sábado 20 de abril de 2024

EE.UU. e Irán rediseñan Medio Oriente

Todos los actores del Medio Oriente se preparan para los cambios que sobrevendrán a partir de lo que Washington y Teherán han acordado sobre el futuro de cada uno de ellos.

domingo 24 de mayo de 2015
EE.UU. e Irán rediseñan Medio Oriente

El 30 de junio próximo se firmará el acuerdo negociado entre Washington y Teherán, pero todos los actores del Medio Oriente y fuera de él se preguntan quién saldrá perjudicado con la aplicación de las cláusulas secretas del acuerdo entre Irán y EE.UU.
EE.UU. ha alimentado durante años el mito de que la República Islámica de Irán quería dotarse del arma nuclear, derrocar todos los regímenes árabes y exterminar la población israelí. Pero en marzo de 2013, el presidente Barack Obama y el guía de la Revolución iraní Ali Khamenei nombraron emisarios para emprender conversaciones secretas en Omán. Al cabo de 2 años de negociaciones bilaterales, ambos países se pusieron de acuerdo para desbloquear las conversaciones multilaterales del llamado “Grupo 5+1”.
El 30 de junio, los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania deberían –por fin– levantar el embargo contra Irán, y Estados Unidos restituiría inmediatamente un 25% de los fondos iraníes bloqueados, o sea 50.000 millones de dólares. Ese mismo día, Washington y Teherán se repartirían el Medio Oriente ampliado mediante una especie de nuevo Sykes-Picot, algo así como un Yalta regional.
Más allá de las hipótesis que formulan los analistas más próximos a uno u otro integrantes de esta nueva sociedad, lo más seguro es que todas provocarán la cólera de ambos bandos ya que la lógica de este tipo de acuerdo consiste en dar un vuelco radical a estrategias anteriores y, por consiguiente, en traicionar a algunos aliados, algo que nadie puede reconocer públicamente.
El periodista francés Thierry Meyssan, residente en Damasco, recuerda que, inicialmente, Washington había previsto repartirse el “Medio Oriente ampliado” con Rusia. Ese fue el tema central de la conferencia Ginebra 2, en junio de 2012. Pero, ante la recuperación del poderío ruso, Estados Unidos concluyó que no podía confiar el papel de gendarme regional a un Estado cuya ambición no es convertirse en subimperio sino llegar a ser un polo independiente, reflexiona Meyssan. Así que Washington se volvió hacia Irán. Por consiguiente, el objetivo estratégico de Washington con este acuerdo es devolver a Irán el papel que ya ejerció en tiempos del Shah: el papel de gendarme regional. Al aceptar ese papel, Teherán renunciaría al ideal antiimperialista del imán Khomeini. En efecto, cuando volvió a su país, Khomeini dedicó su primer discurso a exhortar el ejército a dejar de servir los intereses de los anglosajones y a ponerse al servicio de la libertad de los pueblos.
El acuerdo implica la división de la región en zonas de influencia. Al mismo tiempo, debe alcanzar los 2 objetivos estratégicos de Estados Unidos: garantizar simultáneamente la seguridad de Israel y el control de los recursos energéticos. Irán tendría, por tanto, que admitir que las monarquías del Golfo, el reino de Jordania y eventualmente el de Marruecos formen una “Fuerza Común Árabe”, bajo los auspicios de la Liga Árabe pero bajo el mando militar de Israel. Por su parte, Estados Unidos aceptaría que Irak, Siria y Líbano fuesen “estabilizados” por Irán.
Por lo pronto, Israel y los EE.UU. están sosteniendo conversaciones preliminares y no oficiales sobre un paquete de “compensación” para Jerusalén, que incluiría la entrega de armas avanzadas a cambio de la aceptación tranquila del gobierno de Netanyahu del inminente acuerdo nuclear con Irán.
El paquete podría incluir un aumento de la cantidad de aviones de combate F-35 que los EE.UU. establecieron para abastecer a Israel y baterías adicionales para los sistemas de defensa antimisiles de Israel, según informes, tanto en Haaretz como Yediot Ahronoth esta semana.
Un funcionario de la administración Obama de alto rango dijo a Yediot que “la Casa Blanca está dispuesta a pagar un alto precio para conseguir un poco de tranquilidad de los israelíes en este punto. Nos sorprende que la demanda no se ha hecho”.
