sábado 20 de abril de 2024

Mente-cuerpo: la alimentación y la psiquis

¿Qué comemos y para qué? La importancia de conocernos y elegir.

domingo 22 de enero de 2017
Mente-cuerpo: la alimentación y la psiquis

Cuando cursé la carrera de Licenciatura en Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba, no hubo asignatura ni profesor que hiciera alguna alusión a la relación entre la alimentación y la salud y menos la salud mental que era lo que nos concernía. Y esto fue así y sigue siendo así en todos las Universidades y niveles educativos  ¿Será porque en realidad no tiene ninguna relación? ¿O porque no hay investigación alguna sobre el tema? Claro que no. No se hace alusión a esto porque las instituciones académicas siguen inmersas en el modelo dualista y absolutista, en el viejo paradigma que divide  Mente-Cuerpo.

Me llevó mucho años darme cuenta  que esta relación es obvia. Descubrí que la Medicina Homeopática, la China, la Ayurvédica, todas dan por hecho que los alimentos que comemos y el cómo los consumimos, tienen relación directa con nuestras emociones y de ahí influyen en nuestra psicología, en nuestras conductas y salud en general.

Como ejemplo de investigaciones actuales está el  Psiquiatra Alfredo H. Cia, especialista en Trastornos de Ansiedad, en sus libros hace mención a que ciertos alimentos y sustancias son ansiógenos, o sea pueden elevar considerablemente los niveles de ansiedad y predisponen la vulnerabilidad  para una crisis de pánico y el estrés. Y así tenemos los estimulantes como la cafeína (café, bebida colas,etc.), que genera hipervigilancia según la cantidad que se consuma y síntomas físicos como mareos, palpitaciones, etc. Y el exceso de Sal tiende a elevar la tensión arterial, sobrecarga el corazón y los riñones, y disminuye el potasio, esencial para el funcionamiento adecuado del sistema nervioso. También las carnes que la industrialización ha inundado de hormonas para forzar su crecimiento, y aumentar el peso rápido de los animales y que está comprobado que el ser humano lo incorpora al consumirlos y esto trae un desequilibrio a nivel hormonal y esto afecta al humor, además de otras consecuencias al organismo. Y otro tanto se produce con las azucares simples  causando desequilibrios crónicos del metabolismo.

Pero además poseemos hábitos alimentarios que hemos incorporado sin cuestionarlos y que son nocivos para nuestra salud en general ya que refuerzan el estrés. Como el comer parados, o mientras se mira televisión o se discute. El comer rápido, casi sin masticar; comer demasiado hasta sentirse repleto o pasar largas horas sin ingerir alimentos. Comer sin tener hambre, comer enojado o angustiado, etc. 

La Medicina Oficial o Académica ha tenido grandes avances en muchos aspectos, pero no para mejorar y mantener la salud general o prevenir futuros trastornos. La medicina al haber adoptado un enfoque puramente científico, toma al ser humano como si fuera una máquina que hay que reparar, y descuida otros aspectos como lo social, lo emocional, el espíritu de la persona, su historia y su forma de ver la vida. En la medicina china se mantiene que el cuerpo es la vida física del alma; y que el alma tiene que ver con los detalles personales y la vida cotidiana de la persona. La sanación real se produce en toda la persona, no solo en su cuerpo.

Muchas personas piensan que el médico o el psicólogo es quien más sabe sobre ellos mismos y el poco poder  personal que tienen al enfermar se lo ceden al profesional. Sin saber que para recuperar o mantener la salud es necesario favorecer la propia autoestima, el autoconocimiento y aumentar el “poder personal”,  decidir por sí mismo y ser el protagonista de la propia vida, aunque me equivoque.

Voy a  exagerar, o decir  una gran generalización, pero es para fines demostrativos: Por mi experiencia intuyo que la mayoría de los médicos oficiales desconfían o minimizan el actuar del psicólogo, porque para ellos las enfermedades  solo pueden curarlas con sus medicamentos y prácticas súper científicas y racionales, lo demás es adorno y paliativo. Los psicólogos vemos a los médicos como esos mecánicos desafectivos que se piensan dioses y nunca tienen tiempo ni para hablar con el paciente, y menos tomar en cuenta lo que dice el psicólogo. Y el mundo académicos todo, desconfía y descalifica  la espiritualidad y a todo aquel que hable sobre la misma; y los  que están en ámbito del trabajo energético-espiritual, sospecha de los ámbitos oficiales de curación que están más interesados en las finanzas y en tener razón y poder que en la real sanación de la gente. Y los pacientes están en el medio de esta  danza feroz de todos contra todos. Y así estamos divididos, desconectados y sospechando unos de otros, esta es la esquizofrenia social que vivimos, en la salud, en la política y en todo. 

