jueves 25 de abril de 2024

¿Qué pasa si empezamos por la gente?

La sociedad culpa a los políticos por las situaciones que atraviesa un país. Cómo juega el voto en estos momentos.

domingo 23 de julio de 2017
¿Qué pasa si empezamos por la gente?

“La cosa no cambió tanto”; “Cambiemos es kirchnerismo con buenos modales”; “A esta gente le falta cintura política”. Frases, frases y más frases. Estos son algunos ejemplos de lo que se suele escuchar en varias charlas de café.

Sucede que como sociedad primero, pero como país también, no le otorgamos a las cosas el tiempo necesario para que maduren. Pero no es culpa de la sociedad como institución, ni muchos menos de los ciudadanos que la conforman. En todo caso de los dirigentes que no supieron o no quisieron ser fieles representantes del pueblo argentino. Y no me refiero a las dirigencias políticas nada más.

Siempre es más fácil echarle la culpa a la clase política porque son, de todos los tipos de dirigentes, los únicos que la gente le da un voto de confianza a través del voto casualmente. La corrupción, por ejemplo,es un fenómeno (por no decir desgracia) que existe desde que el mundo es mundo, y no es sólo de la política. El tango se baila de a dos. Y a veces hasta de a tres o más. Tenemos bailarines muy osados.

Pero la corrupción que está siendo tapa de todos los diarios en el mundo entero, tampoco alcanza según algunas encuestas para que la gente diga: ”...este robó, entonces no lo voto”. Vivimos en una democracia de momentos como suele decir Juan Germano de Isonomía Consultores. Y esto no sucede sólo en Argentina. Ejemplos como la presidencia de Trump, el Brexit de la Unión Europea, el triunfo de Macron en Francia o en VotNo en las elecciones por la paz en Colombia, dan muestra de ello. La gente vota como quiera según su momento.

En estas horas también se dieron a conocer algunos sondeos que indican cómo afecta la situación económica personal antes de votar. Y particularmente qué piensan aquellos que los analistas definen como los “defraudados”, muchos de los cuales votaron con “el cambio” en 2015. No están arrepentidos de ese voto, pero esperaban mucho más de este gobierno. Y es el mismo gobierno que los pone en una encrucijada ahora ya que tienen que volver a votar. Por eso el argumento que hoy el oficialismo le da a ese sector es mostrarle que hay del otro lado.

Apela a lo emocional, y no tanto a lo racional. Cambiemos sabe que mucha de esa gente que los votó en 2015, siente decepción pero también sabe que los seguirán apoyando porque ninguno de eso quiere que “vuelva el pasado” como dicen algunos. A lo sumo se irán al costado con candidatos como Sergio Massa o inclusive Florencio Randazzo (que recorre cuánto canal puede pidiendo disculpas por todo lo que el kirchnerismo hizo mal, a pesar de no quedar muy convincente a veces). Por eso también la estrategia del gobierno es apuntar al ex Alcalde de Tigre.

Este último es un político de raza. Un oportunista del gol como dirían algunos periodistas deportivos. O un ventajista como dicen algunos hombres de la política. Es una relación de amor/odio que tienen con él desde Cambiemos, en particular desde la mesa política del gobierno. Lo necesitan para sacar adelante proyectos parlamentarios, pero no confían en  su comportamiento. Massa si hay algo que sabe es ubicarse en los diarios según el tema de agenda, y correrse cuando no le conviene aparecer.

Si la estrategia de polarizar con CFK por parte de Macri y los suyos es una decisión estratégica o si en realidad la división de la ciudadanía es producto de años de “populismo kirchnerista” como dijo el Ministro Rogelio Frigerio en estas horas, no cambia demasiado a la hora de sufragar. La gente sabe qué tiene que votar, quizás no necesite tanto que le muestren esa dicotomía permanentemente. Tal vez con solucionarle los problemas lisa y llanamente alcanza.

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