miércoles 24 de abril de 2024

El vaciamiento de la Sedronar, los paradigmas en discusión y la promesa de Weretilneck

Un proyecto trunco. Adicciones y sus paradigmas.

domingo 11 de diciembre de 2016
Lo que quedó de la Casa Educativa Terapéutica de la Sedronar en Bariloche.
Foto: archivo.
Foto: archivo.

“¡Si quieren liquidar este proyecto van a tener que echar a 1200 personas!”, bramó en marzo del 2015 en un salón de eventos de Bariloche el sacerdote salesiano Juan Carlos Molina, en ese momento Titular de la SEDRONAR, se desarrollaba el tercer encuentro de Directores de dispositivos de SEDRONAR, del proyecto que había comenzado un año antes en el que se ponía a los pibes y pibas como “sujetos de derecho”, y a las adicciones como un problema de “salud social”. Un rato después nos reuníamos con la intendenta Martini en su despacho y se acordaba el inminente comienzo de la construcción de la Casa Educativa Terapéutica de Bariloche, un edificio de 1200m2 con todas las ofertas de atención, asistencia, deporte, recreación, arte, y educación para los pibes y pibas desechados por el sistema, se hablaba también de la apertura de 2 CEPLAs más (además del que ya funcionaba en un edificio municipal) los PECs que se ponían en marcha y del también próximo inicio del Programa PAIS en el espacio cedido por Parques Nacionales, que daba una vuelta de tuerca al trabajo con jóvenes de barrios vulnerados sin inserción en el sistema educativo y/o laboral. Esos eran los tiempos que se vivían hace un año y medio, el Estado haciéndose cargo, dando la cara, abriendo dispositivos con un domicilio real, con empleados (precarizados desde el principio), proyectando y ejecutando obras para esos pibes y pibas que no figuran en los presupuestos estatales, sino a través de planes sin contraprestación ni trabajo social en los mejores casos, o en partidas para comprar balas, chalecos o “campañas de seguridad” en los peores, esas que siempre causan muertos.

Hay 3 paradigmas en puja en el complejo tema de las adicciones

El más antiguo, brutal y reaccionario, que define una línea entre sustancias lícitas e ilícitas, sin aceptar discutir científicamente el porqué de esa frontera, las primeras son un negocio multimillonario para muchas empresas multinacionales, tabaco, alcohol, remedios, etc.; las segundas son un negocio multimillonario para muchas asociaciones de narcotraficantes con empresarios, jueces, policías, y políticos. La persona que consume sustancias ilícitas dentro de este paradigma es considerada un delincuente adicto, un criminal drogadicto, etc., y debe ser reprimido, criminalizado, judicializado, encarcelado. Este paradigma fue creado en los Estados Unidos a mediados del siglo pasado, en él se determinó ese título nefasto de “guerra a las drogas” que todavía se escucha, guerra que desde que empezó no hace más que producir muertos de un lado y ricos del otros.

El segundo paradigma es el “médico hegemónico”, el adicto es un enfermo y hay que curarlo, y entonces los que tienen capacidad para hacerlo son los que tienen un título en medicina, al adicto hay que tratarlo, internarlo, medicarlo, analizarlo, etc., todos los procesos que se desarrollan en el mundo de la medicina académica. Desde lo institucional las adicciones son abordadas dentro de la Ley de Salud Mental, y desde ahí se las encara. Ciertamente este segundo paradigma, el más extendido en la actualidad representa un avance al de la represión y la criminalización. Ciertamente hay personas que desarrollan una patología de adicción a alguna sustancia, su organismo y su psiquis necesitan ser tratadas por un profesional médico, muchas veces con internaciones, drogas compensadoras, terapias, etc. El problema es que desde el punto de vista médico solo el 2% de las personas pueden ser consideradas adictas, mientras un 40% de la población consume indebidamente alguna sustancia psicoactiva. Por eso el segundo paradigma fracasa rotundamente cuando se lo considera la forma general de encarar el problema.

