sábado 20 de abril de 2024

"Yo pensé que Juan sobrevivía"

Miguel D'Agostino compartió con Juan Marcos Herman casi un mes de cautiverio en el centro de detención El Atlético, en 1977. Su declaración fue clave para la reciente detención del represor que participó del secuestro y traslado del joven barilochense. En diálogo con ANB explicó que Juan "no tenía ninguna certeza de porqué lo habían secuestrado", a pesar de su militancia universitaria. Y confió: "Me hablaba de su familia, de su casa, y fantaseábamos con los dulces de la chacra familiar". A 38 años del golpe, un testimonio desgarrador sobre la noche más negra de la historia argentina.

domingo 23 de marzo de 2014
"Yo pensé que Juan sobrevivía"
Juan Marcos Herman
Juan Marcos Herman

Habían pasado unas dos semanas de detención, torturas y amenazas cuando Miguel D'Agostino recibió, en la pequeña celda 21 que ocupaba, a un segundo secuestrado: Juan Marcos Herman llegó al "tubo" del centro clandestino de detención de la dictadura, entre la madrugada del 17 y el 18 de julio.

Miguel no puede confirmar la fecha exacta. Sin ver la luz del sol, en una celda de 1,80 por 1,30 metros del centro de detención Club Atlético, vendado, y en varias oportunidades torturado hasta el desmayo, el comienzo y el final del día se borroneaban.

Durante un mes, Miguel y Juan desafiaron la obligación del silencio y de no contactar con otros detenidos, y se contaron sus historias personales, sus sueños más cotidianos, sus dolores y miedos personales. Evitaron confiarse cualquier dato político o sobre la militancia que hubiese puesto en riesgo la seguridad: era información que, bajo la tortura, podía comprometer al compañero de celda. Juan militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Miguel en la juventud del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Juan tenía 22 años; Miguel 18.

"Al principio de la llegada de Juan teníamos mucha precaución. Teníamos que verificar con quién hablábamos. A veces un represor se metía en un 'tubo' de al lado, como si fuera un compañero, pidiendo ayuda. Uno solidariamente hablaba... a los 15 minutos entraban a pegarnos hasta el desmayo", detalló Miguel en diálogo con ANB.

"Esos primeros momentos (de la vinculación entre ambos), eran poco claros. Nos pasábamos direcciones, teléfonos, conformaciones de cada familia, para contactar cuando saliéramos. Para hablar de la militancia no era tanta la confianza, ni queríamos saber mucho del otro", explicó.

Y confió: "Juan me hablaba de su casa de la calle Frey, de (su hermana) Débora, de (su hermano) Horacio, de su padre médico, de (su madre) Matilde. Hablábamos de la comida -se sufría mucho, era muy escasa, o nula-; hasta fantaseábamos mucho con los dulces de la chacra" familiar de los Herman.

"Lo llegué a ver. Nos manteníamos vendados inclusive en la celda. Si nos veían sin el tabique en los ojos, nos llevaban a la tortura. Pero era la única persona con la que podía hablar, buscábamos la forma, el tiempo. Hablamos, y lo llegué a ver".

Durante esas charlas, Juan narró a Miguel el viaje en avión desde Bariloche, luego del secuestro, pero no sabía dónde estaba. "Yo le dije que estaba en Buenos Aires", explicó D'Agostino.

Consternado, reconoció: "Yo pensé que Juan sobrevivía y no yo. Lo digo por lo que Juan me demostraba de su perfil. No lo habían interrogado, no había padecido interrogatorios intensos, no lo habían obligado a la identificación de personas. El trato (de los represores) con Juan era violento, lo era para todos, pero él no tenía ninguna certeza o indicio de porqué lo habían secuestrado y traído a Buenos Aires. Yo sí. En mi caso, tenía suficiente información para estar destinado a la muerte".

Sin embargo, Miguel sobrevivió y Juan aún permanece desaparecido. Unos 90 días después de su secuestro, D'Agostino fue liberado en plena calle, a pocas cuadras del Hospital Borda.

Cada 9 de julio, entre 1977 y 1980, Miguel se sentó en un bar de la zona del Congreso a esperar a Juan. Habían acordado un lugar, un día y un horario para reencontrarse, en caso que sobrevivieran. "Creíamos en la posibilidad concreta de sobrevivir. Que nos pasaron a un encierro a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional). Cuando se sucedían los traslados -que luego sabríamos que eran los vuelos de la muerte, el exterminio-, durante todo el día había reacomodamientos de presos en los 'tubos'. Iban acomodando. A los que no trasladaban los reasignaban a otras celdas. Ese día de mediados de agosto trato de ver o saber si a Juan le había pasado algo parecido, que lo habían llevado a otra celda... al otro día que nos damos cuenta que se ejecutó el traslado. Ese día se llevaron entre 30 y 50 personas, entre ellos a Juan".

La causa

La reciente detención del ex militar y represor Adolfo Giménez, en el marco de la causa que lleva adelante el Juzgado Federal de Neuquén es un "avance importante" en la investigación, consideró D'Agostino.

Esta nueva causa -la primera fue archivada, luego del dictado de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida-, progresa gracias al impulso de la fiscalía a partir de documentos y testimonios colaterales de otras causas por violaciones a derechos humanos que se procesan en Neuquén. En 2011, Miguel y Horacio Herman (hermano de Juan Marcos) brindaron su testimonio.

Un antecedente clave fue el juicio -con sentencias condenatorias a los represores- que concluyó en diciembre de 2010, en relación al funcionamiento del circuito represivo de los centros clandestinos de represión Atlético, Banco, Olimpo.

El secuestro y traslado de Juan fue concretado en un operativo del Destacamento de Inteligencia 182, dependiente de la Zona V del 5to. Cuerpo de Ejército, de la ciudad de Neuquén.

Según recuerda el sitio especializado Infojus Noticias, el informe de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP), detalló que por el Atlético pasaron alrededor de 1500 detenidos, aunque estimaciones más recientes de los organismos de derechos humanos calculan que alrededor de 1800 fueron torturadas en esa cárcel clandestina. En el Centro, que funcionó entre el 12 de febrero y el 28 de diciembre de 1977, había 41 celdas y varias salas de torturas.

Allí estuvo detenido Juan durante aproximadamente un mes. Casi 37 años después, parece estar más cerca la verdad sobre el operativo de su secuestro y traslado a Buenos Aires. (ANB)

* Crédito foto: D'Agostino, a poco de salir del centro de detención, del documental "Juan, como si nada hubiera sucedido" del director Carlos Echeverría, facilitada por D'Agostino.

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