jueves 25 de abril de 2024

La pasión por la igualdad y la supervivencia de la fe kirchnerista

El primer peronismo. La respuesta de los simpatizantes del kirchnerismo frente a los innumerables hechos de corrupción cometidos por éste.

domingo 07 de agosto de 2016
La pasión por la igualdad y la supervivencia de la fe kirchnerista

Tulio Halperín Donghi señaló en su momento que el peronismo poseía raíces ideológicas muy profundas que podían rastrearse hasta los escritores de nuestra generación del ’37. Con esto quería decir que el surgimiento de dicho movimiento no era algo extemporáneo en nuestra historia.

Una constante de la reflexión de nuestras clases educadas ha sido la aspiración de concretar un horizonte final de armonía social, imaginado por cierto desde los inicios de nuestra vida en común. Y el peronismo no sólo compartió esta aspiración sino que la convirtió en un acto de fe.

La ideología peronista tendrá por esto un poder de contaminación inmenso. Hoy nos llama la atención, por ejemplo, la respuesta de los simpatizantes del kirchnerismo frente a los innumerables hechos de corrupción cometidos por éste: “el modelo no se toca”, “el modelo sigue vigente”. Podría pensarse que en la sensibilidad política de éstos la corrupción no es algo importante. Pero en tanta fe aún sostenida a pesar de las evidencias de corrupción sin duda hay algo más. Ese algo más, sugiero aquí, tiene que ver con esa pasión por la igualdad social que encarnó el peronismo y que el matrimonio Kirchner supo actualizar.

Aquellos que se sintieron interpelados por el primer peronismo consideraban que por primera vez se sentaban a la mesa. La Argentina anterior a Perón había sido para ellos una mesa servida para unos pocos. Con las políticas sociales instrumentadas por ese extravagante Coronel del Ejército finalmente todos podían disfrutar del banquete. No importaba con qué recursos se financiaba la fiesta o si en la mesa no se podía discutir la autoridad de quien los había hecho sentar. Primó ante todo el reconocimiento que creyeron recibir por primera vez.

Quiero decir, el recuerdo vigoroso que todavía suscitan los primeros años peronistas y el poder de contaminación de esa fe en la posibilidad de construir una comunidad plena de armonía social nos ayudan a explicar el éxito del relato político elaborado por los Kirchner y el atractivo que a pesar de todo sigue ejerciendo sobre muchos la figura de la ex presidente.

Es posible, empero, que estos últimos años no se recuerden con la misma intensidad con que todavía se recuerdan aquéllos. Es posible que el ocaso político de Cristina Kirchner haya por fin comenzado, si tenemos en cuenta las últimas declaraciones de quienes ya no parecen ser sus alfiles. Pero sería un error, sin duda, considerar a la ideología peronista como un volcán apagado.

“La pasión por la igualdad hace vana la esperanza de la libertad”, sostuvo alguna vez Lord Acton. Esa preocupación por la tiranía que podía ejercer en una democracia una mayoría intensa, concluyo, tuvo un escaso eco entre nosotros.

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