martes 16 de abril de 2024

Se cumple un año del vaciamiento de la Sedronar en Bariloche

"Fue mucho lo que se perdió", dice Fernando Fernández Herrero, exdirector del organismo.

martes 22 de agosto de 2017
El proyecto Sedronar se cayó a pedazos.
Foto: archivo.
Foto: archivo.

Varios compañeros me preguntaron en los últimos días si iba a sacar algún comunicado por el triste aniversario del cierre del Programa PAIS, ciertamente la vorágine del trabajo del San José Obrero estuvo a punto de impedirme hacerlo, pero es importante que no resulte tan barato clausurar sueños y arruinar vidas.

Estamos a pocos días de cumplir un año de ese día en que nos despedimos con abrazos y lágrimas de las pibas y pibes de PAIS, unas semanas antes Lidia Saya (denunciada por vínculos con gestores de trata de personas), Florencia Tufró y Ariel Fernández de la gestión del peronista pro Roberto Moro, llevaron adelante el brutal desguace, vaciamiento y abandono de personas. Un trabajo de más de 2 años en Bariloche, que no solo había cambiado la imagen negativa que hasta ese momento tenía la secretaría, también había demostrado que es posible un Estado trabajando en serio en la promoción de derechos, persona a persona, y lejos del PowerPoint y el chamuyo. Hicimos muchas gestiones para impedirlo, con senadores, diputados, legisladores, concejales, el sindicato, la iglesia, la municipalidad, la provincia, a todos se le prometió la continuidad desde la Sedronar, y después nada importó.

Fue mucho lo que se perdió en Bariloche, en solo dos años con un equipo valiosísimo, pusimos en marcha la Casa Educativa Terapéutica en los vestuarios abandonados de la pileta abandonada, espacio arreglado por los mismos chicos junto al equipo, muchas cosas pasaban diariamente en la CET, asistencia, contención, grupos terapéuticos, reconstrucción de vínculos, educación, deportes, arte, construcción de comunidad, y proyectos de vida. Poco tiempo después inauguramos en el viejo aserradero de Parque Nacionales, el Programa PAIS de inserción socio laboral, la primera oportunidad de trabajo para los que no habían tenido nunca ninguna, y una vez más con casi nada logramos mucho. Podríamos contar miles de cosas de esos días, al que le interese puede entrar al Facebook y ver imágenes y crónicas diarias de chicas y chicos esforzándose, capacitándose, trabajando por un futuro mejor.

Más de 100 pibes en la CET, más de 50 en PAIS, y todo realizado por un equipo mal pago y precarizado, que al final cometí el gran pecado de llevar más allá del límite. Demostramos que el Estado puede hacer la gran diferencia, que el  modelo médico hegemónico está lejos de ser el más eficiente, que la estrategia socio comunitaria es un verso si no compartimos muchas horas con los chicos y solo nos dedicamos a pasearlos de un dispositivo a otro, que la reconstrucción de vínculos, la promoción de derechos, el “ninguno se queda afuera”, que valores como familia, amistad, compañeros, proyecto en común, inclusión,  trabajo, y amor, pueden ser el centro del trabajo social llevado a cabo desde un dispositivo estatal.

El Estado malgasta millones diariamente en sostener muchas estructura obsoletas, cuando burócratas, incapaces, corruptos o malintencionados tienen el poder pueden hacer mucho daño, mientras tanto el tiempo pasa, las vidas se pierden, el futuro se estrecha, …los pibes se mueren.

La Casa Educativa Terapéutica que habíamos nombrado “Mi Casa” ya que era refugio de muchos chicos en situación de calle, y el Programa PAIS, van a estar por siempre en nuestra memoria y la de muchas chicas y chicos de Bariloche.

Ya pasó el tiempo del enojo y la tristeza que nos dominó en los meses siguientes al vaciamiento, es muy difícil cuando la injusticia gana por goleada, pero hay que lograr sacarse de encima la bronca porque solo con alegría se puede construir desde abajo.

Ya volvimos a soñar, pero sobre todo a trabajar para concretar esos sueños; pero no está de más pensar en qué país tendríamos si no se destruyeran sistemáticamente las iniciativas que ensanchan el horizonte de los que más lo necesitan.

Todo esto pasó en solo dos años. Mientras duró este proceso, reconocido por propios y ajenos, mejoraron notablemente en la ciudad todos los índices sociales relacionados con la juventud en riesgo, había comenzado un cambio estructural que fue cortado de raíz a poco de andar.  Parafraseando a Victor Heredia en Taki Ongoy lamentablemente nunca sabremos  “¿qué hubiéramos sido si hubiéramos podido ser?”.

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