jueves 28 de marzo de 2024

Hasta cuando

domingo 22 de mayo de 2016
Hasta cuando

Estamos afrontando momentos que si bien no me animo a decir que son decisivos, pero si al menos muy valiosos para determinar, a mi juicio, el sentido de los próximos años de nuestro país. Por ende insisto en la idea que todos debemos estar a la altura de las circunstancias.

Y por qué vuelvo a repetir este concepto. Básicamente porque estamos siendo testigos de una reinterpretación de las relaciones políticas. Río Negro no está exceptuada de ello. El país está gobernado por una fuerza política, de orígen vecinal, que llegó al poder con nuevas formas (por lo menos públicamente). Tiene muchos errores de timing político creo yo, pero al menos está intentando hacer algo distinto. Soy bastante crítico, pero como así también debo asumir que tenemos que ser un poco más tolerantes. Si queremos tener un país distinto, alguien tiene que hacer de “conejillo de indias”.

Pero como siempre, le exigimos a la dirigencia política que asuma las responsabilidades y que se renueve. Aunque debemos empezar a incluir en esta demanda a otros tipos de dirigentes, no sólo los políticos. Los empresariales y los sindicales tienen que asumir su rol y como tal sus obligaciones.

Particularmente la provincia de Río Negro está viviendo dos cuestiones que casualmente tienen como protagonista a dos gremialistas. Una que ya mencioné hace unas semanas, la elección en el Sindicato de la Fruta de Río Negro y Neuquén que aún no tiene un claro ganador (si se puede denominarlo así) por más que Rubén López lo haya asumido. La otra es lo acontecido alrededor del Sindicato de los trabajadores del estado, ATE, cuyo líder Rodolfo Aguiar está en pleno tiroteo de declaraciones con el gobierno provincial.

Creo que a ambos “bandos” se les tiene que exigir más. Por empezar seriedad institucional. La defensa de los trabajadores y los modos de protesta están legitimados, y es un derecho que tenemos todos. Pero también es importante saber que la paciencia de acaba. Mientras el propio gobernador Alberto Weretilneck está viendo cómo y a qué costo se “acomoda” con la gestión nacional, la provincia se encuentra envuelta en un sin sabor político.

Me da la sensación que no arrancamos y que siempre nos falta algo. En parte es responsabilidad del gobierno nacional, sobre todo de la administración anterior que hizo de la obediencia una forma de ejercer poder sobre los distritos provinciales. Pero también porque muchos dirigentes (y ahí sí incluyo a todos) se quedan en la chiquita como se dice normalmente. Una provincia con salida al mar y con puerto propio, con petróleo, gas, minería, producción lanar, bovina, frutícola, vitivinícola, turismo, entre otras industrias hace que sea inadmisible mantener tanta tensión con tanto por hacer.

Los cuatro años que nos quedan por delante son años de transición. De transición dirigencial inclusive. Mucha gente de la que se “está yendo” tiene una visión más focalizada en el pasado (por todo lo que vivieron muchos en las épocas más oscuras de nuestra historia). Muchos otros que “están llegando” vienen con aires de cambio y no perciben otra manera de pensar sin el futuro condición para crecer. Quien sepa administrar mejor estas posiciones, mejor le irá.

Tal vez esta columna haya sido más de reflexión, con tono de queja, que de opinión. Pero a veces está bueno parar un poco la pelota. Porque la dinámica diaria nos come y a veces caminamos sin un sentido claro. Aprovechemos los momentos, ya que el destino quiso que se plantee un escenario nuevo, ni mejor ni peor. Todavía hay muchos que están sacudidos por los resultados de las elecciones 2015, pero eso no tiene que hacernos perder el foco sobre las cosas que realmente necesitamos.

 

*Consultor y Analista político. Maestrando en Gestión en Comunicación de las organizaciones

 

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