jueves 28 de marzo de 2024

En fuga, hacia cualquier destino

Un artículo de opinión sobre el "dañino" ascenso de una matriz energética petrolera en el valle productivo.

domingo 30 de octubre de 2016
En fuga, hacia cualquier destino

Un amigo, relacionado desde hace años con la actividad petrolera, sostiene que los daños ambientales que la misma suele provocar obedecen, generalmente a irresponsabilidades o errores humanos.

Personalmente considero que las conclusiones no son tan sencillas, y que las diversas sustancias y/o elementos que se manipulan ya han generado innumerables daños ambientales y en la salud de la población (muchas veces decididamente irreparables) como para que todo quede reducido a la posible equivocación de un operario.

Ese reduccionismo evita descartar, por ejemplo, que en el caso puntual de que se trata, al productor perjudicado por la "fuga" le vayan a reconocer los años que tuvo que esperar para que las plantas dañadas empezaran a producir, más lo que va a dejar de percibir de aquí en adelante. Mucho menos el costo que afrontarà para reponerlas...y aguardar nuevamente hasta que den sus primeros frutos. La "multa" que le vayan a imponer a la empresa contemplará todos esos "daños colaterales"? No lo creo.

Coincido con quienes destacan la falta de información general que se observa en la materia, el desinterés (aún de los propios vecinos afectados) para exigirla y de tal manera poder participar activamente en una lucha que a todas luces resulta definitivamente desigual, pero a la que no tenemos que dar por perdida.

Es más: en muchos casos, el silencio ignorante de las personas perjudicadas por la actividad petrolera, ha sido "comprado" por las propias empresas, a través de gestos "supuestamente" solidarios (provisión de agua dulce, tendidos de red de gas en tal o cual barrio, donaciones a Municipios, auspicios a diversas festividades locales, reparaciones de establecimientos educativos, emparejamiento de caminos rurales, etc. etc.).

En lìneas generales (y es lamentable decirlo) son pocos los ciudadanos dispuestos a hacer oir su voz en estos asuntos, a menudo porque barrios enteros suelen ser alcanzados por el innegable poderío económico que manejan las petroleras, sin ningún tipo de consideración, respeto o reparo por el medio ambiente, la salud de la poblaciòn y -mucho menos- por la dignidad y los derechos de los habitantes.

Se aprovechan de la ignorancia o de la necesidad...y avanzan a paso redoblado.

El caso que ilustra el artículo del Río Negro no es de los más graves, seguramente, pero sirve para demostrar una vez más cómo, una actividad que està siendo rechazada en muchìsimos lugares del mundo (incluyendo algunos que fueron cuna de los embates extractivos más notables, como ha sucedido en Texas, emblema del petròleo en EEUU.), en nuestras geografìas sigue siendo sostenida casi como la única posibilidad de desarrollo económico.

Sepan todos que a las petroleras no les interesan los daños remanentes. No se responsabilizan por ellos...ni lo piensan hacer.

De poco sirve, como en el caso que ilustra la nota, que una vez producido el daño las "autoridades encargadas del control" salgan a decir que van a multar a los (i) responsables. Esas multas son "un vuelto" para las petroleras.

El daño ya está hecho, señores, y èso es lo que importa. Dejemos de mirar para cualquier parte.

Leamos, divulguemos información, abramos verdaderamente el debate alrededor de estos temas, y analicemos seriamente si tiene sentido consolidar una matriz energética petrolera en pleno corazón de nuestro valle productivo.

Todos los gobiernos involucrados en estas decisiones despliegan banderas triunfalistas cuando hablan del petróleo y sus beneficios comunitarios.

Prometen futuros venturosos que nunca llegan, y "derrames" econòmicos que jamás se concretan. Mienten. Y saben que mienten.

Lo que ocurre es que la prepotencia de las regaláas y la necesidad permanente de dinero "fresco" para afrontar compromisos polìticos con flacos presupuestos, los colocan ante la disyuntiva de aceptar èsa alternativa o disponerse a diseñar otra matriz de crecimiento, quizás más lenta y menos pretensiosa, pero (a no dudarlo) màs equilibrada, sustentable, y equitativa. En suma...más inteligente.

Lamentablemente, insisten en cerrar los ojos, mirar para otro lado, aceptar las regalìas que otros deciden, y seguir avanzando... en fuga, hacia cualquier destino. 

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