que hacemos películas, pensamos que cuando se hace algo similar a lo ya hecho en ese terreno, debieran utilizarse los recursos y la experiencia en hacer una cosa nueva, progresar, buscar otro punto de vista...no otra historia sino otro punto de vista; porque son dos cosas distintas el punto de vista y a historia. Lo que si, cuando escucho esa frase yo les respondo: ¿Y por qué no, otra película sobre la dictadura?. ¿Acaso esa misma gente cuando ven una película de Vietnam dicen: "Otra vez una película de Vietnam"?. Es una cuestión de dominio cultural. ¿De qué se encarga sino el arte, de contar historias sobre nosotros?

MB: Ahora, ¿puede ser también que se deba a algo más amplio y es que los argentinos aborrecen el cine nacional?

BA: Lo aborrecen porque no lo llegan a ver

MB: Claro, no lo ven...

BA: No, no es que no lo ven...no llegan a verlo.

MB: Lo decís por el problema de la distribución de películas...

BA: No, el problema no es la distribución, es la exhibición. porque acá los distribuidores de cine argentino han hecho un esfuerzo descomunal para distribuir cine argentino; el problema es la exhibición. Estoy convencido que si nuestro cine tuviera el espacio necesario, la gente lo adoraría.

MB: Como alguna vez lo fue.

BA: Como alguna vez lo fue y en muchos casos lo sigue siendo. Mirá el caso de "Las Acacias", que con una salida muy pero muy pequeña en salas, metió 35.000 espectadores; algo inimaginable para una película que salió con apenas 10 o 14 copias.

MB: ¿Cuáles son tus referentes del cine nacional e internacional?

BA: Hay uno que le copio todo, que es Kieslowski; soy Kieslowskiano cien por ciento. Hice un seminario con él en el año 95 cuando vino a la Argentina y fue espectacular; fue un antes y un después en muchas cosas de mi vida. Después...a mi me gusta mucho el cine político y creo que siempre voy a hacer cine político, o por lo menos así lo deseo, y ahí mi referente es Ken Loach (Agenda secreta, Riff Raff, Mi nombre es Joe)ya que tiene una visión del cine político a la que yo adhiero mucho. Y de acá...el gran Favio, que ni siquiera es un referente, a mi me pasa que por ejemplo con los otros dos que te nombré, yo me identifico con su mirada; esa mirada que tienen soy yo. Yo quiero ser ellos. En cambio con Favio, lo que me pasa es admiración, su mirada no tiene que ver con la mia pero lo que pasa es que veo sus películas y veo cine puro. Tener la oportunidad de todavía ver una película que te hace sentir que eso sólo es cine, creo que eso sólo Favio lo hacía, en un lugar de espontaneidad, de...no pensamiento, de frescura...era tan personal y tan ecléctico, que no creo que haya nadie que pueda hacer eso, ni siquiera de continuarlo.

No deja de mencionar a el cubano Tomás Gutierrez Alea y al chileno Patricio Guzmán. Allí surge un dato de la realidad que seguramente lo define: varios de los directores que ha mencionado (también a Herzog y a Wenders), vienen del documental, el género que según Ávila es hoy el único en el que hay mayor experimentación del lenguaje audiovisual.

Ávila es muy prolífico; junto a dos amigos tiene una productora llamada Habitación 1520 que se dedica a la producción de películas documentales principalmente y también de ficción, y varios programas para los canales Encuentro y Paka Paka.

MB: ¿En qué proyectos estás actualmente?

BA: Acabamos de terminar la primera etapa de investigación sobre Juana Azurduy, y ahora con Dieguillo Fernández vamos a comenzar a escribir un boceto del guion...

MB: ¿Ficción?

BA: Ficción, si. Con Natalia Oreiro que va a ser Juana. Después estoy con tres proyectos de televisión que son dos series y una miniserie de ficción, que estoy buscando financiación...y ahora estoy empezando un documental sobre el predio y los edificios de la ex ESMA (Escuela de mecánica de la armada), algo que me ofreció Canal Encuentro para hacer, y que me gustó el reto y meterme con un lugar en el que nunca quise entrar.

Por Mariano Benito

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