jueves 18 de abril de 2024

HISTORIA DE VIDA

Cristian Valverde, el artista de las caricaturas

Se gana la vida dibujando rostros hace 19 años. Su presencia justo en la puerta del Banco Nación es ya marca registrada de Bariloche. Un verdadero artista callejero. No te pierdas la galería de fotos.

domingo 29 de mayo de 2016
Cristian estudió cuatro años en Buenos Aires.
(foto: Patricia Caviglia)
(foto: Patricia Caviglia)

Por Nicolás Malpede

Son las 7,30 de la tarde. El frío barilochense se filtra por los huesos y se hace sentir. La calle Mitre está prácticamente desierta. Afuera del Banco Nación, un hombre está sentado en una silla. Enfundado en una gruesa campera, sostiene un lápiz con su mano derecha. Se ve un papel sobre un tablero de dibujo. A un metro de distancia y justo frente a él, una niña de unos diez años posa. En la hoja blanca, empieza a verse el rostro de la pequeña con algunos rasgos exagerados. Es su caricatura.

Cristian Valverde tiene 41 años y desde 1997 su lugar de trabajo es justo ahí, a escasas cuadras del Centro Cívico, en pleno centro de Bariloche.

Llegó a la ciudad a los tres años. Cuando terminó la secundaria tenía bien claro cómo se quería ganar la vida de grande. Con un bolso repleto de ilusiones y la energía que da la adolescencia partió hacia Buenos Aires. Estudió en la Escuela Argentina de Historietas. “Ahí me dio clases de Comics Leonardo Manco”, subraya Cristian, orgulloso. Luego regresó a Bariloche, se instaló en el ingreso al Banco Nación y nunca más se fue.

Cristian trabaja de lunes a lunes (foto: Patricia Caviglia). 

ANB: ¿Cómo se hace la caricatura de una persona?

C.V.: La clave está en lograr reflejar la expresión de cada gesto. Poner en el papel algo más. Eso que no se ve. Mostrar la esencia del rostro.

ANB: ¿Qué tiene que tener una buena caricatura?

C.V.: Vida, frescura y movimiento.

Cristian habla sobre su trabajo y se siente cómodo. Está feliz de vivir haciendo caricaturas. Disfruta lo que hace y se nota. “Llego cerca de las 16 y me voy tipo 22”, informa, y aclara que la pasada temporada de verano “fue la más floja de los últimos 20 años”. “En pleno enero, eran las 18 y estaba tomando café, sin hacer otra cosa. En esos días me di cuenta de que iba a ser un año difícil”, dice.

ANB: ¿Cuáles son las ventajas de tu trabajo?

C.V.: A veces ganaré más y otras menos, pero tengo la posibilidad de ir piloteándola para vivir de esto. Hoy por hoy un trabajo formal en una empresa no te garantiza estabilidad. La cosa está complicada y como viene la mano va a seguir estando así o peor. Hay mucha pobreza. Yo trabajo por mi cuenta y no dependo de nadie.

ANB: Tu trabajo también tiene aspectos negativos…

C.V.: Sí, ¡claro! Yo no voy a tener jubilación el día de mañana y eso puede mencionarse entre las contras. Otra cuestión es que el trabajo en la calle es muy menospreciado. A veces me siento un mendigo que estoy pidiendo monedas. La gente quizás no sabe que trabajo acá por una decisión personal. Si me das a elegir entre estar en la calle o en una empresa, no lo dudo. Me quedó acá toda la vida. Tengo mi sustento seguro. Es mi forma de vida. 

Cristian también es un apasionado por los cómics. A través de este formato aborda temas heterogéneos, desde una invasión de extraterrestres hasta la crisis socioeconómica que atraviesa el mundo. Lo llamativo es que estos trabajos no los difunde en ningún lado. “Si ahora se publican, seguro que van a desvirtuar el mensaje real y eso me preocupa. Creo que no es el momento para que se vean públicamente. Por eso ni en Facebook los doy a conocer. Son para el futuro, para que cuando yo ya no exista alguien los vea”, explica.

 El ingreso al Banco Nación, su lugar en el mundo (foto: Patricia Caviglia). 

ANB: ¿Por qué elegiste estudiar caricaturas y cómics?

C.V.: Porque era lo que me gustaba. En mi familia siempre me decían: ‘vas a morirte de hambre, no vas a poder trabajar de lo tuyo o no te va a ir bien’. Tener una beca en el Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) era mucho mejor visto que trabajar en la calle dibujando. Pese a esto, siempre le di para adelante y acá estoy.

Cristian tiene dos hijas, de 3 y 5 años. “Son dos amores”, subraya, y sonríe. En temporada hace hasta 100 caricaturas por día. “Las hago rápido, en cinco minutos, y las cobro baratas para que el precio no sea una limitación”, indica.  

"La clave es sacar la expresión de cada rostro" (foto: Patricia Caviglia). 

Un cartel informa que las caricaturas cuestan 25 pesos cada una. Una pareja con dos hijas paran, miran a Cristian, observan con admiración los dibujos expuestos de reconocidos personajes y siguen su camino. Probablemente regresen en otro momento.

Ellos y otros miles obtendrán su caricatura en los días venideros. Se llevarán tras posar cinco minutos una réplica única con algunos rasgos exagerados.

Tras una larga charla con ANB, Cristian se prepara para finalizar su jornada laboral. El acceso al Banco Nación quedará vacío, a la espera del próximo día, en el que el artista callejero retornará con sus lápices para seguir reflejando rostros en un blanco papel.

ANB: ¿Hasta qué edad pensás seguir trabajando en la calle?

C.V.: Voy a seguir acá hasta que sea viejo. Siempre voy a dibujar.

ANB: ¿Existe la posibilidad de que en algún momento tu trabajo te canse?

C.V.: Eso jamás. No creo. El día que no pueda dibujar más no sé si voy a tener ganas de seguir viviendo.

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