jueves 25 de abril de 2024

“Juani”, el excéntrico peluquero de Bariloche

“Los peluqueros a veces somos psicólogos de los clientes”, dice el joven. “Me gusta hacer cortes locos”, remarca. Galería de fotos.

sábado 17 de marzo de 2018
Concentración extrema antes de aplicar el corte.
Foto: Emiliano Rodríguez.
Foto: Emiliano Rodríguez.

Por Nicolás Malpede

Juan Cotaro conoció el mundo de las tijeras cuando era muy pequeñito, con edad de jardín de infantes. Es que pasaba horas y horas en la peluquería de su abuela María Rosa.

Tiene 28 años. Flaco, tatuajes por todo el cuerpo, gorrita con visera plana, jean y remera manga corta. Barba prolijamente recortada. Todo el estilo, toda la onda.

“Cuando era muy chico, me encantaba ir a la peluquería de mi abuela. Ella atendía a muchas señoras. Yo me sentaba en un rincón y la observaba trabajar. Podía estar todo el día”, cuenta “Juani”, como le dice la mayoría.

Este joven manos de tijera empezó a trabajar en una peluquería hace seis años. Allí comenzó a incorporar todos los tips del oficio.

“En ese momento no cortaba el pelo. Lavaba cabezas y barría pelos. Era una especie de asistente. Yo arranqué bien de abajo. Luego, con el correr de los años fui capacitándome en diversos cursos”, dice “Juani”, orgulloso.

"Si no tenés buena onda, el cliente no se va contento" (foto: Emiliano Rodríguez). 

En cuanto al aprendizaje del oficio, el joven aclara que “en Argentina no hay una carrera de Peluquería”. “La carrera la va haciendo uno, yendo a cursos, capacitaciones, exposiciones y todo evento que sirva para aprender”, remarca, y le corta un mechón de pelo a Berna, su compañera de trabajo, una atractiva chica rubia platinada, a quien luego le hará unos reflejos y algunos retoques más.

Para “Juani”, “es clave que la persona se sienta cómoda y se vaya contenta”. “Me gusta charlar de la vida con mis clientes y conocerlos. Eso me ayuda a interpretar bien qué es lo que quieren que les haga en la cabeza”, señala.

“Yo apunto a una atención personalizada. La peluquería exprés no me va. No me gusta eso de cortarle el pelo a un cliente en cinco minutos y que se vaya sin intercambiar palabra prácticamente”, resalta el peluquero.

"Juani" trabaja y Berta sonríe al ver su nuevo look (foto: Emiliano Rodríguez). 

ANB: ¿Te piden cortes “locos”?

J: ¡Sí! Mucho más los hombres que las mujeres. Me piden crestas, rapado a cero en los costados de la cabeza, cortes de otras épocas…

ANB: ¿Atendés a personas de todas las edades?

J: Sí, desde chicos a abuelos. Con los niños a veces se me complica porque son muy revoltosos y se mueven para todos lados. Las señoras al principio se asustan al verme tantos tatuajes pero con el correr de los minutos se relajan y la pasan bien (risas).

Para el peluquero, "hay que actualizarse constantemente" (foto: Emiliano Rodríguez). 

“El peluquero tiene que cuidar la estética de sus clientes y a veces hasta oficia de psicólogo. Son los gajes del oficio”, explica “Juani”, quien en un día de mucho trabajo llega a hacer hasta 20 cortes.

“Me gusta experimentar cosas nuevas. Ver los cortes de peluqueros de otros países. Copiar ideas, pero siempre ponerle a todo mi impronta, mi toque de distinción. No paro. Trato de seguir aprendiendo todo el tiempo”, sostiene el peluquero, mientras termina de darle forma al nuevo look de Berna. (ANB)

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