El Pato Donald

El Producto Bruto Interno (PBI) de Estados Unidos representa el 25% de PBI mundial, en consecuencia cualquier decisión económica que tome va a influenciar sensiblemente al planeta en general y en particular a nuestro país, que hoy se encuentra en un frenesí de endeudamiento y debilitamiento del sector externo por su apertura al mundo en forma indiscriminada.

Los agoreros apocalípticos definen a Donald Trump como a un xenófobo, misógino, conservador, populista, y demás, que traerá las 7 plagas a nuestras tierras. Según sus promesas de campaña se enfrentará al establishment financiero de Wall Street y por otro lado desatará una guerra de monedas producto de aumentar los aranceles de importación de USA. 

Algún desprevenido podrá creerse que un Presidente de Estados Unidos podrá borrar con el codo la ideología económica de libre mercado basada en los preceptos de Adam Smith y ratificados por Milton Friedman que durante siglos condujeron los destinos del país, por teorías Keynesianas proteccionistas. Alguien podría imaginarse que Donald Trump nombraría como Secretario de Comercio a un Estadounidense con el perfil de nuestro Guillermo Moreno para que defienda al mercado interno de las amenazas externas de productos que llegan a valores de dumping.

Históricamente el gran país del norte es liberal cuando exporta y proteccionista cuando importa, esta aseveración la pueden corroborar nuestros coterráneos tucumanos que hace años que no pueden ingresar sus limones a USA o Acindar que sus aceros no pueden sortear las barreras aduaneras Estadounidenses.

Imaginar a un Estados unidos más proteccionista parece un poco irreal, quizás ciertos sectores de la economía que sufrieron los embates de un mundo globalizado donde se busca obtener mano de obra barata a costa de la pérdida de puestos de trabajo como sucedió en Detroit podrán recibir alguna protección del nuevo gobierno, pero no debemos olvidarnos de una regla básica de economía que ante una acción siempre se debe esperar una reacción: si EEUU decide aumentar unilateralmente sus aranceles de importación, el resto del mundo reaccionará de la misma forma, encareciendo los productos norteamericanos.

Sobre el mercado financiero parece poco probable que Donald Trump enfrente al establishment que durante años rigió los destinos de EEUU, sería un combate entre Don Quijote de la Mancha contra los molinos de viento, seguramente se encarecerá la tasa que fija el Departamento del Tesoro para financiar nuevos proyectos productivos dentro de las fronteras norteamericanas, pero no habrá una escases de fondos a nivel global.

Sin lugar a dudas se avecinan cambios que Argentina debería capitalizar, por un lado si se abren nichos comerciales en países que hoy mantienen relaciones con EEUU (China, Rusia, Comunidad Europea, etc.) y que en el supuesto que se rompan los términos de intercambios nuestro país podría aumentar sus niveles de exportaciones para dichas naciones, al mismo tiempo el miedo reinante a la falta de fondos para financiar el déficit público por la vuelta de los capitales a EEUU, se podría solucionar evitando la sangría continua de fuga de divisas (que durante el 2016 suman más de uss 31.000 millones) y castigando a los poseedores de empresas offshore donde se esconden más de uss 400.000 millones del dinero de algunos pocos Argentinos que reclaman a diario trasparencia y cárcel para los corruptos.