A pura murga y baile, el Jardín 52 celebró sus 30 años

Por Cecilia Russo.

Con murga, baile y colores, la comunidad educativa del Jardín de Infantes Nº52 “Peñi Nehuén” celebró sus 30 años de historia. Luego del periodo de pandemia, con clases virtuales y sin actos escolares, el establecimiento volvió a convocar a padres, docentes y niños en un festejo al aire libre.

El Jardín nació en 1992 como un anexo de la Escuela 266 y en 1999 logró tener su edificio propio, el actual, que se ubica en la calle San José, cerca del ingreso a la Dirección de Tránsito y  Transporte.

Por entonces, la institución recibió el nombre “Peñi Nehuén”, por elección de la comunidad, y significa “fuerzas de hermanos”. “Eso es lo que nos caracteriza. Básicamente es la unidad, la solidaridad, la empatía”, contó la maestra Andrea Paillaqueo a ANB, quien hace 23 años trabaja en el lugar.

“Estamos muy felices, todos los que formamos parte de la comunidad educativa del 52, porque sin dudas este fue un retorno muy anhelado después de vivir una situación de pandemia que nos marcó tanto a toda la humanidad; después de vivir más de un año con bimodalidad, de poder enfrentar este nuevo tiempo escolar desde otro lugar, fue para nosotros súper emocionante”, expresó.

Bajo el lema “volvemos al jardín al compás de la murga” el personal docente decidió encarar el comienzo del año y los festejos de la tercera década de la institución con la temática carnavalera. “Es alegría, familia, barrio, es unión”, remarcó la maestra.

Y agregó: “Con el objetivo también de revalorizar el carnaval, nos funcionamos con La Negra Murguera, a cargo de Javier Olavarría, que gentilmente nos mandó un montón de material para trabajar”. El conjunto de baile se hizo presente en los festejos presentando un colorido show para todos los presentes.

Además, los niños de todas las salas prepararon gorros, maracas, trajes y pasos de baile los cuales expusieron en un desfile sobre la calle, frente a todas las familias. Para el cierre, se hizo presente con su repertorio musical la banda de la Escuela Militar de Montaña.

“Es un día de celebración y profunda emoción” destacó Paillaqueo. Y continuó: “Siempre defino a este jardín como un espacio de puertas abiertas; un espacio de derechos, de juegos y aprendizajes”.

A lo cual añadió: “Lo más gratificante es ver cómo siguen eligiendo este jardín las generaciones. Personalmente me pasó de tener alumnos, salas de 4 años, y ahora traen a sus hijos. Elijen ser parte de la comunidad de este jardín nuevamente, ya desde el lugar de padres. Eso es muy fuerte”. (ANB)