Los barilochenses que hicieron un libro único sobre ciclismo de montaña

Bariloche tiene recovecos desconocidos, que miles de transeúntes que a diario se mueven en vehículo, o en transporte público, desconocen. Años atrás, un grupo de amigos decidió comenzar a pedalear las montañas, y descubrieron no solo rincones increíbles, sino también, que había una nueva forma de vivir el deporte.

Carlos Aragón cuenta que desde siempre estuvo ligado al deporte, y si bien la bici era algo que lo atraía desde pequeño, no podía acceder a ella debido a cuestiones económicas. Pasó el tiempo, y aunque pensó que el ciclismo era algo a lo que jamás podría llegar, sus amigos Juan Pablo Falaschi, Luis Razza y Luis Pablo Razza le demostraron que estaba errado.

El grupo comenzó a salir a pedalear de vez en cuando, a conocer otros senderos, a recorrer otros caminos. De a poco, la actividad que Carlos pensaba casi como una utopía, se volvió parte vital de su vida. “Empezamos a salir todos los fines de semana, y durante la semana entrenábamos”, cuenta en diálogo con ANB.

“Como uno de ellos es ingeniero, siempre salía con la libretita y tomaba datos, anotaba todo”, recuerda el hombre. Así comenzó un camino que los llevó finalmente, a la publicación de un libro único en Bariloche.

“Ellos comenzaron a esbozar ensayos de publicaciones, con algunos escritos, con fotografías”, rememora a la vez que añade que “las excursiones eran cada vez más atrapantes. Descubrí cosas que jamás hubiera conocido sin la bicicleta”.

Finalmente, lo que comenzó como un hobby, terminó convirtiéndose en un libro: Bariloche mountain bike I. Allí, con detallados planos, mapas, fotografías y relatos, cuentan los principales recorridos que se pueden hacer a bordo de una bicicleta, para que aquellos que se están adentrando en la actividad, sepan dónde pedalear.

Además, los "Veteranos Biónicos" tienen una página web donde publican algunos de los recorridos, por ejemplo, el del arroyo Del Medio, la vuelta del Ñirihuau, o el recorrido de Circuito del cerro Catedral con Los Coihues. 

Carlos dice con humildad que “gracias a ellos tres salió un libro fantástico, yo lo único que hice fue pedalear”. El libro tiene 14 años, pero no deja de ser casi una biblia para los que cada vez que pueden, se suben a su bicicleta y salen a disfrutar del aire puro, de los paisajes únicos, de los caminos solitarios que esconden rincones maravillosos.

Cada 19 de abril se celebra el Día de la bicicleta en gran parte del mundo. La fecha hace referencia a un día como hoy pero de 1943, cuando Albert Hofmann, conocido como «el padre del LSD», realizaba en su laboratorio un autoexperimeto con una sustancia para determinar sus efectos psicotrópicos, tras el cual su regreso a casa en bicicleta se tornaría famoso.

El químico de origen suizo, ese día ingirió una dosis de la sustancia para ver sus efectos y le pidió a su ayudante que lo acompañara en el regreso a su casa, que hizo a bordo de su bicicleta. En el trayecto, las alucinaciones fueron cada vez mayores, y varias décadas después, terminó significando además, el Día de la bici.

“Este día nos encuentra en un momento muy especial porque hay mucha gente haciendo ciclismo, cada vez somos más, y esperamos seguir pedaleando hasta que la luz se apague”, afirma Carlos con la plena convicción que le dieron los miles de kilómetros que recorrió pedales mediantes.  (ANB)