martes 23 de abril de 2024

El costo de los cambios

Con los intentos de posicionar al país en el exterior, el presidente Mauricio Macri deberá realizar algunas modificaciones en su gabinete.

domingo 25 de septiembre de 2016
Foto: ilustrativa.

Si hay algo que genera un apoyo bastante integral de todos los sectores de la “cosa pública” nacional es la política internacional del gobierno de Cambiemos. O dicho de otra manera. La gestión de la reputación internacional. El presidente Mauricio Macri está convencido que para reactivar la economía tiene que llegar las inversiones, y para eso hay que generar confianza.

Más allá de las participaciones en reuniones internacionales como puede ser el G-20 o la Asamble General de la Naciones Unidas, el gobierno nacional se está esmerando en conseguir, recuperar quizás se adecue mejor, la reputación entre sus pares y el mundo. Es más, es el propio presidente quien encabeza esa misión con un rol cada vez más protagónico en los últimos meses. Pareciera que está previendo algo.

Entre los miembros del gabinete hay varias autoridades “nuevas” para la política local, pero con muy buen perfil. Muchas de ellas inclusive sorprendieron por su performance (no todas les cabe esta adjetivación). La designación de Susana Malcorra al mando de Cancillería es un ejemplo. La ex Jefe de Gabinete en Naciones Unidas despierta la aprobación de propios y ajenos. Pero en los últimos meses comenzó a cuestionarse su doble función ya que la Jefa del Palacio San Martín tiene aspiraciones a suceder a su ex jefe, Ban Ki Moon en octubre próximo y está en plena recorrida mundial para conseguir apoyos.

A raíz de esta posibilidad, que aún está latente a pesar de no haber tenido buenos resultados en las últimas elecciones, comienzan a circular rumores sobre cambios en el gabinete. Si bien esta acción en cualquier gobierno, tarde o temprano se da, tampoco deja de ser cierto que es muy prematuro pensar en un cambio de figuritas a sólo 10 meses de haber asumido.

Pero la chance que Malcorra deje el gobierno, produce también una posibilidad para el Presidente. En varios pasillos de Casa Rosada se sospecha que la Canciller dejará el país de todas formas. Sea para mudarse a NY, o en su defecto a España. Allí vive parte de su familia. Si esto finalmente sucede, habrá oportunidad para hacer otros cambios.

En paralelo a estas potenciales modificaciones, también hay que ver cómo Cambiemos se va a organizar para la campaña electoral del año que viene. Es la primera que tendrán siendo gobierno. Y es más que importante, porque está por delante su futuro político. Marcos Peña se tendrá que dividir en dos o en más. Porque no se puede ser Jefe de Campaña y Jefe de Gabinete al mismo tiempo. Hay recientes ejemplos que lo demuestran.

Macri invertirá mucho tiempo en la campaña. No sólo para darle soporte a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal por la importancia que tiene dicha jurisdicción. Sino también porque necesita ganar territorialidad en otras provincias. Pero alguien tendrá que gestionar un país que tendrá no sólo un año electoral, sino también un difícil año en lo económico. Las elecciones suelen caracterizarse por las promesas de campaña; y todavía hay que cumplir otras que están dentro del debe ýa que quedaron rezagadas de la última campaña.

Por eso hablamos de otros cambios. La política seguirá estando a la orden del día. No alcanza sólo con gestionar, hay que hacer política. Podrá haber viejos y/o nuevos políticos. Pero la política es una sola, no es ni buena ni mala. La sobre estimación de la comunicación y la personalización de la misma, tiene sus complejidades. Y sus riesgos si no se le da sólo el lugar que corresponde. La sociedad también está pagando el costo del cambio, y eso hay que saber escucharlo. Forzar los cambios tampoco es bueno.

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