¡Estamos desconectados! Cosa rara en esta era de la conexión donde estamos conectados a internet, al Wifi, al Wassap, al Twitter, al GPS, a los juegos en Red, etc.

 Pero vengo a decir que lo peor es que estamos desconectados de nosotros mismos y por lo tanto de los demás y de la naturaleza también.

Cuando vino a General Roca a presentar su libro “Tu salud, en tus manos” el  Dr. Roberto Vitale, de Bariloche, le pregunté si piensa que los seres humanos resistiremos a tanta incorporación de comida industrializada que ya no es alimento, porque todo tiene algún químico o está adulterado. Curiosamente me contestó que  cree que “Sí”, que los seres humanos somos muy resistentes, que seguramente  nos adaptaremos  (no todos claros) a la contaminación, pero quien no va a resistir es “el planeta”.   

¿Cómo podemos haber contaminado nuestro río Negro? Si es lo que nos da vida. Dicen que somos como el 70% agua.  Y no se contaminó de un año para otro, es un proceso de años y años. Todos somos responsables. ¿Cómo no nos dimos cuenta? ¿Será ignorancia, soberbia, comodidad, desconexión?

Pienso que es lo mismo cuando nos surge una enfermedad grave, y nos decimos: ¿Cómo no nos dimos cuenta antes de que nos estábamos enfermando? Las enfermedades tampoco se desarrollan de un día para otro ¿Tuvimos que enfermarnos para darnos cuenta de lo que hacemos mal? ¿En dónde estábamos poniendo la atención?

Tiendo a pensar que perdimos la conexión, la conexión con nuestro cuerpo, con nuestras emociones, con nuestra interioridad, con lo que comemos. Porque somos un todo. 

Ya les digo: no se trata que de afuera nos digan qué alimento tenemos que comer y cuál dejar de lado, ese es un proceso personal, una investigación propia, los profesionales nos hacen un aporte, una guía nada más. Si nos centramos en nosotros mismos, veremos con qué alimentos vibramos y con cuáles nos. Mi alimentación saludable viene no de las ideas de lo que es saludable, sino del estar en contacto con lo que requiere mi cuerpo y mi Ser,  surge desde el interior, no desde lo que hacia mi familia, o la cabeza mía o de otro; es como cuando nos enamoramos, no es una decisión mental, es algo que sentimos en todo el cuerpo y no dudamos.  La vida no se trata de recetas, sino de empoderarse (recuperar mi poder personal) y elegir.

Y cuando retome la conexión con mi cuerpo, con mi Ser, automáticamente tomaré consciencia que el medio ambiente es una extensión de mi cuerpo, no es algo ajeno, externo a mí, de lo que puedo prescindir.  Mi salud no es una cuestión solo de análisis, diagnósticos y lo que digan los profesionales de mí. No somos marionetas  ni robots, lo que es saludable para uno, quizás no sea saludable para otro, necesitamos conocernos y elegir lo que vaya mejor con nosotros. Más que nunca necesitamos desarrollar una mirada  Holística, integradora, lo que significa  que un ser humano está compuesto por cuerpo, mente, emociones, energías, alma y espíritu; y que no es un ser aislado, vive en una determinada familia, con una cultura particular, con un contexto que también influye (si la tierra y el agua se contaminan, me contamino yo). Por lo tanto mantenerse sano y feliz, requiere de un despertar y darnos tiempo para conocernos y ver qué queremos, cuestionar las verdades dogmáticas, y abrirnos a conocer otras formas de vivir, de pensar, otras técnicas, sumar medicinas, otra forma de alimentarse, formas creativas de reclamo sin violentarnos, vibrar más alto.

El río no está afuera, está adentro mío, salvar y cuidar el río es amarme  a mí mismo y a las generaciones venideras.

Todo está conectado, todo es relación.

 

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