Río Negro y un posible giro hacia la economía compartida
La devaluación de final del año pasado trajo un sinceramiento en la economía que varios sectores estaban esperando. La inflación para la gente de “a pie” continúa siendo un grave problema, más aún si analizamos ciertos sectores específicos que con el afán de ganarle al aumento sostenido de precios (y sus costos) no hacen otra cosa que remarcar precios.En algún momento el mundo tendrá que darse una discusión sobre el rol social del dinero.
Pero eso será motivo de otra columna. Volviendo a la devaluación antes mencionada, hay sectores que ya están pensando y por qué no presionando, para que antes de mitad de año se de otra depreciación de la moneda nacional. La zona centro del país ha sido la mayor beneficiada con esta decisión, pero las economías regionales siguen siendo poco competitivas porque acarrean años de malas noticias y tienen costos mucho más altos.
La situación de las grandes potencias globales tampoco ayuda. Los principales socios comerciales de Argentina están atravesando situaciones complicadas a partir de una crisis mundial sostenida por las caídas del precio del barril petrolero y del valor de los commodities. China, Rusia y Brasil, sólo por nombrar algunos casos, son testigos de este contexto y están forzando a sus proveedores a buscar nuevos mercados para paliar sus respectivas ausencias, aunque sea de manera temporal.
Pero para buscar nuevos horizontes, en un corto plazo, hay que estar preparados y tener una espalda lo suficientemente grande que permita girar el timón al menos 180 grados. En nuestro caso, la producción de peras y manzanas del Valle está sufriendo una de sus mayores desplomes en términos de comercialización. Las cámaras frigoríficas están abarrotadas de producción ya cosechada, que por el poco valor del kilo, prefirieron no vender en su momento. Ahora con una nueva campaña en marcha volvemos a tener el problema de una excesiva oferta. No hay mercado donde colocar la cosecha, y con el mercado interno no alcanza.
Por su parte, el precio del barril de petróleo sigue cayendo. No logran ponerse de acuerdo los países de la OPEP y el resto de los productores mundiales, para interceder en la producción y con eso atenuar un poco la pérdida de valor. Río Negro está yendo hacia una economía compartida, donde la industria petrolera cada vez tiene más influencia. Por eso la renovación de los contratos con compañías del sector fue tan discutida; o por eso también cada vez hay más demanda de mano de obra para las chacras, ante la “huída” de los trabajadores a los pozos (ganan más y trabajan menos horas).
A esta altura es una obviedad decir que el Estado Nacional debería ponerse los pantalones y tomar algunas decisiones. Con la buena voluntad y aportes de la provincia indudablemente no alcanza. También es cierto que la nueva administración asumió el mandato con un montón de problemas que son heredados; este es uno de ellos. La devaluación de diciembre pasado, como mencioné, no se vio reflejada en la actividad de las economías regionales. Es por ello que el Presidente Mauricio Macri está impulsando medidas regionales. Lo hizo con la caña de azúcar y el aumento del corte de bioetanol para los productores cañeros de Jujuy, Tucumán y Salta hace unos días. Más próximo en el tiempo, hizo lo propio con la eliminación de las retenciones a las exportaciones mineras beneficiando principalmente a San Juan, La Rioja y Catamarca.
Le quedan muchísimas economías del interior del país, porque aquí sí se ve como Argentina es un país federal. La producción vitivinícola en la zona de Cuyo, la producción ovina en la región sur de la Patagonia o nuestra producción frutihortícola en la zona valletana, son algunos de los casos a donde deberíamos esperar medidas puntuales para paliar parte de este perverso escenario.
Será clave también interpretar los roles de los representantes rionegrinos en el Congreso de la Nación. Lo que el Senador Miguel A. Pichetto fue durante el kirchnerismo, ahora lo es Sergio Wisky para Cambiemos. Este quiere convertirse en el comunicador de los grandes anuncios en la provincia, gracias a sus gestiones en Buenos Aires. Además con esto fortalecería la estructura del PRO (Cambiemos) en la provincia. Pero el Jefe del Bloque en la Cámara Alta tiene un rol que va más allá. Sus movimientos podrían darle un mayor grado de gobernabilidad a la gestión recién asumida. Por ende, los dos se vuelven determinantes para el futuro de Río Negro.
