jueves 18 de abril de 2024

Presentación

"Chingolo" Casalla develó detalles de su relación con Martín Fierro

Mientras el paisaje que asomaba desde los ventanales del salón Tronador competía por atención, el dibujante Carlos Chingolo Casalla expuso sobre sus conversaciones con Martín Fierro. Conocedor de la temática campera por haber "aprendido muchas cosas de los paisanos con los que compartí mis primeros años, esas que no se olvidan jamás", Casalla ilustró tres ediciones de la obra de José Hernández.

domingo 24 de octubre de 2010
"Chingolo" Casalla develó detalles de su relación con Martín Fierro
(foto Eliana Moscovich)
(foto Eliana Moscovich)

Inició el contacto con los asistentes destacando el día especial "por lo que nos rodea, por el clima. Es un día para decir: gracias por estar vivos". Luego informó que la obra de lujo –algunos de cuyos ejemplares permanecieron a la vista del público que tuvo oportunidad de admirarla- fue realizada por Editorial Nuevo Mundo.

Entonces sí se dispuso a hablar sobre el personaje, "un gaucho demasiado castigado que formó parte de un período siniestro de nuestra historia cuando la gente era llevada a la frontera. Es una historia dramática, brutal, a la que en algún momento (Jorge Luis) Borges definió como una novela grandiosa, salvando los poemas". Uno de los méritos de Hernández, a juicio de Casalla, fue "escribir con el idioma del paisanaje. Este hombre se atrevió a escribir así en una época en la que otros autores hacían referencia al tema gauchesco pero con un lenguaje adaptado al porteño".

A pesar del multifacético desempeño de José Hernández durante su vida, "nadie lo conoce como personaje importante argentino, sólo como poeta. Fue juez de paz, editor, oficial del ejército, profesor, ministro" y autor de proyectos que hubieran representado un progreso para el país de haberse llevado a cabo. Por ejemplo, "luchó por una mejor distribución de la inmigración tendiendo a brindar posibilidades según las necesidades de mano de obra de cada región. Como diputado abogó por la disolución de los continentes fronterizos".

Para idear los dibujos –para cada una de las tres publicaciones los diseños son originales- "leí el texto y otros que hablan de la época, estudié las ropas que varían según los ambientes en los que tiene lugar la acción. No me olvidé que Martín Fierro era un paisano olvidado y triste y el que escribió su vida era un estanciero.

"Al preguntarle al personaje si él era consciente de este hecho, me respondió que no lo sabía. Y es lógico suponer que lo ignorara. En el libro Hernández no nombra la bandera ni al país. No había forma de que esta gente creyera que existía un país que podía avanzar. Ellos destinaban toda su vida y esfuerzos a sobrevivir. Hay que tomar el tema con delicadeza", apuntó Casalla.

En el marco de ese imaginario diálogo con el protagonista del libro, "Chingolo" dijo haberlo felicitado por la actitud que tomó con su mujer. La perdonó ante el abandono. "El reconoce que hizo bien en ir a vivir con otro hombre habiendo quedado sola con dos hijos. Lo felicité por eso porque ella debió hacer lo necesario para sobrevivir, igual que él".

Creo que "es un poema exorbitante por todo lo que dice aunque es imprescindible entender y ubicarse en le época. Tanto los indios como los otros lucharon por los suyo. El único defecto es que no se aprovechó a esa gente que conocía la región".

Considerándose un especialista en pintura costumbrista, "dando un tratamiento a la cosa casi periodísticamente y con alguna habilidad para dibujar la figura humana y algunos animales. No todos, porque me cuesta dibujar una gallina, me sale como una bicicleta sin ruedas…", confesó ante las risas del auditorio, dio sus primeros pasos en la escuela de arte hace más de setenta años.

Luego llegaron algunas preguntas de los asistentes y referencias de Casalla a personajes importantes de la historia como Luis Piedrabuena –cuya vida el creador de El Cabo Savino recreó en una publicación- y Lucio V. Mansilla. Uno de los asistentes dijo haber sentido indignación ante la falta de respeto manifestada y permitida aquí. Hacía referencia a las pintadas que hace algún tiempo viene sufriendo el monumento al general Julio Argentino Roca en la plaza Expedicionarios al Desierto. "Eso proviene de una fracción que no es de acá, son araucanos. No saben que Roca amó al país. Hay que tirar la bronca a alguno y lo hacen con él", dijo.

Como señaló el querido y querible Chingolo, "ha sido un día de lujo. Todo un agasajo y todavía nos espera la música. Más no podemos pedir. Estoy muy agradecido". El aplauso no se hizo esperar y parecía responder: el gusto, Chingolo, ha sido todo nuestro.

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