jueves 25 de abril de 2024

Entre el futuro y el pasado

Decisiones y proyecciones del presidente Mauricio Macri.

domingo 23 de abril de 2017
"Polarizar con el kirchnerismo a pesar de ser un desafío, también es un riesgo".
Imagen ilustrativa.
Imagen ilustrativa.

Apenas comenzado el año, el gobierno nacional decidió la salida de Alfonso Prat Gay par dividir el Ministerio de Finanzas y Hacienda en dos. A finales de enero, ya con los dos nuevos Ministros puestos en funciones, el Estado comenzó una carrera para achicar el gasto público, a pesar que había aumentado el número de ministerios paradójicamente.

Meses después, el Presidente junto a la mitad de los gobernadores del país anunció un plan para optimizar la administración pública en línea con lo estipulado tras las salida de Prat Gay. Dicho plan apunta principalmente a reducir el déficit fiscal de las provincias y busca jerarquizar la función del estado y de sus integrantes, para dejar de ser un “aguantadero” como el propio Macri pronunció. Una buena idea al menos como está planteado.

Pero además la firma del acuerdo prevé un estado más eficiente, ser menos burocrático (ejemplo del proyecto de Ventanilla Única que está liderando la Secretaría de Comercio de la Nación), contar con procesos más transparente en la toma de personal, digitalizar los sistemas de información pública y garantizar más y mejor participación ciudadana entre varios puntos. Todo bajo la atenta mirada del Ministerio de Modernización a cargo de Andrés Ibarra.

Días después Macri volvió a firmar otra acuerdo, también federal, pero con aquellas provincias productoras de energía por medio del cual buscan garantizar el suministro a aquellas personas energía dependientes por diversos motivos. En ambas ocasiones, el Presidente repite su discurso que parece ser un caballito de batalla de cara a las elecciones: “son ellos o nosotros”. Una clara referencia al kirchnerismo.

La polarización es una herramienta electoral casi gastada en la reciente historia política argentina. Si bien podemos remontarnos a los unitarios y federales, a los radicales y peronistas (inclusive dentro del peronismo hay varias corrientes según las etapas de Perón), en los últimos años caló tan hondo que produjo que la denominada “grieta” se ensancha cada vez más.

Cambiemos apuesta a esto, sin importarle que detrás del Presidente en cada discurso que brinda para firmar estos acuerdos, haya dirigentes políticos que formaron parte del kirchnerismo en alguna de sus etapas. Les habla a ellos también porque saben que las provincias necesitan del Estado Nacional todavía. Pero también a los argentinos, para que estén atentos al momento de votar a pesar que uno de sus pilares de gobierno es unir a los argentinos. Cuánto ayuda esta estrategia, no lo sabemos.

Pero polarizar con el kirchnerismo a pesar de ser un desafío, también es un riesgo. Principalmente por dos motivos. Primero porque sigue sin existir una oposición hecha y derecha, y el gobierno entonces necesita apelar al kirchnerismo que le agradece que el propio Macri los mantenga vivo. Y segundo, porque en caso de ganar las próximas elecciones, se desvanecerá esa dicotomía y el gobierno deberá comenzar a hacerse cargo de sus propios errores y dejar de lado a “la herencia” como argumento político. O sea la polarización es un posible beneficio en el corto plazo, pero no así en el largo.

Mientras el kirchnerismo define si la ex Presidente se presentará en las elecciones, lo que queda del peronismo lucha por sacarsela de encima y que no termine de ser un peso. El sindicalismo también por esas horas se juega una dura parada. Internas que se hicieron públicas entre los gordos, los kirchneristas y los jóvenes que buscan una renovación. A este último grupo hay que seguir de cerca, representados por Facundo Moyano  y Juan Pablo Brey de los aeronavegantes.

Con el anuncio de Elisa Carrió que finalmente no será candidata en la provincia de Buenos Aires, pero si en la Capital Federal, el regreso de Martín Lousteau luego de su periplo por la Embajada de Estados Unidos y la definición de Vidal sobre sus candidatos, comienzan algunas definiciones de cara a la campaña electoral con foco en lo nuevo y lo viejo.

El Presidente de la Nación tiene puesta la mirada en en el futuro del país. El día a día se lo deja a otros. Tiene previsto viajes en menos de un mes a las tres potencias económicas más gran del mundo: Estados Unidos, China y Japón. En paralelo se cocina la estrategia electoral que incluirá a provincias que en el Congreso podrían ser aliadas, pero que antes tienen que pasar por los comicios. Eso sí, el domingo 22 de octubre a las seis de la tarde cierran las mesas. Al otro día hay que seguir gobernando.   

 

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