miércoles 24 de abril de 2024

¡A lavar los platos!

La inversión que el gobierno nacional realice en Ciencia y Tecnología determinará también la calidad de vida de la población, teniendo en cuenta la demanda laboral que los proyectos científicos implican.

domingo 09 de octubre de 2016
Foto: archivo.

Cuando analizamos los balances de grandes multinacionales dedicadas a tecnologías de punta nos podemos llegar a sorprender de cuanto invierten en investigación y desarrollo, y dije cuánto invierten y no cuánto gastan porque investigar y desarrollar un nuevo producto es sin lugar a dudas una inversión y no un gasto.

Hace algunos años una empresa dedicada a la Telefonía móvil tuvo por ejemplo en sus Estados Contables, ventas netas por u$s 21.532 millones, una Utilidad Neta por u$s 1.532 millones y Gastos en Investigación y Desarrollo por u$s 3.112 millones.

Los gastos en I & D representan el 14.5% de las ventas y el 200% de la utilidad.    

Algún desprevenido podría decir que si no hubiese tenido erogaciones en I & D la ganancia hubiese trepado a u$s 4.644 o sea, se hubiese triplicado. Si la compañía tuviese una visión a muy corto plazo se podría decir que tiene razón, pero al mediano y largo plazo la organización sucumbiría, porque sus productos se transformarían en poco tiempo en obsoletos y quedarían fuera del mercado al no poder competir con otros que poseen nuevas tecnologías.  

Esta situación es muy similar a la que puede llegar afrontar un país o nación, su visión de política estratégica a largo plazo será la que definirá si invierte o no en Ciencia & Tecnología.   

Si solo queremos ser un país agro exportador y minero no necesitamos gastar dinero en Ciencia  & Tecnología, las divisas obtenidas por el campo o la minería serían utilizadas para adquirir del exterior las nuevas tecnologías. Por supuesto que con esta visón sesgada sería necesario achicar al estado y sus roles para adaptarlo a la nueva situación, el país se transformará en liza y llanamente en un importador compulsivo de todo tipo de bienes de consumo y como en viejas épocas las fábricas se convertirían en grandes depósitos de productos importados.  

La contra cara del párrafo anterior sería un país pujante que tiene como prioridad la innovación en sus procesos y productos, con el objetivo de  mejorar la calidad de vida de su población, creando nuevas fuentes de trabajo para exportar nuevos productos con mano de obra incorporada y con tecnología de punta, invirtiendo más dinero en Educación para fomentar la creatividad y la especialización con la meta puesta en un país más justo y equitativo.           

Esperemos que los anuncios por la suspensión del proyecto Arsat III sea por un problema de financiación y no por otras circunstancias que ya vivimos en décadas pasadas, donde se frenaron programas nacionales de envergadura a pedido de grandes multinacionales, proyectos que nunca más se retomaron.

Ojalá que la Argentina pueda invertir en Ciencia & Tecnología por lo menos la misma cifra utilizada por la compañía multinacional (u$s 3.112 millones) en INVAP, CONICET, CNEA, etc. veremos en el presupuesto ya presentado por el Gobierno en el Congreso,  cuánto dinero destinará a la partida de Ciencia & Tecnología (se comenta que hubo una reducción de dólares 200 millones con respecto a la anterior gestión), será allí y solamente allí donde podremos  descifrar que visión de país quiere nuestro actual Estado Nacional, Dios quiera que no sea el que tenía Domingo Cavallo en 1994 cuando mando "a lavar los platos" a una científica del CONICET. 

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