Compras inteligentes: comer sano es posible
Veamos como se puede lograr esto:
Planificar las compras. Planificar con antelación los menús, hacer una alimentación equilibrada y dejar la compra improvisada para excepciones. Usar cupones de descuento o con el débito solo para los productos que normalmente se consumen y no para otros con alto contenido de grasas y azúcar.
Comprar grandes cantidades de un producto. Es más económico que fraccionado: los cereales, frutas, verduras, packs de leche, hormas de queso. Mirar los productos genéricos o marca del supermercado, mas caro o primera marca no siempre es mejor. Hay distintas gamas de preciodentro de un mismo producto y eso no siempre está regido por la calidad del mismo. Si hay oferta de productos como panes, tortillas, pastas frescas se pueden comprar varios paquetes y guardar enel freezer (ver antes fechas de vencimiento).
Comprar los productos frescos en mercados y mayoristas. Se encuentran mejores precios y grandes ofertas (llevar las frutas y verduras de estación o producción local) en las verdulerías de barrio, chacras, carnicerías o pollerías. Es más económico comprar por ejemplo el pollo entero que en cuartos o en filetes. Cuanto mayor elaboración o procesamiento tiene un alimento, más costoso es. El queso es un producto fresco que al igual que el pan se puede freezar en porciones y sacar unas horas antes de consumir. Los huevos pueden comprarse por cartón, si se consume habitualmente en el hogar el ahorro será importante.
Consumir mayor cantidad de frutas y verduras frescas. Son alimentos sanos y económicos comparados con snacks, galletas y comidas congeladas.
Bebidas. Uno de los mayores ahorros es comprar un filtro de agua para el agua de la canilla en vez de comprar agua embotellada. Si consumen en el hogar habitualmente jugos, comprarlo concentrado en lugar de botella de litro. Evitar las gaseosas, que tienen aún mayor costo.
Tener una buena despensa de alimentos base. Alimentos no perecederos como arroz, pasta, polenta, legumbres secas, pescados enlatados, vegetales enlatados, premezcla para hacer pizza casera son buenos ejemplos de productos para tener siempre en la alacena. Nos pueden salvar en caso de apuro, sin que tengamos que recurrir al delivery.
Cocinar cantidades y congelarlas. Es una solución para el ahorro del tiempo, se puede hacer en el fin de semana o cada 2 o 3 días y guardar en porciones en freezer o heladera para consumir en la semana.
Aprovechar el desayuno. Se trata de la primera comida del día y la más importante. Hacerla en casa es económico. Un desayuno completo debe tener cereales (pan, tostadas) frutas y lácteos, huevos o jamón magro.
Llevar la comida al trabajo. Si se trabaja jornada completa, es buena opción llevar la comida en un Tupper, no solo se ahorra dinero sino que se gana en salud. Controlar las comidas fuera de casa durante los fines de semana, en especial si se va con la familia. El alto precio no siempre significa comer bien. Es mejor que salgas poco y bien a que salgas mucho y mal.
Proteína. El grupo de las proteínas puede ser el más difícil de adaptar al presupuesto. Lo mejor es buscar precio y comprar alimentos poco procesados. La carne no es la única opción, se puede conseguir pollo, cortes magros de cerdo, pescados frescos o congelados y huevos a muy buen precio. En invierno se pueden hacer ricos guisos y estofados light con cortes económicos que el típico lomo, palomita o colita de cuadril (tapa de nalga, lomo dulce, tapa de paleta, paleta y también los cortes magros de cerdo) Algunas legumbres tienen alto contenido de proteínas, como lentejas, soja y garbanzos. Se pueden incluir una o dos veces por semana en reemplazo de la proteína animal.
Aprovechar las sobras para hacer nuevos platos. Con los trozos de pollo, carne que sobre se pueden hacer calabaza rellena, tartas o canelones. El pan duro se puede rallar, o usar en postres (preparar budín de pan para desayunos o merienda)
En cuestión de comidas todavía tenemos mucho que aprender. ¡Hasta la próxima!