Pero el periódico también citó a una fuente israelí no identificada transmitiendo una postura más ambivalente acerca de las conversaciones reportadas.
Según los informes, tanto en Haaretz y Yediot, las conversaciones entre Estados Unidos e Israel giran en torno de la mejora de un acuerdo previamente negociado para abastecer a Israel con 33 aviones F-35, el primer lote de los cuales se espera para el próximo año. El número total de aviones podría subir a 50, informó Haaretz.
Israel también se dice que está pidiendo más baterías Cúpula de Hierro, asistencia adicional con el sistema de misiles Arrow 3 desarrollado conjuntamente por los EE.UU. e Israel, y posiblemente, la adquisición de sistemas tecnológicos para la recogida de información.
A principios de este mes, la Cámara de Representantes del Comité de Servicios Armados de EE.UU. aprobó 474 millones dólares para los sistemas antimisiles de Israel.
Incluido en los fondos de defensa de misiles de cooperación entre Estados Unidos e Israel están 41.400.000 dólares a corto plazo para el sistema de defensa de cohetes Iron Dome, $ 165 millones para la honda de David, otro sistema de corto alcance, y los programas de defensa Arrow-3 de misiles de largo alcance, así como $ 267,6 millones en fondos de investigación y desarrollo.
El presidente estadounidense, Barack Obama, trató de tranquilizar a sus aliados de los Estados del Golfo en la cumbre de Camp David la semana pasada, que comprometerse con Irán no sería a su costa. Estos estados también estuvieron presuntamente negociando sus propios “paquetes de compensación” que implican equipos avanzados y armamento de los EE.UU. para contrarrestar la presunta amenaza iraní.
Por su parte, el Sunday Times informa que Arabia Saudita ha tomado la “decisión estratégica” de comprar armas nucleares a Pakistán como respuesta a las negociaciones en curso sobre el programa nuclear de Irán, según declaró un ex funcionario del Pentágono al dominical londinense.
“Hubo un acuerdo hace mucho tiempo entre los paquistaníes y la Casa de Saud y ahora se ha tomado la decisión estratégica de seguir adelante”, afirmó el funcionario. También señaló que aunque no cree que “ningún armamento real haya sido trasladado aún”, está claro que “los saudíes van a hacer lo que dicen”.
Por otra parte, el funcionario afirmó que “cientos” de empleados de la CIA están tratando de determinar si Pakistán ya ha suministrado algún tipo de tecnología nuclear a Arabia Saudita, según The Sunday Times.
Los analistas temen que si Irán y Arabia Saudita empiezan a desarrollar programas nucleares, otros países de la región como Turquía y Egipto seguirán su ejemplo, lo que volvería a esa zona aún más inestable.
Rusia, que es la única potencia capaz de hacer fracasar el acuerdo, no lo va a impedir porque ha preferido replegarse hacia el espacio ex soviético. Mientras tanto, China verá con dolor como su aliado iraní se le escapa entre las manos mientras que Estados Unidos sigue desarrollando su dispositivo militar en Extremo Oriente.
Meyssan señala que es posible anticipar las eventuales consecuencias de esas hipótesis, entre ellas:
–la caída del gobierno de Netanyahu y su reemplazo por una coalición que cumpla –con 18 años de retraso– los acuerdos de Oslo;
–el reconocimiento mundial del Estado palestino y, al mismo tiempo, por parte de Fatah y Hamas, el abandono del derecho inalienable del pueblo palestino al regreso a su tierra, concesión que se haría a cambio de una discreta compensación financiera;
–la salida de Hassan Nasrallah y de Saad Hariri de la vida política;
–la paz en Siria, pero sin la posibilidad de explotar el gas para financiar su reconstrucción.
Este cese del fuego dejará a Washington y Teherán las manos libres para actuar a su antojo dentro de sus respectivas zonas de influencia, aunque dando por sentado que Irán no será considerado par sino vasallo de Estados Unidos. Irán tendría así la posibilidad de imponer sus hombres en los gobiernos de Irak, Siria y Líbano. Por su parte, Washington tratará de derrocar una tras otra cada una de las monarquías del Golfo, exceptuando la de Qatar, y de reemplazarlas por la Hermandad Musulmana.

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