jueves 28 de marzo de 2024

Antonio Chiocconi, casi medio siglo dedicado a la medicina

El médico llegó a Bariloche hace cuatro décadas y desde entonces, dedicó su vida a atender cientos, sino miles de pacientes. Una historia que no pasa desapercibida.

sábado 09 de septiembre de 2017
Fotos: Emiliano Rodríguez.
Por Claudia Olate

De rasgos amables, con una sonrisa amplia y prolijamente peinado, Antonio Chiocconi se sienta en el sillón de su casa frente a un ventanal a través del cual se ve su patio. La charla transcurre naturalmente, como pasa con quienes tienen mucho que contar.

Antonio mira por la ventana y recuerda cuando llegó a Bariloche, allá por 1975, cuando el Plan de Salud nacional  prometía grandes cosas, hasta que el gobierno de facto lo dio de baja por considerarlo innecesario. En esa época llegó una camada de médicos a la ciudad que comenzaron a desempeñarse en el hospital zonal, cuando nada era lo que es hoy.

“La población era de menos de 30 mil personas, el hospital no era lo que es ahora”, rememora. Estela es su compañera de toda la vida, y casi medio siglo atrás ya pensaban en irse de Buenos Aires, “a cualquier parte del interior”.

La primera parada en el camino de este médico clínico fue General Roca, donde llegaron como parte del mismo Plan de Salud. Si bien Bariloche era su primer destino en la lista de deseos, lo era el de muchos, y Antonio no entró en el primer llamado.

De todas maneras, un día recibieron la propuesta y el sueño parecía concretarse: amantes de las ciudades chicas, de la naturaleza, y de la nieve, pudieron llegar a la ciudad que querían y comenzar así una vida que hoy está llena de frutos.

Chiocconi llegó a Bariloche junto a su esposa en 1975. (Foto: Emiliano Rodríguez.)

“El Plan de Salud, lamentablemente, duró muy poco y los médicos nos empezamos a dispersar”, relata desde su vivienda, en la que viven hace 42 años. “Fuimos una competencia muy importante para los privados y hubo hasta atentados contra algunos médicos”, recuerda. El gobierno empezó a realizar recortes y trabajar en el área pública era cada vez más complicado.

Así, Antonio comenzó a trabajar en el Centro Traumatológico que funcionaba sobre Rolando, pero cuando el lugar se traslada al kilómetro 1 de la avenida Bustillo, “necesitaban más gente y ahí entré yo”, dice.

La vida de Chiocconi no es sólo medicina claramente. Comparte su vida con Estela y además con sus siete hijos, tres hombres y cuatro mujeres, que a su vez le dieron 17 nietos. “¡17!”, exclama divertido.

El médico disfruta de la numismática como uno de sus hobbies. (Foto: Emiliano Rodríguez.)

Amante de la montaña, pasión que heredaron algunos de sus hijos, así como la medicina, de los deportes y de la numismática, se convirtió en un barilochense por opción más que conocido. “Mi esposa me dice que soy muy saludador”, bromea por las veces que camina por las calles.

“El deporte me relacionó mucho con la gente”, menciona Antonio sobre su paso por el Club Andino, su rol fundamental en la fundación del Club Pehuenes, y sus interminables partidos de fútbol “en cualquier cancha”, como recuerda.

Este médico clínico recibido en 1969 fue el doctor de cabecera de miles de barilochenses. “Estimo que recibo alrededor de 300 o 400 consultas por mes”, señala como cifra demostrativa de la popularidad que supo cosechar con su atención sencilla y amable. “A diferencia de otras especialidades de la medicina, en el área clínica por ejemplo, yo tengo algunos pacientes que me visitan hace 40 años”, explica entre risas.

Chiocconi quiere cumplir 50 años como médico antes de retirarse. (Foto: Emiliano Rodríguez.)

Al consultarle si alguna vez se arrepintió de haber dejado Buenos Aires para emprender una vida en la cordillera, no lo duda: “Soy un agradecido con Bariloche, acá se cumplieron todas las expectativas de vida que teníamos”. Como certeza de su decisión, Antonio señala que sus siete hijos viven acá, junto a sus nietos, “debe ser que elegimos bien la ciudad”, añade con una sonrisa.

Antonio, nacido el 10 de septiembre de 1945, continúa trabajando, con las modificaciones que le permiten las casi cinco décadas dedicadas a su profesión.  “Trabajo cuatro días a la semana por la mañana, gracias a Dios puedo regular el tiempo ahora”, dice en relación a los primeros años, donde todo implicaba un mayor esfuerzo.

Chiocconi tiene 7 hijos y 17 nietos de los que disfruta plenamente. (Foto: Emiliano Rodríguez.)

Hay gente que nació con la profesión ya marcada, por vocación. Antonio es uno de ellos. “Soy médico desde los tres años prácticamente”, bromea y no duda en afirmar que no elegiría otra carrera si tuviera que volver a elegir. “Es mi pasión, es casi lo único que se hacer”, dice con una sonrisa de complicidad.

“Si pienso en los proyectos de vida que tenía cuando era joven, estoy lleno de satisfacciones: tengo una familia espectacular, nietos para disfrutar, una profesión y vivo en el lugar más lindo del país”, sintetiza, como si resumir más de 40 años de vida en Bariloche, fuera tarea sencilla. --“¿Piensa en la jubilación, Antonio?”, le consultamos.

-“Quizás, más adelante. Antes quiero cumplir 50 años como médico”, finaliza con seguridad. (ANB)

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