El tercer paradigma es el que puso en marcha la SEDRONAR en el 2014, el de la salud social. En este paradigma se pone el ojo en las personas como sujetos de derecho, se busca asegurar esos derechos porque indefectiblemente hay una cadena de acontecimientos que terminan en un pibe consumiendo alcohol, pastillas o cocaína en un rincón oscuro de un barrio vulnerado. Si no se modifica esa cadena de acontecimientos como generadora de ese triste final cualquier batalla está perdida desde el principio. El primer acto, el movimiento inicial, el cimiento de una Política de Estado encarada desde esta perspectiva es el Estado haciéndose cargo directamente, por eso los dispositivos de SEDRONAR que daban “un lugar” a los pibes que hasta ese momento solo podían situarse en la calle, y después la cárcel. El patio y el oratorio salesiano signaron el formato de esos dispositivos, Don Bosco se enfrentaba hace 150 años con los que lo rodeaban y su forma de pensar, y abría las puertas de las iglesias y conventos, hasta ese momento solo habilitadas para la “gente decente”, a los pibes de la calle, a los ni-ni, a los faloperos, a los pibes chorros, de esa época, les habría las puertas y el corazón (“educar es cosa del corazón” diría después) los invitaba a jugar, estudiar, cantar,… y demostraba que no hay ninguna posibilidad de cambio en personas lastimadas si no se construye un vínculo afectivo, y no se lucha en serio por cambiar las condiciones que lastiman.

Para todo esto el Estado debe invertir en serio, la “guerra contra las drogas” debería cambiarse por una “guerra contra la soledad y el abandono” en que quedan muchos pibes, de todas las clases sociales, también sería buena una “guerra contra el individualismo, el egoísmo, y placer inmediato sin compromiso” y sobre todo una “guerra contra la desigualdad y la sociedad de consumo” madres de todas estas problemáticas, no solo en las capas populares, también de las clases medias y altas.

“Si quieren liquidar este proyecto van a tener que echar a 1200 personas!”, desafió Molina, y allí fueron los protagonistas del cambio, echaron a la mayoría de las 1200, no les costó mucho, precariedad, desprolijidades y errores del proyecto lo favorecieron, en menos de 10 meses quedaron 6 empleados de 60 y 1 dispositivo de 6 que había. Hoy se habla de “Encuadre Socio Comunitario” con el agradable argumento de tejer una red de organizaciones e instituciones que atienda la problemática, el Estado se corre y deja de hacerse cargo directamente, terceriza y se queda en la cómoda posición de coordinar, guiar, capacitar,… sin contacto directo con los pibes, es como si no hubiera hospitales públicos y el Estado argumentara que su responsabilidad en la salud de la población la cumple coordinando a las clínicas privadas o mutuales, o si no hubiera escuela pública y se coordinara a las privadas. Las organizaciones sociales sostienen acciones paliativas que cumplen una función esencial y siempre mal reconocida, pero solo el Estado puede y debe asumir integralmente el problema.

Se ha retrocedido mucho en el último año, Bariloche necesita urgentemente políticas activas reales, con acciones que involucren a los jóvenes que las necesitan, es imperioso dejar el Power Point y caminar el barrio, conocer a los pibes y pibas, compartir la mayor cantidad posible de horas con ellos, generar espacios reales para actividades reales que a través de la capacitación, el trabajo, la recreación, el arte, y el estudio, les cambie el centro de gravedad de sus dinámicas diarias, siempre con el amor como condición inicial.

Anotarlos para que cobren un plan en un listado de un CAAT no es la solución, apenas un paliativo. También es necesario luchar contra la venta descontrolada el alcohol y psicofármacos, las publicidades que invitan al descontrol, las condiciones que destruyen la estructura familiar y los dejan sin referentes.

El gobierno de Río Negro por decisión del gobernador Weretilneck creó recientemente la Agencia para la Prevención y Asistencia de Adicciones, según anuncian llegarán la semana próxima a la ciudad, es muy positivo que aparezca otra vez el Estado, ahora provincial, siendo que el Nacional se vació. Ojalá puedan rápidamente dar una respuesta real a los jóvenes que lo necesitan, son muchos, no se puede tardar, muchas vidas dependen de ello.

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