viernes 19 de abril de 2024

¿Un mundo xenófobo?

Se busca ocultar a través de la falta de empleo.

domingo 04 de diciembre de 2016
¿Un mundo xenófobo?

Llegamos a un siglo XXI donde la economía esta signada por los designios de las finanzas, la globalización sirvió para generar en algunos países desocupación por tener una mano de obra calificada y cara, la cual fue reemplazada por otra más barata y esclava en naciones con legislaciones laborales laxas. Las tasas de interés y sus rendimientos son más importantes que la producción de bienes y servicios, el trabajador es un material de descarte, lo importante es la cotización accionaria de las empresas en los mercados financieros internacionales.

 

Esta verdad de perogrullo suele esconder falsedades filosóficas a la hora de justificar la caída del empleo en los países centrales, así nació por ejemplo la escusa que en Europa la culpa de la falta de trabajo la tienen los Africanos y los Árabes que invaden a diario las naciones del viejo continente escapando de las guerras y las miserias provocadas por los propios Europeos en su intromisión en la vida política interna de dichos países.

 

Con el arribo de Ronald Tramp y sus amenazas de campaña (Construcción de un Muro en México) descubrimos que Detroit la ciudad emblemática de EEEUU en la fabricación de autos del país del norte, hoy es una ciudad fantasma por culpa de los Mexicanos que por haber firmado el tratado de libre comercio con Norteamérica hoy el 90% del comercio exterior de los Aztecas pasa por su vecino país transformando a su economía dependiente y deficitaria, que provoca la expulsión de sus propios ciudadanos hacia estados Unidos en busca de la falacia del Sueño Americano.

 

Por supuesto que nuestra Argentina no quedó atrás en esta renovada movida xenófoba contra los extranjeros, primero nuestro Senador Nacional calificó a todos los Peruanos que viven en nuestro país como delincuentes seriales, luego el periodista oficialista estrella Jorge Lanata culpó a los extranjeros de países limítrofes de ser los usurpadores de nuestras Universidades Públicas.

 

La única verdad es la realidad, los números son muy claros, solo el 4.5% de los habitantes de la Argentina son extranjeros, de los cuales un 3% provienen de países limítrofes. Del total del universo de los presos condenados en nuestras cárceles solo el 6% representan a extranjeros. El 4% de los estudiantes que cursan materias en la UBA son foráneos. Como se puede observar los valores no son significativos por lo tanto todo es una gran farsa, que esconde en el fondo un sentimiento de discriminación hacia nuestros vecinos latinoamericanos.

 

Solo un extranjero sabe qué pena y dolor lo acoge cuando deja su país de origen para radicarse en otra nación, esa persona que busca nuevos horizontes para tener una mejor calidad de vida, deja atrás su casa, su familia, sus amigos, sus costumbres, etc. para incorporarse y adaptarse a las condiciones que le impone el país que lo recibe. El extranjero no le quita el trabajo a nadie, realiza aquellas tareas que el local no quiere o no puede hacer, su ambición de progreso lo lleva a superarse continuamente mejorando su bienestar y el de la comunidad.

 

Sabios fueron nuestros próceres que evidentemente no eran xenófobos que en el Preámbulo establecieron: Asegurar los beneficios de la libertad: esa Libertad extensible a "Todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino".

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