miércoles 24 de abril de 2024

Una enfermedad que no debés dejar pasar por alto

¿Cuándo debo preocuparme por una hemorragia digestiva?. El médico gastroenterólogo, Fabricio López, nos brinda detalles de esta patología.

domingo 06 de agosto de 2017
Una enfermedad que no debés dejar pasar por alto

Las hemorragias digestivas se definen como la pérdida de sangre por el tubo digestivo, que, según su ubicación, pueden ser clasificadas como:

1- Altas: cuando su lugar de origen es el esófago, estómago o duodeno. Tienen una incidencia anual de 100 casos cada 100.000 habitantes.

2- Bajas: cuando su lugar de origen es luego del duodeno hasta el extremo final del intestino grueso y la región anal. Tienen una incidencia anual menor que la anterior, cerca de 25 casos cada 100.000 habitantes.

Las causas más frecuentes de cada categoría suelen ser:

1- altas: úlceras de estómago o duodeno, gastritis erosivas, varices en el esófago o estómago, tumores, polipos benignos, desgarros en el esófago por esfuerzos del vómito y esofagitis, entre otros.

2- bajas: hemorroides, divertículos de colon, lesiones vasculares de colon, tumores benignos o malignos, enfermedades inflamatorias de intestino. 

Los signos clínicos que orientan a sospechar una hemorragia digestiva también pueden ser clasificados como:

1- de origen alto: vómitos de sangre, deposiciones negras (melena) o en casos mas severos sangrado en las deposiciones.
2- de origen bajo: sangrado fresco con las heces o mezclado con ellas y en algunos casos melena.

Representan situaciones que demandan una atención personalizada para determinar la gravedad de la misma y la posibilidad de ser atendida en forma ambulatoria o mediante internación.

El médico deberá considerar antecedentes de hemorragias previas, consumo de medicaciones o alcohol, la forma de manifestación, la repercusión en sus signos vitales básicos (taquicardia, presión baja, ritmo de diuresis, status neurológico), la edad del paciente (mayor de 60 años) y la presencia de enfermedades de base que puedan empeorar el pronóstico (enfermedades cardíacas, respiratorias, renales, diabetes, etc) entre los factores mas importantes.

Para la recepción del paciente grave es menester contar con una infraestructura y personal adecuados, que permitan un manejo personalizado en una unidad de cuidados intermedios o intensivos a fin de estabilizar sus parámetros clínicos; con una unidad de endoscopia de urgencia que permita la intervención instrumental en tiempo oportuno y de un equipo de cirugía que pueda resolver la situación en los casos que no pueda ser solucionado por los métodos anteriores.

Por lo dicho, esta patología requiere en definitiva de un trabajo multidisciplinario y finamente coordinado para lograr la estabilización del paciente.
Afortunadamente, cerca de un 10% y un 15% de los casos se presentan como formas graves y la mayoría podrá ser resuelto en forma ambulatoria o mediante internación por corto plazo.

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