sábado 20 de abril de 2024

Lo que el paro dejó (si es que dejó algo)

Un análisis sobre la medida de fuerza de nivel nacional llevada a cabo el pasado jueves.

domingo 09 de abril de 2017
Foto: archivo.

Finalmente, después de tantos amagues y anuncios la central general de trabajadores (CGT) hizo su primer paro general el pasado jueves. Fue seguramente el paro más anunciado de los últimos que se dieron bajo una conducción tripartita, algo atípico también. Pero qué resultados dejó, a quién le sirvió, qué cambió al otro día. Son simples preguntas que todos nos hacemos y cuyas respuestas cuesta unificar.

En primer lugar fue un paro demandado más por las bases trabajadoras, que por convencimiento propio de los principales dirigentes de la confederación. La última movilización donde sectores más radicalizados, entre ellos los kirchneristas y los “naranjas” (como se identifican los trabajadores de tendencia izquierdista) marcó una presión que la conducción tripartita se vio obligada a escuchar. No es común que los Moyano, entre otros, salgan con custodia rápida de un acto donde le hablaban a los trabajadores, al pueblo como decía Perón.

Por otro lado, el sindicalismo dejó en evidencia que no está 100% unido. Dos de los dirigentes gremiales más importantes, por su representatividad ni se vieron durante la jornada de protesta. Me refiero a Armando Cavalieri, de Comercio y al “Momo” Venegas de los trabajadores rurales, claramente alineado con el gobierno de Mauricio Macri. Podríamos nombrar a Roberto Fernández de la UTA (Transporte) también, que si bien apoyó el reclamo y su gremio se alineó totalmente, tampoco quiso mostrarse en público en las últimas horas.

En tercer lugar, y no menor, por más que la CGT haya dicho que “el paro fue contundente”, deberíamos analizar si los que pararon lo hicieron por convicción propia o porque básicamente no tenían medios de transporte para poder llegar. Recordemos que estamos en el SXXI, y las modalidades como el “home office” (trabajo desde casa) están a la vanguardia.

Cuarto. El sindicalismo tiene un serio problema de identidad. Y el gobierno nacional vaya si lo está aprovechando enviando mensajes. Auditar la conformación de los gremios, saber si están cumpliendo con cupos de género o simplemente si realizan elecciones con sistemas electrónicos (paradójico, ya que el mismo a nivel nacional no lo pudo impulsar) son algunas de las herramientas que comienzan a presionarlos. Esto va atado a la falta de cambio generacional que tiene el sindicalismo local. Algunos tienen más de 40 años en sus cargos.

Continuando con el párrafo anterior, la orden de Macri al Ministro de Trabajo Jorge Triaca (hijo de un histórico dirigente sindical) fue continuar el diálogo con todos los sectores, pero de manera separadas. Buscar acuerdos sectoriales repitiendo casos como con el petrolero, energético, automotriz y de la construcción. Este último, con Gerardo Martínez a la cabeza, tuvo que tragar saliva el lunes pasado cuando el Presidente de la Nación nombró las palabra mafias en varios sectores de la política, inclusive el empresarial, pero tenía un claro destinatario en vísperas del paro general.

La falta de identidad que mencionamos antes también se explica en que el sindicalismo no se encuentra cómodo aún dentro de la restructuración del PJ. Cómo convertirse nuevamente en la base movilización del histórico partido, tratar de separarse del kirchnerismo pero sin ser funcionales a Macri. Demasiados desafíos para coordinar cuando la conducción también está dividida.

Finalmente el sindicalismo debería entender de una buena vez que el mundo evoluciona. Y las formas de reclamo también deberían. De nada sirve “parar” y marchar si los reclamos ya están explicitados de antemano. Y mucho menos cuando celebran el apoyo de sectores como el piquetero previo al paro, pero luego de deslindan cuando los responsabilizan por bloquear la libre circulación de los ciudadanos. Pasada dicha jornada, anunciaron una tregua de 30 días antes de retomar la agenda de protestas. Tan rápido cambió la actitud del gobierno. Por qué no esperar menos días.

La discusión que debería darse entre todos, tanto el sector trabajador, como el empresarial y el gubernamental es cómo comenzamos a trabajar en una mesa que empiece a preparar los nuevos trabajos, muchos de los cuales hoy ni siquiera existen. Se vienen años en donde la capacidad análitica de procesar información será el principal activo que deba tener cualquier trabajador. La sistematización de diversos procesos productivos, la inclusión de tecnología e innovación a modalidades de trabajo cotidiano producirán que mucha mano de obra sea desplaza a sectores que todavía hay que desarrollar, o inclusive hay que inventar.

Cuando le demos prioridad a esa discusión, y todos desde sus respectivos lugares, veamos más el largo plazo que la tapa de los diarios del otro día, tendremos una discusión de calidad que inclusive en medio de los disensos aportarán valor agregado al país. Mientras sigamos discutiendo quién convoca más a una marcha o cuántos meses tardó la GGT en realizarle un paro a Macri, vamos a seguir igual.

Te puede interesar
Últimas noticias